Capítulo • 5 •

272 45 6
                                    

GALEN


Sé bien por qué Eusebio me ha llamado a la oficina. Lo merezco. Admito que he cruzado una línea que no debí cruzar. Exponer a una practicante de esa manera es algo que jamás había hecho, pero no sé qué me pasó.

Ver a Amsey después de tres años me descolocó. Y lo odio.

Odio perder el control de esa manera. Me siento como un adolescente haciendo una rabieta. Y me cabrea todavía más que ella sea la causante de todo esto.

Amsey siempre ha tenido ese poder en las personas. Es imposible para ella pasar inadvertida, cuando Amsey llega a tu vida tiene que causar un revuelo. Amsey es una lata de sentimientos abierta a palos. Ella no se puede ir sin más.

—¿Me quieres explicar que demonios fue eso? —explota Eusebio, entrando de un portazo a la oficina.

Sonrío tratando de mantener la compostura. Amsey no va a arruinar este trabajo.

—¿Eso? Fue una entrevista en una mesa de sinodales.

Me siento cuando Eusebio lo hace del otro lado del escritorio y espero la bala. Conozco al comandante y sé bien que no es lo suyo irse por las ramas.

Eusebio ha sido un padre para mí desde que inicié el primer semestre en la universidad de aviación. Así que sí: odio hacerle esto, sé que está decepcionado.

Con un suspiro, une las manos sobre el escritorio y me pide paciente:

—Quiero la verdad.

—Ya la tienes. Es una becaria que no sabe ni donde está parada. —Niego—. No creo que deba pertenecer a nuestras filas, pero eso ya lo decidiste sin tomar en cuenta la votación grupal, por cierto.

Eusebio, en cambio, conociéndome hasta la médula, entrecierra los ojos en mi dirección y quedo sometido al escrutinio de un ex comandante mayor, nada menos.

—El hombre que vi allá afuera hace unos minutos, era un adolescente haciendo una rabieta. Ese no eres tú.

—Solo quería que vieras lo absurdo que es que alguien así se presente aquí.

—¿Alguien cómo, Galen?

—Alguien que nos ve como un chiste. Esa mujer no tiene ningún respeto por nada —suelto de golpe—. Es impulsiva, vengativa, problemática y no tendrá ningún reparo en destruir este aeropuerto en cualquier momento. No viene a aportar nada, comandante.

—Bueno, te hizo actuar. —Ríe bajito—. Ese es un buen punto extra.

Respiro.

Cuando se trata de Amsey Baretta a veces es necesario respirar profundo un par de veces antes de hablar.

—Lo que no entiendo es por qué te enseñaste tanto con ella.

—No me ensañé con ella.

—Por favor, Galen, con el resto de los becarios ni siquiera parpadeaste, apenas dijiste una palabra, pero esa chica se acerca al frente y tomas la delantera. —El comandante Eusebio niega y retoma la seriedad. Una de sus muchas cualidades es esa capacidad que tiene para detectar el mínimo inconveniente en cada pequeño detalle—. Dime qué pasa.

Respiro profundo y acepto la derrota. Pero no me voy a ir sin luchar. Si Amsey Baretta todavía no aparece en la lista de seleccionados, no todo está perdido.

Siempre se puede cambiar de opinión.

Me apego a la verdad como último recurso, «patadas de ahogado», diría la abuela Evelyn.

—Amsey Baretta es la causa de que mi familia se haya fracturado hace tres años.

Al principio, Eusebio parece no comprender lo que trato de decir, pero le concedo algunos segundos para procesarlo. Sé que sabrá de lo que hablo, el escándalo mediático que se desató en aquel tiempo, fue de todo menos pacífico.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 07, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La novia rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora