La historia sin fin

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Habían llegado a Salta.
La tierra más linda cuna de cantantes de samba, la empanada y el locro.
Por suerte pudieron cargar combustible y Nicki con Khea se encargaron de conseguir comida.

Simple a pesar que no tenían un peso, Paulo tenía un poder que tiago no conocía pero hacia que cualquier humano hiciera lo que el quisiera, con eso Nicki y Khea encontraron un supermercado y salieron con varias bolsas.

Estaban en un parador antes de entrar a los valles, dónde había una cuna de quebradas y montañas.
Tiago hablaba con su papá que se había despertado en cuanto posaron salta, pero no podía moverse mucho.

Mientras Lit lo miraba a la distancia, se había acomodado contra un árbol y suspiro cerrando los ojos.

— Últimamente te siento más débil, pasa algo?

El de ojos verdes miro a Paulo y suspiro — Te preocupas por mi? Acaso estás sintiendo?

— Vamos Lit todos estamos sintiendo desde hace mucho... Supongo que eso logro esa familia — mira el chico rubio hacia Tiago y su papá. — Tu estado de ánimo es por él?

— No, solo no importa... Solo quiero llegar rápido a ese lugar que nos van a llevar.

— Lit... Se avecina algo muy peligroso... No puedo decir con exactitud que... Porque cambiaría el transcurso de lo que debe pasar, pero el te va a necesitar...

Lit se preocupa y mira hacia Tiago, dandose cuenta que el chico también lo estaba viendo y rápidamente desvío su mirada. Siente cosas por el chico de eso estaba seguro pero le dolía que el no, supongo que hay más cosas que solo un beso para que alguien guste de otra persona. Pero el corazón de lit era tan inocente y sin maldad que rápidamente pudo contemplar aquel sentimiento llamado amor, por el rayo que mando el sol.

Todos subieron e iban comiendo mientras entraban a la zona de las quebradas, Tiago estaba facsinado con los paisajes y las estrellas nunca habían visto lugares tan lindos.

— Lincha si querés paremos así descansamos...

— Cuti pero es casi de noche...

— Tranqui dale que no quiero que choquemos... Mira esas curvas son muy pronunciadas, fácilmente podríamos tener un accidente.

— Bueno Cris... Ya paro, decile a los demás.

Tiago los oía y sonreía porque ellos parecían una pareja.
Cuando se detuvieron a un costado, bajaron y Tiago pidió hacer una fogata ya que bajaría la temperatura en esas zonas. Era como el decierto, calor de día, frío de noche.

— Ya oyeron a luz traigan palos y ramas... Yo haré el fuego — sonríe Duki sacando de su mano una llama de fuego.

Rápidamente emilia y María pudieron a calentar algunas latas de sopa y le llevaron a Cristian y Lincha, ambos revisaban la camioneta.

Tiago se dió cuenta que ellos saben cuál es su deber, simplemente llevarlo a dónde deben y luego le tocaría a él, lo más difícil.

— Pero que clase de poder tengo?... cómo puedo ayudarlos? — susurra mirándose las manos. Y suspira tenía miedo de que cuando llegaste el momento el no podría ayudarlos.

Se dió cuenta que todos se habían sentado alrededor del fuego con unos palos y otros en piedra, vio hacia la camioneta y su papá tomaba de la sopa mientras María le daba como a un bebé.

— No entiendo cómo ustedes no tienen frío — comenta Lincha un poco friolento. A pesar de que estaba el aire muy quieto, las estrellas seguían en remeras.

— No somos de esta tierra, no sentimos el calor o el frío igual que los humanos — comenta Rusher comiendo de una papas.

— Recuerden que somos estrellas y tenemos una energía muy fría adentro — sonríe Paulo.

9 Estrellas- Litiago Y TrapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora