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La fiesta de Erick estaba en pleno apogeo cuando Felix llegó. La música retumbaba en todo el lugar y las luces parpadeaban al ritmo de la música. Felix se adentró en la casa, buscando a su amigo Erick entre la multitud. Finalmente, lo encontró en la sala de estar, charlando animadamente con algunos amigos.

Erick notó la llegada de Felix y le dio un abrazo cordial. "¡Felix, amigo mío! ¡Qué bueno verte por aquí!", exclamó Erick, sonriendo ampliamente.

Felix intentó sonreír, pero su mente seguía atormentada por las preguntas y los sentimientos que lo habían abrumado antes. Intentó disimular su confusión y comenzó a conversar con Erick y sus amigos, tratando de relajarse.

La fiesta continuó durante horas, con la música y la diversión en su punto máximo. Felix empezó a sentirse más relajado a medida que la noche avanzaba. Comenzó a disfrutar de la compañía de sus amigos y se unió a la pista de baile, liberando tensiones y preocupaciones.

Sin embargo, en algún momento de la noche, mientras Felix seguía bailando, notó que el chico atractivo que había visto antes en el día también estaba en la fiesta. Esto lo tomó por sorpresa, y sintió que su corazón comenzaba a latir más rápido nuevamente.

Felix decidió acercarse al chico y entablar una conversación. Quería resolver el misterio de por qué le recordaba tanto a alguien y por qué le generaba tantos sentimientos encontrados. Pero antes de que pudiera acercarse, el chico se alejó y se perdió en la multitud.

Felix se sintió frustrado consigo mismo por no haber actuado más rápido. Siguió buscando al chico en la fiesta, pero no pudo encontrarlo. La noche avanzó y, a medida que la fiesta llegaba a su fin, Felix se dio cuenta de que tenía más preguntas que respuestas.

Finalmente, la fiesta terminó, y Felix se despidió de Erick y sus amigos. Caminó de regreso a casa en la oscuridad de la noche, con su mente llena de pensamientos sobre el misterioso chico y sus propios sentimientos confusos. Sabía que tenía mucho por descubrir y resolver en los días que vendrían.

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