𝐶𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜 ⚘ 𝐴𝑚𝑜𝑟𝑒𝑠

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𝐺𝑎𝑏𝑟𝑖𝑒𝑙𝑙𝑒

—¡Vamos por helado! —exclamo en medio de la calle, lo que hace que Bill se encoja avergonzado en su lugar. Caminamos por el centro de la ciudad en dirección al karaoke para experimentar por primera vez una cita entre los dos—, ¡Yo invito!

—Voy a aceptar sólo porque tu pagas —Ríe apenado a mi lado avanzando dando saltitos con sus muy largas piernas.

—¡Espérame!

Ya es viernes, sé que nos prometimos llevar a cabo esta cita el miércoles pero cada vez que queríamos hacerlo mágicamente a uno de nuestros amigos se le ocurría hacer algún plan que nos involucraba a todos. Al fin encontramos un momento de estar solos, o tal vez lo forzamos un poquito.

"Les parece si vamos a...

No —hablando al unísono interrumpimos de inmediato al pobre de Andrea."

Nos tendrá que perdonar pero ha sido una semana exahusta y ya no aguanto más otra salida, necesito cargar mi batería social y con Bill puedo permitirme no tener una.

—¡Hola! —saludo animádamente al chico que atiende a los clientes en la heladería mientras Bill revisa los sabores—. Quiero dos helados con dos bolitas —Levanto dos dedos frente a mi y los muevo como un conejito, sin querer guiño un ojo, me retracto de inmediato porque al parecer le estoy enviando señales erróneas al heladero.

Hola —A juzgar por el tono que utilizó definitivamente se las envié, no me agrada para nada—, ¿Qué sabores quieres, linda? —puedo ver como sus ojos me repasan descarádamente llamando la atención de Bill quien ahora ríe disimuladamente a mi lado.

—Pistacho y pastel de queso —respondo seriamente.

—Perfecto, ¿Te gusta el pistacho? —habla mientras comienza a formar las bolitas. Asiento lentamente sin apartar la vista de lo que sus manos están haciendo—. A mi tambien, es mi sabor favorito de hecho.

Jaja, que bueno —Río incómodamente. A la próxima te pregunto.

—¿Alguna vez te dijeron lo linda que es tu sonrisa? —Bill ya no se aguanta las carcajadas y no las disimula para nada por lo que se aleja un poco y se da vuelta cubriendo su rostro. Me entrega mi helado procurando tocar lo más posible mis dedos en el proceso—. ¿Cuáles serán los otros sabores? —La sonrisa de sus labios es persistente y no se me ocurre otra cosa para escapar que recurrir al az bajo la manga.

—¿Qué sabores vas a querer... mon amour? —Bill se atraganta con su saliva dejando de reír por obligación biológica, pero no responde—. Amour ¿que vas a querer? —insisto. Se voltea luego de unos segundos con una palma en su boca cubriendola mientras sigue tosiendo un poco.

—Frambuesa y pastel de queso —dice bajo acercándose a mi, en cuanto está a mi lado tomo de su mano y entrelazo nuestros dedos otorgándole una sonrisa cómplice, giro mi cabeza y observo al heladero.

—Frambuesa y pastel de queso, por favor.

—Enseguida —responde tal como si lo hubiesen regañado.

Pago y salimos de la heladería tan rápido como si tubiésemos cohetes en los talones.

—¡Eso fue divertido! —Avanzamos un par de metros sin soltar nuestras manos.

𝑀𝑒𝑡𝑎𝑛𝑜𝑖𝑎 | 𝐵𝑖𝑙𝑙 𝐾𝑎𝑢𝑙𝑖𝑡𝑧 [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora