La destartalada camioneta aparcó frente a la casa, echó el freno de mano y el motor se caló, pues olvidó quitar la marcha que llevaba puesta, provocando que esta se tambaleara como un pura sangre corcoveando bajo un vaquero.
El chico era joven y guapo, de la granja de al lado, pero no era muy dado a fiestas, así que no solía ver a muchas chicas y por ende, sus oportunidades de follar eran bajas, aunque Markus tenía un secreto...
–Buenas Markus, te he oído llegar –dijo la madre de Madeline asomándose a la puerta de su señorial casa, ataviada con un bonito delantal blanco con lunares rojos.
–¡Hola Sra. Moon! Hoy me he permitido seleccionarle un poco de todo: cebollas, pimientos rojos y verdes, tomates, nabos y pepinos, espero que sea de su agrado –dijo el chico sacando de la parte trasera de la destartalada pick-up una caja con todas las verduras citadas.
–¡Oh estupendo hijo! Anda pasa a la cocina y me la dejas ahí, que mi espalda no me permite cargar con ese peso y tú estás muy fuerte.
El chico entró y dubitativo fue siendo guiado por la Sra. Moon desde atrás. Una vez en la cocina, el chico le dejó la caja sobre la mesa central y esta fue a sacar el dinero convenido del monedero.
–¡Qué buenas verduras tienes Markus! Me encantan estos pepinos que me has traído hoy, tal vez los reserve para otra cosa –dijo la Sra. insinuándose al muchacho mientras cogía un pepino en su mano.
–Son muy buenos Sra. Moon, puede tomarlos frescos en la ensalada y tienen un toque amargo que gusta al paladar.
–¿En serio hijo? –dijo ella mientras acariciaba el mejor ejemplar de pepino–. Igual te parece una osadía, pero yo había pensado en otro uso particular.
El chico no se dio por aludido y se acarició la nuca como si estuviese despistado.
–¡No sé Markus! Soy una Sra. mayor y lo mismo no es lo que busca un chico joven y guapo como tú, por eso tal vez me tenga que complacer con este pepino que me has traído –dijo la Sra. colocándose el pepino entre sus hermosas tetas y frotándolo entre ellas.
–¡Oh Sra. Moon! Me siento alagado, no sé si esto es sólo un juego o lo dice usted en serio –dijo Markus muy correctamente.
–Siéntete alagado hijo y la alagada seré yo si aceptas antes contemplar lo que yo te ofrezco y luego decides sin compromiso.
Entonces la Sra. Moon se sentó en la mesa y abriendo sus piernas apoyó uno de sus pies en la silla anexa y subiéndose su delantal y su vestido mostró su chocho peludo al chico que estupefacto abrió la boca y quedó embobado mirándola mientras pensaba en que no llevaba bragas en todo el rato.
Esta se chupó dulcemente la mano y luego masajeó su sexo ante la atónita mirada del muchacho, luego escupió en el pepino, pues este necesitaba mayor lubricidad y extendiéndolo con la mano lo dejó listo para acceder a su sexo mostrando con descaro cómo se penetraba ante el atónito muchacho.
–¡Ay Markus! ¡Qué abandonada estoy hijo! Ya no soy la joven que fui, pero esto que tengo aquí añora un buen pepino que le de placer aunque luego no vaya a ir a la ensalada –dijo la Sra. Moon mientras se penetraba.
–¡Sra., yo...! –dijo Marcus tocándose el paquete, sintiendo como su dura estaca se marcaba como un jugoso bulto bajo su bragueta–. ¡Si usted me lo permite yo quisiera...! –añadió sin atreverse a terminar la frase.
–Tú no te atreverás a entrar donde está el pepino, ¿de acuerdo? En su lugar te ofrezco mi otro agujero, pues soy una Sra. respetable y aunque lo deseo, no quiero tener tu pepino en mi coño y quedar preñada del hijo del vecino.
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Fóllame tierno
RomanceMadelin conoce a una nueva amiga, Cherry. Tan dulce y sensual que la química surge inmediatamente entre ambas. El Sr. Moon las descubrirá intimando por casualidad y quedará maravillado con la belleza de Cherry. Su madre, la Sra. Swede, acaba de lleg...