Olivia
Sigo corriendo. Mis pulmones arden, mis piernas duelen, y la sangre que no deja de brotar de mi brazo me hace cada vez más débil. Intento enfocar mi mirada en algo. Todo a mi alrededor da vueltas y la oscuridad de la noche no ayuda. Miro hacia atrás, perdiendo el equilibrio. Termino apoyada en un árbol, jadeando por el esfuerzo que está teniendo que hacer cada parte de mi cuerpo al intentar escapar.
Llevo una mano a mi boca al escuchar la explocion de otro disparo. Un gemido ahogado por mi mano retumba en todo el bosque.
-¡Sé que estás cerca! - una voz grave y rasposa hace eco por todos lados, confundiéndome, sin saber de dónde viene. - ¡No vas a durar mucho! - giro mi cuerpo con brusquedad al escuchar una rama no muy lejos partirse. Doy vueltas en el lugar, todavía sosteniéndome contra el árbol, Intentando pensar en una manera de escaparme. - La plata va a matarte en muy pocos minutos. - sus gritos pasan a ser apenas un susurro, que logro escuchar esforzándome de sobremanera.
Suelto un gemido al sentir como la plata cala más profundo en mi sistema, infectando todo a su paso, acabando poco a poco con mi vida.
Con la poca energía que me queda empiezo a correr otra vez, sin importarme mucho que me vean.
Un escalofrío me recorre al sentir que pasé un límite en el bosque. Percibo una oleada de aromas que hasta hace unos segundos eran imperceptibles. Ralentizo mis pasos.
-Estamos en el territorio de la manada. - la voz de Irina llena mi cabeza. - Liv, necesitamos llegar hasta la ciudad. No nos queda mucho tiempo.
-Ya lo sé. - susurro. Me detengo otra vez contra un árbol.
-Entró en el territorio de la manada. - dice una voz distinta a la anterior. La pisada de todos los cazadores se detienen al estar a pocos pasos de mí, justo por fuera del límite que acabo de traspasar.
-Son apenas unos pocos metros. - la misma voz que me amenazó hace unos segundos vuelve a sonar. - Nadie va a enterarse una vez que la matemos. - suena sádico.
- De verdad tiene muchas ganas de matarnos. - sigo escuchando desde mi escondite.
-No. - uno de los cazadores se impone por sobre el resto. - Es territorio de Noah.
-¿Y? - el tipo sádico vuelve a levantar la voz. - Son todos la misma porquería. Voy a ser muy rápido ni se van a enterar de que puse un pie en el territorio. - escucho una rama crujir bajo la pisada de uno de ellos.
-Dije que no. - vuelve a hablar el que parece el líder. - Yo cumplo con mi palabra. Si no planeas seguir mis órdenes podes seguir solo, no pienso hacerme responsable de tus actos. - hace una pausa. - Si pones un pie en ese territorio, sos hombre muerto. - escucho el eco de un bufido. - Y no te recomiendo morir por las garras de un hombre lobo, es bastante doloroso.
Suelto un suspiro cuando las pisadas y el aroma de los cazadores se empiezan a disipar. Me dejo caer contra el árbol que tengo a mi espalda. Relajarme un poco hace que el dolor se agudice.
Empiezo a caminar, tratando de distraerme del dolor, los nuevos aromas que percibí hace un momento, empiezan a desaparecer. Mis brazos empiezan a adormecerse, igual que mis piernas. Una lágrima resbala por mi rostro al entender lo que está pasando.
Voy a morirme.
Mi cuerpo se está apagando.
-¡No des un paso más! - freno de golpe al escuchar ese grito. - ¿Quién sos? - un grupo de no más de diez personas aparece entre los árboles, acercándose hasta donde estoy parada. - Estás herida. - murmura. - ¿Quién sos? - vuelve a preguntar. Veo que frunce un poco su nariz, olfateando. - ¿Liv? - aprieto la mandíbula al sentir el ardor extenderse por todo mi cuerpo.
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Hunting
Loup-garouUn segundo puede definir la vida de muchas personas. Olivia Martin. Amada hija, hermana y amiga. Adorada por muchos. Pero parece que también odiada por otros. Lo suficiente para vivir la peor de las torturas que alguien puede sufrir: el olvido. Na...