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Con el tiempo, Felix continuó su búsqueda de respuestas. Decidió dejar darse falsas esperanzas de saber más sobre el chico misterioso y enfocarse en vivir el presente.

Felix se esforzó por seguir saludable para poder encontrar a su viejo mejor amigo de la infancia. El recordaba los momentos felices que había tenido y compartido sus recuerdos con él. Felix se sintió frustrado por no saber nada.

Un día, mientras Felix y su compañero de clase con quien convivia de ves en cuando estaban conversando sobre la escuela, mencionaron casualmente el nombre del chico misterioso que Felix había conocido en la fiesta. Felix se sorprendió al escuchar el nombre: "Minho". Era el mismo nombre que tenía su amigo de la infancia.

Inmediatamente, Felix sintió que una pieza del rompecabezas comenzaba a encajar. La confusión aparecio que lo había atormentado durante tanto tiempo comenzó de nuevo. Había una conexión, una razón por la que Minho le resultaba tan familiar y atractivo. No era una coincidencia que ambos compartieran el mismo nombre y el mismo apellido.

Después de conversar con su compañero, Felix comprendió que quería seguir con su búsqueda del el chico misterioso y su único amigo, Minho había cambiado mucho al pasar de los años y se había convertido en alguien que Felix no reconoció.

Felix decidió buscar a Minho y hablar con él para resolver las preguntas que habían compartido en su infancia. Este descubrimiento le dio una nueva perspectiva sobre su vida, y estaba decidido a abrazar esta oportunidad para un nuevo comienzo.

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