𝗞𝗮𝗰𝗰𝗵𝗮𝗻'𝘀 𝗕𝗮𝗯𝘆
Katsuki se da cuenta que su novio empieza a comportarse extraño, pero no extraño de que le es infiel.. extraño de que se comporta como niño pequeño, un bebé. De por sí Izuku era un poco infantil, sensible y en muchas ocasi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Izuku llegó a su dormitorio con las piernas temblando, cerró la puerta detrás de él y dejó escapar un largo suspiro. Apenas había sobrevivido un día, será difícil seguir con esto.. dejó caer su mochila en el suelo y se tiró en la cama, enterrando el rostro en la almohada.
—¿Cómo voy a enfrentarme a ellos mañana?—Pensó, apretando los puños.
Sus profesores no eran del tipo que olvidaban las cosas fácilmente, y definitivamente no eran del tipo que ignoraban cuando uno de sus estudiantes estaba evitando algo.
A pesar de que había logrado esquivarlos, sabía que no sería capaz de mantener esa táctica mucho más tiempo. Ambos eran demasiado astutos para caer en el mismo truco dos veces, y encima estaba Katsuki.
—¡Kacchan!—Exclamó en voz alta, levantándose de golpe en la cama. Si había alguien que no lo dejaría en paz con esto, era su novio.
Seguro que ya estaba planeando alguna emboscada para obligarlo a enfrentarse a sus profesores, o peor aún, obligarlo a hablar con él primero.
Esa noche, mientras intentaba conciliar el sueño, recibió un mensaje en su teléfono.. su pareja.
Kacchannn♥︎♥︎♥︎♥︎♥︎: "No creas que te vas a librar tan fácil, bebé. Mañana vamos a hablar, quieras o no. Te estaré esperando en el almuerzo. No te escondas."
El peliverde dejó caer el teléfono sobre su pecho, sintiendo cómo el calor subía a su rostro. ¡Era inútil resistirse! Con el rubio ceniza, siempre lo era.
Al día siguiente, Izuku trató de evitar el salón lo más que pudo antes de que comenzara la clase, pero, para su horror, encontró a Katsuki esperándolo en su asiento.
El rubio estaba sentado con los brazos cruzados y una expresión seria en el rostro, claramente esperando que su novio llegara.
Este se detuvo en seco en la puerta, mirando alrededor buscando una ruta de escape, el oji-carmesí notó el movimiento y frunció el ceño.
—Puppy, más te vale no dar la vuelta ahora mismo.. porque te juro que si sales corriendo, te voy a atrapar y te cargaré hasta aquí.—dijo con un tono bajo, pero lo suficientemente amenazante como para hacer que el más bajito tragara saliva.
Con pasos vacilantes, se acercó y se sentó a su lado, sin levantar la vista. El contrario lo observó con atención antes de hablar.
—Mírame, bebé.—Ordenó suavemente.
Izuku alzó la mirada, sus ojos verdes brillaban con una mezcla de vergüenza y nerviosismo, el más alto suspiró y se inclinó hacia él.
—Escucha, no tienes que sentirte así por lo que pasó. Ya lo hablamos antes. A ti te encantan que te traten como un niño, te hace sentir seguro, ¿O no? Bien, entonces no tienes porque sentirte mal ni menor por una jodida estupidez como un pequeño desliz.—Dijo Katsuki con su típico tono rudo, pero mucho más suave que siempre. ya que estaba hablando con su pequeño novio.
