Bajo un árbol

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— Vamos, llegaremos tarde otra vez. Apenas es el primer día de clases.

— Ya voy, ya voy — Dije mientras pasaba mis manos por mi cara —. Es muy temprano para estar molestando con este tipo de cosas.

Mi madre me miró con incredulidad — ¿En serio dirás ese tipo de cosas, en frente y hacia tu propia madre? — Menciona ahora con un gesto de sorpresa bastante sobreactuado.

Dentro del mismo acto, le respondo. — Oh, qué alevosía debo de tener para reaccionar de esa forma ante mi progenitora — Ambos nos quedamos mirando y terminamos en risas juntos —. Ya en serio, no te preocupes mamá. No llegaremos tarde con el tiempo que tenemos delante.

— Más te vale. Ahora ve y toma desayuno, o en verdad te colgaré del tendido eléctrico si nos demoramos un solo minuto. Quedas advertido.

— Sí, mamá. — Me dirijo a la cocina a tomar algo para desayunar. Seguramente leche y cereales hará un buen trabajo, y como olvidar las tostadas, el mejor complemento para un desayuno estereotípico general.
Fuera de bromas, en realidad estoy de ganas para comer unas tostadas junto con mi cereal matutino.

No demoro mucho en tragar mi desayuno. El hambre acabó carcomiendo hasta el más mínimo rastrojo de mi panza. Me termino de alistar para ir a la escuela y salgo con mi madre. Luego de dejarme se irá al trabajo. Tendré la casa para mí solo hasta la noche, como siempre sucede cuando empieza el año laboral para ella... Si tengo suerte, volverá antes de tiempo, aunque últimamente es más normal que se quede trabajando por la noche, ahora que soy "un jovencito que puede cuidarse solo".

Al llegar a la escuela, mi madre se queda mirándome por un momento, en silencio. Yo lo rompo con un poco de nervios en mi voz — ¿Llegarás a casa esta noche?

Ella se queda mirando aún en silencio, y me da una mirada afectuosa con un suave suspiro — Sabes que eso depende de la cantidad de pacientes que lleguen. No te puedo prometer con exactitud el momento en que vuelva, pero lo que sí te puedo prometer es que tan pronto lo haga pediremos una pizza para cada uno. ¿Suena a una buena promesa para mi cachorro?

Suelto una risa suave mientras miraba mis manos, para luego dirigirle la mirada a ella con un poco más de alegría, aunque sea falsa — Está bien, me gusta la idea.

Me bajo del auto con mis cosas, y mientras pasaba por el frente de este, mi madre baja su vidrio — Cariño, te faltó el beso de despedida — Me dijo, sacando el codo por la ventana. Me le acerco un tanto sonrojado y le doy un beso en la mejilla —. Así está mejor. Mándame un mensaje cuando llegues a casa. Cuídate mucho, ¿sí? Te amo~.

— Y yo a ti, mamá — Le digo, antes de subir su vidrio nuevamente e irse. Me dirijo a la entrada de la escuela, apenas percatándome de que la escena entera fue vista por unos cuantos estudiantes esperando a otros o recién llegando al establecimiento. No me molesta mucho la verdad. Me gusta demostrarle afecto a mi madre. Solo que parecía haber una cosa clara... —. Bien Norman, este será otro año sin amigos, seguramente...

Entro a la escuela, la Secundaria Muir. Es una escuela bastante abierta la verdad. Pareciera que le tienen suficiente confianza a los alumnos. Es eso, o confían en la idea de "si se van, solo estropearán su futuro". Mientras caminaba por el pasillo principal, escucho un par de cosas que dicen a mis espaldas. No me interesan lo suficiente para molestarme de verdad. Llego a mi casillero para guardar los cuadernos nuevos para este año. Reviso la malla curricular para este año y llevo lo necesario... aunque siempre llevo mi cuaderno de dibujo y estuche lleno de lápices de dibujo y esbozo. Uno nunca sabe cuando los va a ocupar.

Entro a mi salón, el cual por suerte no está lleno del todo. Tomo la iniciativa de sentarme esta vez junto a la ventana, lo cual me servirá cuando me ponga a soñar despierto, lo cual claramente no es algo bueno para mis estudios, pero tiendo a hacerlo demasiado, así que al menos le daré un fondo a esos sueños. Me quedo con el penúltimo banco de adelante hacia atrás y ordeno mis cosas debajo de la mesa. Mientras me termino de acomodar van entrando los alumnos faltantes del salón, compañeros del año pasado, desde que entré a esta escuela. Algunos los conozco un poco. Otros, simplemente, no hemos hablado nunca. Desde que soy pequeño no he sido bueno para hacer amigos. Ahora, simplemente se ha hecho aún más difícil. Todos tienen sus propios grupos, sus formas de ser, su carácter, sus amistades. Yo también, es solo que no me puedo amoldar a la de ellos, o ellos no se quieren acercar a mí, y es entendible. Soy un friki y marica además. El mundo entero se reía de mí cuando me hacía ver, así que prefiero simplemente estar bajo la sombra de todos y no ser detectado en ningún sentido posible.

Miel y JaleaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora