Capítulo 03

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Hace 12 años atrás.

Gojo a la edad de 8 años había tenido que dejar la casa principal de su familia, esto fue debido a disputas entre clanes, ser uno de los mas fuertes no los exentaba de amenazas, por ello habían decidido enviar a los más jóvenes a diversos puntos de la ciudad, incluso a otras ciudades. Este fue el caso de Satoru.

Designado a ser el heredero principal del clan Gojo, fue enviado a un pueblo alejado de la ciudad, aunque para ser un pueblo este contaba con los servicios básicos de una ciudad, algo que sorprendió al peliblanco.

El lugar donde viviría durante un tiempo era grande, no lo que esperaba, pero si lo suficiente para sentirse cómodo. Llegada la noche decidió salir al jardín para disfrutar un poco la calma que se vivía en aquel lugar, fue interrumpido cuando ruidos provenientes del bosque se hicieron presente.

Gojo— ¡¿QUIÉN ESTA AHÍ?! Esta es una zona privada, estarás en problemas si te acercas más—advirtió.

Los ruidos continuaban, pero ahora con más intensidad.

Gojo— ¿Acaso no escuchas? Llamare a seguridad y no podrás huir—insistió. Ya harto de que siguieran los ruidos, se acercó con cautela hacia los arbustos y lo que se encontró fue un niño de aproximadamente 6 o 7 años; mejillas regordetas y rojas, cabello rosado, ojos almendrados cubiertos de lágrimas.

Gojo—¿Quién eres? — preguntaba más tranquilo, pero aun alerta— ¿No sabes que esta es una zona restringida? Debes irte.

Itadori— Perdón, perdón— decía una y otra vez el pelirosado—No se donde estoy, quiero ir a casa—comentaba entre llanto que se intensificaba más y más.

Gojo «No puedo creer que esto me pase a mi»— No me importa, vete o pediré que te saquen a patadas—sentenció mientras daba marcha atrás.

Itadori— ¡No te vayas! Tengo miedo a la oscuridad— gritó el pequeño sujetando la camisa del albino.

Gojo— ¡SUÉLTAME! ¿Acaso no sabes quien soy? Soy el gran Alfa Gojo Satoru, el único heredero del clan Gojo. No me toques con tanta familiaridad, estúpido niño campesino.

En ese momento el pequeño Itadori comenzó a llorar y gritar aun mas fuerte, lo que provocó que las personas dentro de la residencia salieran.

Ijichi— Joven amo ¿Qué ha hecho? — cuestiono el probe secretario encargado del cuidado del ojiceleste.

Gojo— No hice nada, este mocoso se metió a mi propiedad y lo peor, comenzó a llorar como tonto ¡Cállalo! —ordenó.

Ijichi— Joven amo, no debe tratar así a un niño más chico que usted, lo más seguro es que este perdido. Escuche que en este lugar los caminos siempre son confusos— dijo el hombre mientras alzaba en brazos a un pequeño Itadori llorón.

Gojo— No me importa, sácalo de aquí y que refuercen este lugar aún1 más. Si un campesino pudo entrar sin ser notado, algún asesino podría entrar con más facilidad— dijo el chico antes de retirarse hacia la residencia.

Itadori— Lo siento— dijo el pobre chico a Gojo, pero este fingió no escuchar.


ACTUALIDAD

Gojo despertaba aun aturdido por el celo repentido que sufrió. Al abrir los ojos completamente se dio cuenta que estaba en la enfermería de la universidad, a su lado estaba su amigo Suguru.

Geto—¡Satoru! Oh dios mío, al fin despiertas ¿Sabes lo preocupado que estaba, idiota? — soltó un suspiro— ¿Por qué no me dijiste que tenias un supresor contigo? Me pudiste evitar un susto— reprochaba el pelinegro.

Mírame ¡PORFAVOR!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora