Capítulo número uno

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Mientras me llegaba la inspiración para poder seguir con otra mis historias, decidí subir que pasó antes de mi one-shot "El hijo", así que espero que lo disfruten. No serán muchos capítulos, pero le he puesto mucho empeño, así que espero que lo disfruten.

Avisos:

Harry Slyhterin, el fic sigue la misma línea de mi otro fic: "El hijo".

Capítulo 1

Harry Potter de 11 años se siente deprimido, sus tíos lo ignoran y maltratan tanto física como psicológicamente. Desea desaparecer, haber muerto con sus padres, pero el comprende que las cosas jamás se le darán fácil. La vida en cada segundo se empeña en colocarle una prueba mucho más difícil que la anterior. Todas las mañanas mira, por la ventana de la cocina, el cielo y se pregunta si algún día cambiarán los tiempos donde todo es una rutina monótona, donde es ignorado por quienes más debieran darle amor en el mundo. O quizás, cambien sus sentimientos de niño frágil y logre soportar los desaires que ellos le dan.

Eso es lo que le da ánimos cada día.

Los deseos más profundos del niño, inesperadamente, son escuchados. Un hombre más alto de lo común y con un rostro muy peludo, que responde al nombre de Rubeus Hagrid, llega en su salvación y logra darle una explicación a las cartas que han llegado constantemente a su nombre y que, al mismo tiempo han obligado a sus tíos mudarse continuamente. Es un mago y eso le da un cambio de ciento ochenta grados a su vida. Harry algo ya sospechaba y ahora puede darle sentido a los hechos tan extraños que sucedían a su alrededor. No es un niño cualquiera. Hagrid se preocupa por él y te obsequia el primer pastel de cumpleaños que es solamente suyo (o eso al menos el niño de ojos verdes puede recordar). Él hombre le sonríe y se convierte, al mismo tiempo, en la única persona en la que el niño logra confiar, incluso con el pasar de los años. Porque no puede fiar, porque pareciera, que a pesar de tu edad, no tienes sentimientos. O mejor dicho, no quiere tenerlos, no quiere volver a sufrir más.

Potter se entera de la verdad; sus padres fueron encontrados muertos en circunstancias muy extrañas y a partir de ello, se promete a sí mismo que apenas cumpla la mayoría de edad, buscará las respuestas a todo. El hombre gigantesco no es muy descriptivo en su relato, seguro que con apenas 11 años, no cree que el niño sea capaz de soportar la realidad de las cosas, pero él no sabe lo que el joven a vivido a su corta edad. James y Lily Potter, sus progenitores, le han dejado oro y se permite comprar cosas decentes para la escuela. No derrocha, no está acostumbrado a ello. Él piensa ojalá aquella escuela me permitiera quedarme durante el verano; no desea volver donde sus tíos. Prefiere huir de casa a pasar otro mes allí. Los ojos se le oscurecen, no tienen brillo. Tristemente, debe regresar este último mes con ellos, aunque extrañamente ellos lo ignoran, lo alimentan y no existen golpes de por medio.

El primero de septiembre, con la ayuda de una bruja, Harry logra atravesar la barrera. Y cuando se encuentra frente al tren que lo llevará a Hogwarts, queda maravillado ante algo tan esplendoroso. Como puede, logra acomodar el baúl y su nueva lechuza, a quien ha llamado Hedwig. Es su primera amiga, además de Hagrid, quien también se la ha obsequiado. Mira por la ventana del compartimiento como las familias de magos hacen aparición y sonríes al notar como se diferencian las vestimentas de ellos con la de los muggles. Cree que el viaje será sin la compañía de nadie, pero de repente se abre la puerta y se encuentra con un niño de cara redonda y una niña con el pelo muy enmarañado. Neville Longbottom y Hermione Granger, se llaman. Charla con ambos, pero no se siente interesado. El monólogo de la niña acerca de Hogwarts y sus cuatro casas se ve interrumpido por la pérdida de la rana del otro niño. Agradece al destino, le gusta conocer cosas nuevas, pero leyendo, no escuchando la voz tan chillona de una niña, no obstante, compartes la emoción de ella por aprender magia. Más allá de la desaparición/búsqueda de la rana, no se destaca nada más del viaje en tren, o quizás, los dulces del mundo de los magos, que lo dejan maravillado... y, sin querer, se vuelve adicto a ellos.

Oro y plataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora