-¡¿Sabes hacer algo bien?!- escuché a mi padre gritar-¡Tiene cigarros y botellas de alcohol en su cajón!
-No puedo controlar lo que compra y lo que hace siempre, querido...
Decidí asomarme por la puerta de mi cuarto y ver lo que estaba pasando.
Mi padre agarraba a mi madre del cuello mientras la levantaba del suelo.
-¿Papá...?
Mi padre soltó a mi madre dejando que cayera al suelo.
-Kyara, vuelve a tu cuarto, de inmediato.
-Escucha a tu padre, por favor cariño, ve a tu cuarto.
No hice caso, ¿Y por qué debería? Pensé. Fui directamente al cuarto de mi hermano a contarle lo que había visto y escuchado, él me miró y escuchó, como nadie más lo hacía, pero su reacción era... normal, como si él ya hubiera visto esto antes.
-Mamá y Papá se quieren... ¿verdad?
-Claro que se quieren Kyara-se agachó para estar a mi altura y acariciar mi mejilla.-nunca pienses lo contrario.
-Están discutiendo sobre lo que haces fuera de casa, Caleb.
Un grito y varios cristales cayendo al suelo me descentraron de la conversación.
Mi hermano giró mi cara para que solo pudiera fijarme en él, me abrazo lo más fuerte que pudo cubriendo mis oídos para no escuchar los llantos, los gritos y los golpes.
Los gritos cesaron a los minutos y decidí volver a mi cuarto.
-Kyara...-escuché cerca de mi oído.
Podía notar un olor fuerte, una mezcla de cigarrillos y alcohol.
-Se una buena niña y no hagas ruido... vamos a divertirnos.
No podía ver su cara, pero notaba sus manos por mi cuerpo, intentaba apartarle dando patadas y golpes, todo eso fue en vano.
-¡ALEJATE DE MÍ!-Me levanté de golpe, asustada, respirando fuerte y con sudor frío recorriéndome el cuerpo, miré alrededor de mi cuarto y no había nadie, había sido solo un sueño...
-Joder...-Cubrí mi cara con mis manos.-¡Eres una adulta, Kyara, componte!
Me levanté de la cama para bajar a desayunar y despejar un poco mi cabeza.
-He hecho tortitas, ¿Vas a querer?
-¿Las has hecho tú? ¿Mi hermano? ¿Caleb?- reí.
-Déjate de estupideces, vas a querer o me las llevo a mi cuarto.
-Cogeré un par.
Cogí las dos tortitas y me las comí para después subir a mi cuarto de nuevo y prepararme para otro día de trabajo en esa maravillosa oficina, todavía seguía pensando en lo que hizo Nathan, llevaba toda la noche rondándome la cabeza el porqué de lo que hizo, tenía que verle la cara hoy y era lo que menos quería.
Al llegar a mi oficina dejé mi bolso y mi abrigo en el perchero y, al sentarme en la silla, recordé todo el papeleo que Nathan, mi supuesto nuevo jefe, me había dejado el anterior día, saque mi ordenador y dividí el montón de papeles, varios eran robos, otros cuantos eran posesión de drogas pero nada interesante. Termine con todo en menos de dos horas.
-¡Miare!- Thomas entró histérico a mi despacho. - Hay otro.
-¿Otro qué? Habla claro Thomas.
-Cadáver, en el mismo sitio, necesitan que vayas, de inmediato.
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𝐔𝐥𝐭𝐢𝐦𝐮𝐦 𝐕𝐨𝐭𝐮𝐦
Ma cà rồngKyara Hartley o así suele conocerla la gente. No es común en su vida hablar con gente, de echo, ella prefiere mantenerlo todo en secreto, sobre todo que nadie lo sepa, para su niña interior, así es mucho mejor, al igual que en su trabajo en el cual...