Clarisse Loughty siempre fue de pocas palabras, pero eso cambio abruptamente al poco tiempo de conocer a aquel guapo e intimidante chico, que de un día para otro comenzó a seguirla como un cachorro: Paul Lahote.
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Las persecuciones siempre fueron lo más entretenido de ser un metamorfo para Paul, y el resto de la manada en general en realidad. Pero esta vez, todos estaban tensos.
Victoria, la vampiro que habían estado persiguiendo desde hacia tiempo, no contenta con haber estado matando a su gente para alimentarse, había atacado a una impronta, a Clarisse.
El lunes durante el almuerzo, Kim prácticamente se había abalanzado sobre la manada, alegando que ellos habían prometido que protegerían a Clarisse, pero que le habían fallado, lo cual era verdad.
Sam le había prometido a todos, en especial a Paul, que se aseguraría que nada le pasara a Clarisse, esto con tal de asegurarse de que Paul mantendría la distancia con ella. Pero en cuanto Kim les había dicho que Victoria había atacado a Clarisse... Oh, ardió Troya.
Ese momento había sido un caos, Jared, Paul y Embry, que habían sido los primeros en enterarse, corrieron de una punta a otra del instituto en busca de Jacob, para luego, ir en dirección a la reserva.
Sam había retirado su orden de que se mantuviera alejado de Clarisse, pero, esta vez como amigo y no como alfa, le había pedido encarecidamente que tuviera cuidado.
Ahora, en aquel inmenso bosque, se encontraban persiguiendo a aquella condenada pelirroja que tantos dolores de cabeza les había traído.
Sam y Paul iban a la cabeza, mientras Embry, Jared y Jacob los seguían cómo podían, pues aunque no eran lentos, la adrenalina hacía de las suyas para Paul, y Sam, cuidando que no hiciera ninguna estupidez, no le quedaba más remedio que forzarse a seguirle el paso.
La manada se separó, llevando en marcha un plan de último minuto propuesto por Embry. Jacob, Jared y Embry iban a adelantarse y tratar de redireccionar a Victoria, mientras Sam y Paul la esperarían del lado contrario, listos para despedazarla, en pocas palabras, buscaban acorralarla.
Tal como lo planearon, tres de ellos se adelantaron, sacudieron árboles tratando de hacerla caer, pues ella solo saltaba de árbol en árbol, y aunque no lo lograron, habían conseguido ahuyentarla. Pero en cuanto tocó tierra, fue momento de que Sam y Paul entraran en acción.
Ambos lobos saltaron sobre la vampiro, que para su desgracia, los esquivó ágilmente. Dando mordiscos al aire, que originalmente iban dirigidos a Victoria, Paul la persiguió sin dudar.
«—¡Este no era el plan!» gritó Embry al verlo correr en solitario tras la pelirroja.
«—¡A la mierda el plan!» le gritó de vuelta Paul, acelerando el paso.
El resto gruñó y, de mala gana, lo siguieron.
Pero todo había sido en vano, aunque habían conseguido ahuyentarla hasta la frontera canadiense, no la habían atrapado, y hasta no atraparla, ninguno estaría en paz, no después de todo lo que había hecho.
