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Los pasillos de Hogwarts se veían envueltos en la penumbra de la medianoche, velando los detalles de un atuendo negro y el elegante caminar de una figura enigmática. Era como si las sombras mismas conspiraran para ocultar la identidad de quien se aventuraba en la oscuridad. El eco de pasos resonaba entre las paredes de piedra, rompiendo el silencio que envolvía el lugar. Podría ser fácilmente atribuido a algún estudiante rebelde que había decidido desafiar las reglas, aventurándose en la oscuridad nocturna. Sin embargo, no era el caso

Severus Snape, con un hombre acostumbrado a los secretos y las sombras, avanzaba por el pasillo con una pesadez en su mente que rivalizaba con el peso del mundo. Su vida se había tornado en un torbellino de acontecimientos indeseados, una danza caótica marcada por la presencia ominosa de Lord Voldemort, cuyo regreso había sumido al mago en una espiral de oscuridad y conflicto interno. Se sentía atrapado en una telaraña de culpabilidad, a pesar de sus intentos de redimirse sirviendo a la Orden del Fénix, Aun así, persistía en su interior el sentimiento de malestar consigo mismo. era un recordatorio constante de la carga que llevaba sobre sus hombros.

Severus suspiró, intentando liberar su mente de las cadenas de pensamientos angustiantes, mientras continuaba su camino hacia la oficina de Albus Dumbledore. No ansiaba encontrarse con el anciano director, de Hogwarts, con su peculiar aroma a limón, Había regresado de una reunión con mortífagos, un encuentro que odiaba profundamente. Las reuniones estaban plagadas de individuos en decadencia mental o totalmente perdidos detestaba la decadencia mental que permeaba en esos encuentros, la desesperación y la pérdida que se manifestaban de formas atroces, y él se veía forzado a presenciar actos de muerte y tortura que despreciaba en lo más profundo de su ser. Fingía disfrutar de esos encuentros siniestros, un papel que le arrancaba el alma, solo para regresar a la seguridad de Hogwarts y rendir cuentas a Dumbledore, aunque las imágenes perturbadoras aún revolotearan en su 6mente sin encontrar paz.

La entrada a la oficina del director estaba custodiada por una imponente gárgola, que, a pesar de su naturaleza pétreo, parecía observar con ojos secretos todo lo que acontecía a su alrededor. Severus se encontró ante ella, y sin necesidad de articular palabra, la puerta se abrió ante él, como si la misma estructura del castillo reconociera su presencia. Sin cuestionar tan inusual suceso, sin titubear, el profesor de pociones se adentró en la penumbra de aquella oficina

En el interior, la penumbra era disipada por la tenue luz de las velas, y los objetos mágicos que decoraban la oficina parecían cobrar vida propia. Dumbledore, sentado en su escritorio y vestido con un pijama peculiar, estaba absorto en alguna tarea cuando la figura de Severus se materializó ante él con gracia.


Me alegra verte, Severus. Tardaste más de lo habitual", comentó el anciano director con una serenidad que contrastaba con la situación. Apartando una pila de papeles en su escritorio, esbozó una sonrisa, despejando el espacio para su visitante. La respuesta de Severus fue tan gélida como el viento invernal que soplaba en las tierras lejanas: "Algunos acontecimientos me retrasaron". moviendo una silla frente al director y tomando asiento con la elegancia que lo caracterizaba.

"Ya veo... ¿algún acontecimiento del que deba enterarme?", inquirió Dumbledore, manteniendo su sonrisa imperturbable. Severus se cruzó de brazos, sintiendo un alivio momentáneo por tener un respiro, aunque fuera breve. "Se torturó a los squibs que descubrieron el sitio de reuniones. Se encuentran actualmente encerrados. También se habló sobre la reclutación de nuevos mortífagos; un prospecto ofrecido por la familia Malfoy es su heredero", Aunque sus palabras fluían con un tono de calma, Severus ocultaba la preocupación que devoraba sus pensamientos. La inquietud por su ahijado, vulnerable ante la sombra del Señor Tenebroso, pesaba sobre él. A pesar de sus esfuerzos por proteger al joven Malfoy ya sea haciendo leves señas con tal de que voltee la mirada o dando excusas tontas para sacarlo de la sala no podía evitar que el joven viera las atrocidades tan comunes en esas reuniones oscuras, sabía que no siempre podía evitar que el niño fuera testigo de lo peor y eso lo llenaba de impotencia. Él podía ver el terror en el heredero Malfoy, podía ver los ligeros temblores de su cuerpo cuando se torturaba, podía ver sus ojos llorosos, él no era obligado a ejecutar aquellas acciones, pero no podía imaginar al joven ejecutar todas aquellas torturas que pedía el señor oscuro, moriría en un mar de culpa, desespero y terror antes de si quiera apuntar su varita con afán de matar

"Entiendo... Entiendo. Veré qué puedo hacer por el joven Malfoy. Esperaremos unas semanas y comenzaré a hablar con la Orden sobre los squibs", respondió Dumbledore con una voz cansada, plasmando las palabras de Severus en un pergamino que yacía sobre su escritorio. La pregunta del anciano resonó en el aire: "¿Eso es todo, muchacho?". Severus asintió con la cabeza, esperando las preguntas adicionales que solían acompañar tales informes, pero Dumbledore guardó silencio y continuó escribiendo. Después de algunos minutos en silencio Snape, interpretando aquello como el fin de la conversación se levantó de su asiento con serenidad. "Si requiere algo o tiene alguna pregunta, sabe dónde encontrarme, señor", declaró monótonamente, dejando sobre el escritorio las hojas que contenían su informe detallado de la reunión.

Sin embargo, antes de que pudiera retirarse, la voz del anciano resonó nuevamente. "Severus, hay algo que necesito hablar contigo", interrumpió Dumbledore, elevando su mirada hacia el profesor. solo alzo su mirada llena de cansancio, anhelando descanso. Guardando silencio, esperó a que Dumbledore revelara la urgencia que requería su atención. "Necesito que crees un hechizo. Podría hacerlo yo mismo, pero necesito resolver algunos asuntos con el Ministerio y con la Orden. Nada que tú no puedas hacer en una noche es requerido para la siguiente semana. Confió en tus habilidades", concluyó Dumbledore mientras un pergamino con instrucciones se levitaba hacia las manos de Severus,


El pergamino, deslizándose suavemente en las hábiles manos de Severus, atrajo su atención como un enigma por descifrar. Con una lectura veloz, sus ojos se deslizaron por las palabras, y una expresión de curiosidad se insinuó en su semblante. "¿Regresión" murmuró Severus, una palabra que se deslizó de sus labios como un susurro intrigante?

Su mirada se alzó hacia el anciano director, inmerso en sus escritos como si el mundo exterior no mereciera más que un parpadeo de su atención. Albus Dumbledore, sin levantar completamente la cabeza, respondió a la pregunta implícita de Severus con una sonrisa leve y un asentimiento. "Regresión, muchacho, es correcto. Necesito un hechizo que logre hacer que un cuerpo adulto regrese a uno infantil. Lamentablemente, no puedo pedirte una pocion, aunque sé que preferirías eso". Las palabras del anciano resonaron en la habitación, y Severus alzó una ceja en un gesto de confusión antes de articular su siguiente inquietud.

"¿Qué le parece la poción multijugos? Solo necesita algo de un infante", sugirió Severus, aún sin comprender del todo la peculiar petición. Dumbledore río levemente, acentuando la duda en la mente del profesor. "Oh, muchacho, no se quiere ser alguien más; se quiere ser tú mismo, pero con algunos años menos" explicó Dumbledore con su característica calma,

La revelación dejó a Severus en un momento de perplejidad interna. "¿Esperaba volver a ser joven?" se preguntó internamente Severus, pero optó por el silencio. No estaba dispuesto a cuestionar las motivaciones de Dumbledore; siempre que lo hacía, la respuesta era más enigmática que la incógnita original. Doblando el pergamino con habilidad, lo guardó en uno de sus bolsillos antes de asentir con frialdad

"Lo tendré listo para el próximo lunes sin falta", declaró Severus, mostrando su habitual determinación. Sin esperar respuesta alguna por parte de Albus, se encaminó hacia la salida. La silueta del director se fundía con la penumbra mientras continuaba absorto en sus escritos, Con paso firme pero pensativo, Severus abandonó la estancia, dejando tras de sí el eco de su presencia 

༶•┈┈⛧┈♛My little prince♛┈⛧┈┈•༶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora