Tu actitud

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Tardo un poco en llegar a la calle principal, más que nada porque me tomé un tiempo mientras caminaba para pensar en lo que estoy haciendo. ¿Es realmente importante algo así? Pude simplemente haberlo dejado solo, sin que me importe por qué lo está, pero aquí estoy, caminando a casa después de acompañarlo hasta la suya. Supongo que de todas formas es algo bueno para mí. Después de todo necesito algún amigo aquí, si voy a tener que vivir durante mucho tiempo en este lugar con... esa mujer.

Siento vibrar mi celular. Era un número desconocido mandando mensajes.

"Hola"

Qué raro... compartí mi número.

"Vi que dejaste tu número en la hoja donde dibujaste. Me avisas cuando llegues a casa, ¿sí?"

Ah, era Norman. Le dejé mi número porque quería que se lo diera, pero sabía que lo olvidaría, no solo él.

"Claro. Tan pronto llegue te avisaré"

Y listo... creo que en realidad se siente agradable tener a este chico de amigo. Me siento relajado de ser yo mismo con él. Además, es agradable sentir que le importas... a alguien. Por un momento sentí lo que tiendo a sentir con el cerca. Es una alegría extraña, que me tranquiliza y me hace sentir que no debo esconderme. Pero la alegría no se mantuvo mucho tiempo presente. Era mi madre llamando, así que supongo que hay que contestarle.

— Hola ma — Le digo sin muchas ganas.

— ¿Dónde estás? Ya te retrasaste.

— Fui a comer algo al local nuevo.

— ¿Y con qué dinero? No recuerdo haberte dado nada antes.

— Eso no importa — Le respondo con molestias —. No te pongas a preguntar estupideces.

— Ya, apresúrate en llegar, y tráeme una caja de cigarros de la tienda del vecino.

Le corté después de eso. No la entiendo del todo. Me molesta mucho su forma de ser, pero la verdad no hay mucho que hacer al respecto.

Al día siguiente, me despierto gracias a mi alarma, dando las seis cuarenta y cinco de la mañana. Froto mis ojos un poco y me siento en la cama. Afuera no parecía estar despejado, ya que no se veían rayos del sol. Me doy un tiempo para pensar antes de hacer cualquier otro movimiento.

"Buenos días, Dante"

Un mensaje de Norman, recibido hace quince minutos. Al parecer se levanta un poco más temprano que yo. Seguramente porque requiere prepararse con más tiempo que solo levantarse, vestirse y salir a caminar. No puedo evitar soltar una pequeña sonrisa.

"Buenos días, enano"

Bien, siendo sincero, creo que él es razón suficiente para levantarme hoy. Salgo de la cama y doy un buen estirón antes de ponerme a buscar la ropa para hoy. Aun así, no tengo muchas opciones si soy sincero. Me parece que esta vez, podría llevar algo cálido abajo de nuevo. Me visto con una polera naranja opaca y mi chaqueta de la escuela. Paso por el baño para limpiar mi cara y lavar mis dientes antes de salir. Tan pronto doy un paso afuera, siento un frío fuerte que cala los huesos. Vuelvo a mi cuarto a buscar una bufanda para abrigarme mejor, estando completamente listo para salir.

El camino a la escuela fue relajado. Iba con buen tiempo por salir de buen humor esta vez. Mirando al cielo puedo ver un par de nubes amenazadoras acumulándose sobre la ciudad. Es posible que caigan unas cuantas gotas. No revisé el pronóstico del tiempo. Bueno, no importa. Siempre traigo el paraguas retractil en caso de problemas...

Al llegar a la escuela reviso la hora. Apenas eran las siete con dieciocho, aún temprano para cualquier cosa. Me siento en la escalera de la entrada a ver y esperar a que empiece a llegar más gente.
A medida que avanzaba el rato veía a otros alumnos llegar. Compañeros, estudiantes de otros años, profesores, apoderados, lo común que puedes encontrar en una escuela, solo que no exactamente lo que quería ver. Entre toda esta gente, llegan los dos pelmazos que me siguen de cerca, dejando mi tranquilidad destruida una vez más.
Pasados unos veinte minutos de que llegué veo un auto conocido. Era Norman llegando con su madre. Parecían tener la típica conversación antes de salir de ahí. Se nota que se llevan bastante bien entre los dos. A veces los veo juguetear un poco, sin sentir problemas por ser vistos por alguien.

Miel y JaleaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora