"No, mamá, eso no es lo que dije".
Chaeyoung apretó la mandíbula y contuvo un suspiro cuando sus palabras no fueron escuchadas. Cambió rápidamente el teléfono de hombro y se concentró en abrir la puerta del microondas de la sala de descanso. El rico olor a especias y chiles dulces invadió su nariz, llenándole el pecho de un calor reconfortante en su descanso de mediodía.
¿Era medio cretina por calentar algo tan oloroso en el trabajo? Sí. Pero teniendo en cuenta el tipo de día que había tenido y todo lo que ocurría en la oficina en cada momento, decidió que su almuerzo perfectamente normal, aunque con un ligero olor penetrante, era más que aceptable.
Los demás tendrían que aceptarlo.
Escuchando a medias las palabras que se colaban por el altavoz pegado a su oreja, Chaeyoung removía inconscientemente su comida sin retener una sola palabra mientras esperaba su turno para volver a hablar.
Dejó que sus pensamientos vagaran hacia esta mañana, lamiéndose distraídamente los labios y saboreando el recuerdo del dulce glaseado azucarado con solo una pizca de chocolate amargo.
Una burbuja de ansiedad ya conocida surgió en su pecho, una especie de inquietud mezclada con una hormigueante sensación de deseo. Era durante esos tranquilos momentos de reflexión que siempre dejaban a Chaeyoung sintiéndose más débil, esos prolongados segundos de soledad lejos de las miradas indiscretas de sus compañeros de trabajo, cuando por su cabeza volvían a aparecer precipitadamente pensamientos reprimidos.
Había algo en la nueva abogada que no le gustaba. Un algo indefinible que hace que a Chaeyoung se le pongan los pelos de punta.
Era demasiado encantadora. Demasiado segura de sí misma, y Chaeyoung había visto bastantes egos y autoestimas injustificadamente elevados como para notar la diferencia. Jennie nunca, ni una sola vez, pareció vacilar en sus movimientos. Ni una palabra, ni un solo paso que no fuera perfecto a los ojos de sus compañeros.
Al menos eso es lo que Chaeyoung se había visto obligado a anotar en la evaluación trimestral de Jennie aquel día, cerrando el archivador con más violencia de la necesaria después de leerla.
Pero también era en esos pequeños momentos de tranquilidad cuando la mente de Chaeyoung vagaba hacia algunos de sus rincones más peligrosos. Pensamientos a los que se oponía con todas sus fuerzas.
¿Y qué si Jennie siempre olía a algún tipo de incienso de especias? O el hecho de que, cuando se concentraba, sus labios formaban una especie de puchero.
¿Y qué si la piel de Jennie siempre tenía un ligero brillo, del tipo que la hacía parecer joven y radiante, pero atemporal a la vez? ¿A quién le importaba si las faldas ajustadas que llevaba abrazaban la curva de sus caderas de tal forma que Chaeyoung se replanteara cada prenda de su armario? O si los trajes le quedaban igual de bien a su esbelta figura...
Nada de eso importaba.
Jennie no era de fiar.
Aspirando hondo, Chaeyoung parpadeó para salir de la vaguedad de su mente cuando la voz en su oído se hizo más fuerte.
"¡Chaeyoung!".
"¡Sí! Sí, estoy aquí, mamá. Cálmate".
"¿Me estás escuchando?".
"Por supuesto, sí", mintió sin problemas.
"Esto es exactamente lo que dije que pasaría. Nunca escuchas. Si tienes problemas-".
"¿Qué? No tengo problemas", se apresuró a corregir con el menor enfado posible, con el estómago hecho un nudo al darse cuenta adónde se dirigían sus pensamientos. "Eso no es lo que dije. Solo he dicho que ahora las cosas están raras en el trabajo. Estoy ocupada y acostumbrándome a la oficina nueva. Puedo soportarlo".
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𝙧𝙚𝙡𝙞𝙜𝙞𝙤𝙣'𝙨 𝙞𝙣 𝙮𝙤𝙪𝙧 𝙡𝙞𝙥𝙨( 𝙘 𝙝 𝙖 𝙚 𝙣 𝙣 𝙞 𝙚 )
De Todoゅ 𝐏𝐂𝐇 | 𝐊𝐉𝐍 ー 𝘎𝘰𝘥 𝘬𝘯𝘰𝘸𝘴 𝘐'𝘮 𝘥𝘦𝘧𝘪𝘯𝘪𝘵𝘦𝘭𝘺 𝘺𝘰𝘶𝘳𝘴 "Realmente creo que deberías besarme, Chaeyoung". Y eso fue suficiente para que Chaeyoung recuperara al menos una pizca de conciencia de la realidad. "Eso no va a pasar". "N...