El Sr. Moon era un granjero clásico, sombrero ancho, panza generosa y bonachón. Atrás quedaron sus años de mozalbete, cuando las féminas buscaban su hombría pues, siempre fue un chico guapo y fornido por el trabajo en el campo.
Conoce a la Sra. Moon en el instituto, con ella comenzó los primeros juegos sexuales, avanzó en el conocimiento del placer supremo hasta que se casó y tuvo dos hijos, una chica, Madelin, quien había heredado el carácter de su padre y un chico, quien había heredado el carácter del madre.
Pero ahora ya, habiendo pasado de las cincuenta primaveras, su virilidad ya no era lo que fue, ni su mujer la hembra que una vez conoció.
–Nos hemos vuelto viejos –le decía a ella.
–¡Viejo lo serás tú! –le replicaba a él.
Eran más los reproches que los halagos, aunque por dentro a cada uno no se le pasase por la cabeza la idea de vivir lejos del otro, no se odiaban pero tampoco se amaban. Se toleraban, habían aprendido a vivir juntos por sus hijos y de vez en cuando tenían un encuentro caliente, más bien de tarde en tarde, para rememorar viejos tiempos y quitarse las ganas, pues no solo de pan vive el hombre ni la mujer.
Puede parecer una vida muy triste, pero quien pasa por esa etapa lo sabe. La vida son sólo etapas y te crees que tú no pasarás por eso, pero créeme, ¡lo harás!
El Sr. Moon se había especializado en el cultivo del maíz y la soja, y su hijo le ayudaba a llevar el trabajo de la granja, que aunque mecanizada era mucho solo para dos, por lo que de vez en cuando contrataban a jornaleros del pueblo o que iban de paso, aprovechando las campañas de siembra, abonado, sulfatado o recogida de cultivos.
Últimamente podríamos decir que el Sr. Moon había vuelto a sus inicios sexuales. Pues pasaba de esperar a que su mujer se calentara lo suficiente para desear un encuentro ardiente con su macho, así que había vuelto a sus inicios pero, ¿cuáles eran estos?
Pues aunque hoy en día mucha gente piense que son leyendas urbanas, en aquellos tiempos en los pueblos pequeños como aquel, los mozos se desfogaban con lo que tenían a mano. Y el Sr. Moon perdió su virginidad con una mula, que por si alguien no lo sabe, es un cruce entre yegua y burro. Estas bestias son mansas aunque estériles, de ahí que el Sr. Moon en su juventud pudiese desfogarse con una de pelo blanco que tenía su padre y que le ayudaba en las tareas del campo.
Ya sé que para muchos esto será un acto odioso, para otros será pecado, pero la naturaleza manda muchas veces sobre la cabeza y los que lo repudian nunca se vieron en esas.
De modo que aquella mañana, el Sr. Moon estaba a lo suyo, cuando casi fue sorprendido en el establo por dos chicas curiosas, su hija y su amiga, de modo que se ocultó justo a tiempo de ser sorprendido con la polla dentro de su amiga del mundo animal y así tuvo la ocasión de escuchar la caliente conversación de las amigas a propósito del apéndice del caballo y sus pensamientos íntimos acerca del sexo.
Una vez que estas salieron, la curiosidad le venció y las siguió, sin sospechar el tórrido encuentro que tendría lugar en la parte de atrás de su vieja pick-up.
¡Era su hija! Y él lo sabía, pero él sólo tenía ojos para Cherry, la amiga rubia más buena que el pan. Con sus melones pequeños, su trasero blanco como la leche y su sexo depilado como una suave concha de una francesita, pues dichas mujeres tienen tanta fama de calientes como de delicadas.
Así el Sr. Moon fue partícipe desde un lateral del garaje, a través de las rendijas de madera destartaladas de la caseta donde guardaba la camioneta, de cómo las amigas se amaban, se acariciaban, se montaba un coito simulado y finalmente se lamían hasta correrse.
Por supuesto que su verga se puso dura, y por supuesto que se masturbó terminado con gran cantidad de leche desparramada en aquella tierra que era suya. ¡Qué gloriosa visión! ¡Qué maravilloso pecado le había puesto el destino! Al poder contemplar a aquellas chicas inocentes amarse en aquel escondido lugar.
Por su mente pasaron zafios pensamientos, como presentarse delante de las muchachas con su verga erecta para ofrecerse a la rubia, pero sin duda su hija le odiaría por ello y él sabía que aquello, aparte de una osadía era una locura que no podía terminar bien.
Pero a pesar de ello creyó enamorarse de la dulzura y la delicadeza de la amiga rubia de su hija y secretamente, mientras admiraba su belleza y se masturbaba anhelando comer su almeja y chupar sus pechos, maquinaba en su cabeza cómo podría forzar la situación para quedarse a solas con ella y ver si tenía la más mínima oportunidad de consumar con aquella joven y guapa chica, que le había robado el corazón sin ella saberlo.
–¡Viejo verde! –le decía su ángel bueno.
–¡La deseas, tómala! –le decía su ángel malvado.
Pues la conciencia es dual, no es una y como aparece representado a veces en los dibujos animados, dentro tenemos un ángel bueno y uno malvado, uno que nos lleva por el camino correcto y otro que desea saltarse las normas y llegar hasta donde no pensamos que se podía alcanzar.
Así el Sr. Moon disfrutó del tórrido encuentro, viendo lo que no creería que vería de su hija adolescente, desnuda y caliente, con su amiga bella rubia, desnuda y más caliente aún. Con más experiencia, especialmente le cautivó la historia de cómo su profesor la enculó, follándola analmente y él mismo deseó convertirse secretamente en su profesor del sexo y enseñarle todo lo que pudiese desconocer de aquel arte de darse mutuo placer.
Ahora ya llegaba el medio día y volvía a casa para almorzar, esperando que tal vez su amiga aún no se hubiese marchado, para verla otra vez más de cerca y poder conversar aunque fuese una ligera conversación en torno a una mesa.
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Fóllame tierno es mi nueva novela, detrás de tan explícito título existe una trama que seguro que no te esperas. Un nuevo personaje aparece, ¿podrá el Sr. Moon tomar a la dulce Cherry?¿Podrá cumplir sus sucias fantasías con ella? En próximos capítulos lo averiguaremos...
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Aquí has podido disfrutar de sus tres primeros capítulos, espero que te hayan gustado y que te hayan permitido evadirte y gozar del sexo en solitario o en compañía... ;-)
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Fóllame tierno
RomanceMadelin conoce a una nueva amiga, Cherry. Tan dulce y sensual que la química surge inmediatamente entre ambas. El Sr. Moon las descubrirá intimando por casualidad y quedará maravillado con la belleza de Cherry. Su madre, la Sra. Swede, acaba de lleg...