Cuando Chloe Bourgeois, conocida por sus habilidades mágicas, es repentinamente transportada a un nuevo mundo sin magia, se encuentra despojada de su poder y desorientada. Pero Chloe no se rinde. Con su habilidad de sensibilidad hacia el mana intact...
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Después de reflexionar durante toda la noche, Chloe tenía una idea clara de lo que haría en este mundo tan diferente al que conocía. Al darse cuenta de la hora, se dirigió a su amplio armario para elegir su atuendo de regreso a clases para el noveno grado.
Después de buscar un rato, se cansó y optó por ponerse su atuendo habitual. Cuando estuvo lista, se encontró con su mayordomo justo en la puerta de su suite.
−Buenos días, Jean. ¿Está listo el desayuno?−, preguntó animadamente mientras pasaba junto a él.
−Sí, señorita Bourgeois−, contestó Jean tranquilamente, tratando de disimular su sorpresa por ver a la joven despierta tan temprano.
−¿Y mi padre?−, preguntó Chloe.
−Está en una reunión matutina−, respondió Jean, observando discretamente la expresión de la joven.
−Hoy tampoco podrá desayunar conmigo−, suspiró desanimada para sí misma. −Hoy no tengo ganas de desayunar, así que vamos a recoger a Sabrina y lleguemos juntas a la escuela−, dijo, caminando más rápido hacia el ascensor.
−Como usted ordene−, dijo Jean.
Al salir del ascensor, Jean le entregó su mochila y luego se acercó a la limusina para ir a recoger a Sabrina. Cuando llegaron a la casa de Sabrina, ella ya estaba esperando afuera.
−Entra−, dijo Chloe mientras las ventanas de la limusina se bajaban.
−Buenos días, Chloe−, saludó Sabrina animadamente mientras subía. Después de charlar un rato, la limusina llegó al Colegio Françoise Dupont de París. Ambas amigas bajaron y se dieron cuenta de que habían llegado demasiado temprano.
Caminaron tranquilamente hacia la entrada hasta que Sabrina preguntó curiosa: −¿Hoy Adrien va a entrar, verdad?−. Esta pregunta hizo que Chloe se detuviera en seco.
Lo olvide
−Por supuesto−, dijo Chloe con una sonrisa altanera. −¿Qué clase de amiga sería si no supiera eso de mi amigo?−. Pero en su mente, se regañó a sí misma por haberlo olvidado.
−¿Quieres que nos sentemos cerca de sus puesto?− pregunto la pelirroja.
−No, debemos sentarnos donde siempre−, dijo Chloe mientras entraban al salón completamente vacío. Se sentaron en los primeros asientos de la izquierda y comenzaron a platicar mientras esperaban a que los demás estudiantes llegaran.
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¡Muy bien! Aquí tienes la primera parte del capítulo 2.
