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leve mención de sangre.
(⁠♡⁠ω⁠♡⁠ ⁠)

El viento feroz soplaba las ramas de aquellos pinos en el bosque silencioso, ahora inundado por el sonido de la brisa inquieta. La nieve había invadido rápidamente esa madrugada y caía en los techos de los hogares, al igual que en las hojas de los árboles. Las aguas se congelaron y el clima frío adueñó todo lugar.

Los ruidos de la chimenea encendida hizo que sus párpados temblaran, abriéndolos con algo de lentitud. Como si fuese algo automático con sumo cansancio se incorporó para sentarse y eso bastó para despertarlo completamente, pues se dió cuenta que no se encontraba en su habitación; sino en el sofá de la sala.

Llevó su mano a su sien masajeando un poco la zona, de la nada un dolor de cabeza le invadió ¿Qué carajo pasó ayer? No recordaba haber bebido ni una pizca de alcohol, a menos de que Green lo haya persuadido de tomar Vodka sin siquiera recordarlo. De todas maneras... ¿Quién despertaba de maravilla después de un desvelo en una fiesta como esa?

De todas formas, debía admitir que valió la pena, no todos los días tenía el chance de divertirse así.

Suspiró y estirando su cuerpo se incorporó completamente. Echó un vistazo por una de las gigantes ventanas y pudo notar la nieve caer en aquella mañana. Por fin era Diciembre, por ende ya había empezado invierno, y no era una temporada muy corta que digamos.
Dentro del hogar el frío no era un problema, amaba aquella chimenea.

Con pereza se encaminó a la cocina sin mucho en mente, pero sin duda un té de limón le vendría de maravilla en este preciso momento. Pasó por la mesa de ayer y observó que aun yacían sus respectivos regalos de cumpleaños, los cuales no eran pocos. La mayoría eran unas lindas flores, especialmente de Green, mientras que otros eran dulces y chocolates. Sonrió ante lo demás, sin duda le habían dado una gran variedad de obsequios.

Se dispuso a calentar agua en una tetera para luego vertir aquella en una pequeña tacita donde se mantenía la hoja de té y a su costado un limón.

Miró disimulado a su alrededor; la cocina y lugares como la sala se mantenían más ordenados de lo normal, cosa que le pareció inusual. Todas las fiestas que recuerda terminaban en al menos diez platos rotos o un mueble despedazado. Aveces se preguntaba si convivía con animales pero este no fue el caso.

La cabaña se encontraba silenciosa, supuso que era bastante temprano, porque de no hubiese oído la voz de Red hablando de cualquier cosa existente para quejarse o molestando al pobre de Second. Soltó aire de sus labios que no se percató de que estaba conteniendo. Eso le generaba tranquilidad, soledad de vez en cuando no hace daño a nadie.

Estaba solo, o eso creía.

—Buenos días, princesa —saludó burlón en un cantarín con una sonrisa nada más y menos que el verde, viéndolo hacer el té apoyado en la encimera a su costado. ¿En qué momento se apareció?

—¿Green? —talló sus perezosos ojos algo sorprendido—. Creí que todos estaban dormidos —lo miró curioso con una ceja levantada.

—En realidad me gusta madrugar —presumió energético ampliando su sonrisa, acercándose más de lo debido—. Incluso después de fiestas.

—Mph... Claro —asintió sin mucha gracia, llevando de nuevo su atención a la tacita—. Para después tocar tus instrumentos a las cinco de la mañana—agarró la taza y se apoyó de igual forma pero con la mirada enfrente.

—Esta vez no —rió ante el tono sarcástico del morado—. ¿Te gustaron mis regalos?

—La verdad sí —bebió de su té, asegurándose de que este lo suficientemente fuerte y caliente—. Aunque tendré que ingeniar dónde pondré todas esas bonitas flores y chuchería —finalizó con una sonrisa viéndole, a lo que Green soltó una risilla.

𖥔   𝖻ᥣoo𝗱𝕪  .  𝗿o᥉e᥉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora