🍹Capítulo 6: Tormenta

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—Tae

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—Tae... Aquí estoy.—susurró el rubio y dejó un beso tierno sobre la cabeza del peli negro, llamando así su atención.

Kim alzó lentamente la mirada, mostrando así que llevaba varios minutos llorando bajo la lluvia.
Sin embargo, toda esa tristeza pareció resbalar de su ser en cuanto volvió a ver a Jungkook ahí, tan cerca, acompañándolo en lugar de dejarlo solo.

—Oh por dios, Kookie...—y ahí, el autocontrol que había luchado por tener aún estando ebrio, se perdió.

Taehyung se lanzó a abrazarlo por los hombros y el cuello, mientras Jungkook lo correspondía al instante pasando sus brazos por la espalda de Kim; el impulso tan repentino hizo que el rubio cayera sobre la acera quedando sentado, y el contrario se mantuvo arrodillado frente a él.

Era un abrazo fuerte, cálido y lleno de sentimientos, que se manifestaban en la forma en como aferraban sus manos a la ropa contraria, apretándola; en como Jungkook escondió su rostro en el cuello de Taehyung, respirando profundamente aquel perfume que tanto había extrañado; se reflejaba en como Kim lloraba y sonreía al mismo tiempo, mientras pasaba sus dedos entre el cabello rubio que tantas noches había soñado tener junto a él.

Ambos soltaban llanto de felicidad pura.
Se habían encontrado de nuevo, y escaparon de sus realidades al mismo tiempo. Justo a tiempo para sostenerse el uno al otro.

Después de unos minutos emotivos, finalmente se separaron un poco sin romper por completo el abrazo. Sus ojos conectaron nuevamente, esta vez sin que nada ni nadie lo impidiera, y fueron libres de perderse en los iris contrarios.

—Tus ojitos brillan mucho...—dijo Taehyung con una sonrisa de enamorado, sintiendo su rostro arder por los nervios.

—Los tuyos también, parecen estrellas...—Jungkook sonrió como un dulce conejito, mostrando sus mejillas rosadas y sus ojos entrecerrados.

El peli negro pasó sus manos por aquellos cachetitos sonrojados que adoraba, dando caricias suaves con los pulgares, y detallando con la mirada cada mínima zona del rostro que sostenía.
Para él era un verdadero tesoro, y se sentía tan bien, que incluso el alcohol comenzó a ceder, dejándolo estar más consciente a cada instante que pasaba.

Jeon se dejó hacer, apegándose más al contacto tan suave que estaba recibiendo, y poniendo sus propias manos sobre las contrarias, en una búsqueda de mayor cercanía.
Ahí se dió cuenta de que todo había sido un error, pues él jamás quiso separarse de la persona que más había amado en su vida.

Se arrepintió de haberlo dejado solo, y de no haberlo buscado antes.
Quizá todos aquellos problemas que lo llevaron a tomar una decisión tan drástica, en realidad, tenían solución; tal vez se había precipitado demasiado, y en lugar de comunicar sus sentimientos y encontrar una mejor opción juntos, simplemente se apartó.

Pero, justo en ese momento, cuando finalmente pudo detallar de nuevo esos iris de chocolate que tanto lo cautivaban, lo entendió todo.

Ahí era donde quería estar por siempre.

—¿Por qué no vamos a casa?, la lluvia está aumentando TaeTae...—el rubio sonrió y dió un toquecito tierno a la punta de la nariz contraria.

Y realmente tenía razón, la tormenta se hacía más fuerte, y los dos ya estaban más que mojados.

—¿A casa?—se comenzó a poner de pie, tomando de las manos a Jeon para de ese modo levantarse juntos.

—Sí... ¿Aún estás en el departamento de antes?... Esa era nuestra casa, ¿verdad?—añadió mientras seguía las acciones de Taehyung, esperando obtener una respuesta positiva.

Y el peli negro sonrió en grande, mostrando una bonita forma rectangular muy especial.

—¡Si por supuesto!—aquella era la mejor propuesta que pudo recibir, un sueño hecho realidad—Vayamos a casa...—pero antes de seguir su emoción, Kim recordó algo importante—Ah... P-pero ya no tengo auto, el que usábamos lo vendí...

—Bueno, ahora yo tengo uno... Y de hecho, es justo este dónde estabas recargado.—Jungkook señaló un automóvil color gris brilloso, con detalles en negro y un diseño precioso. Un increíblemente costoso Subaru Impreza 2020.

—Es bellísimo... Ay, lamento haberme sentado ahí, no sabía que era tuyo...—dijo Kim con una pequeña risita nerviosa.

—No es nada.—el rubio lo tomó de una mano, atreviéndose a entrelazar sus dedos con los contrarios, y avanzando hacia las puertas del vehículo—Ven sube, yo conduzco.

—¿Recuerdas mi dirección Kookie?—Taehyung lo siguió, correspondiendo el contacto.

—La sé de memoria, al igual que tú número telefónico, TaeTae.—soltó una leve risita dulce.

Ambos subieron al Subaru de inmediato, completamente empapados, pero más felices que nunca.
Se abrocharon los cinturones por precaución, y Jungkook encendió la radio en la estación favorita de Taehyung, Jazz palace. Definitivamente, aún podía recordar cada detalle sobre él, y realmente, se sentía orgulloso de ello.

Para ese momento, el alcohol que el peli negro había bebido ya no estaba tan presente, gracias a las emociones que lo invadieron, y claramente, al agua fría que estuvo cayendo sobre él. Así que ahora ya mucho más consciente, pensó que era oportuno dejar un poco las cosas cursis por un segundo, y comenzar a hablar sobre lo más importante.

Resolver todo aquello que habían dejado pendiente.

Porque aunque estaba feliz, sabía que la tormenta no se había llevado las penas que quedaban en su ser, esas que todavía no recibían una respuesta por fin.

Porque aunque estaba feliz, sabía que la tormenta no se había llevado las penas que quedaban en su ser, esas que todavía no recibían una respuesta por fin

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Sobrio ♡ TaeKook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora