Capítulo 04

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POV Itadori

Golpe tras golpe, cada día era lo mismo. Abuso tras abuso. Me preguntaba porque, no hice nada malo, solo nací como omega recesivo, no era mi culpa ser recesivo ni menos haber nacido en una familia con un bajo nivel económico, entonces ¿Qué hice mal?

No quisiera victimizarme, pero tuve una vida difícil desde que nací, mi madre falleció y mi padre me abandono, dejándome al cuidado de mi abuelo. No podíamos darnos el lujo de tener comida todos los días, pero mi abuelo hacia lo imposible por cuidarme. Vivíamos en un pueblo a las afueras de la gran ciudad, aunque era pequeño tenía todo lo que una ciudad ofrecía, aunque en una cantidad mas pequeña.

Todo era común hasta ese momento, cuando cumplí 7 años la tradición de los niños del pueblo era explorar la casona que estaba en lo alto de la montaña, decían que estaba abandonada, pero estaba muy bien cuidada para estarlo. Otros decían que vivía un monstruo, algunos comentaban que solo era una ilusión y que la casa no existía. Sea como fuera, ahí estaba yo y los chicos de mi calle, explorando en una ventura, o mas bien mi peor decisión.

—¿Qué esperan? Ya casi estamos por llegar a la casa embrujada— decía un niño de cabello negro.

— No quiero ir—lloraba una niña de cabello celeste —Me da miedo, pero no soy ninguna cobarde.

—¿Qué te parece Itadori? Apuesto que jamás pensaste que también tendrías que venir aquí— comentó un chico regordete mientras reía.

Itadori— La verdad no quería cumplir los siete, no me gustan las cosas de terror— comenté mientras temblaba.

— No pasa nada, nosotros también hemos venido al cumplir los 7 años y no nos ha pasado nada. La casa embrujada es mentira, siempre que entramos esta limpio y nunca hay nadie a la vista— dictó el chico regordete.

Itadori— Aun así, me da miedo el bosque.

Al fin llegamos a la casa, aunque nos mantuvimos escondidos en los arboles ya que se escuchaban voces, eran personas que estaban en aquella casa. Los chicos comentaban que nunca había nadie en la casona, no pensé que mi suerte fuera tan buena, al estar personas los demás se acobardaron y decidieron no entrar, pensé que era mi salvación, pero todo se hecho a perder cuanto nuestra amiga resbalo y llamo la atención de los hombres del lugar, apresurados corrimos para no ser atrapados.

El bosque era grande, aunque sus caminos no eran deformes, era muy engañoso. Corrimos tratando de huir, pero entonces mas personas comenzaron a aparecer y fue imposible escapar juntos, nos separamos. Lo malo de aquel lugar era que la casona era grande, era una residencia principal y a sus alrededores tenían otras casas, aunque más pequeñas, seguían siendo llamativas.

No pude correr más, comencé a llorar por haberme separado de mis amigos, estaba a punto de volver a correr cuando escuché una voz.

Gojo— ¡¿QUIÉN ESTA AHÍ?! Esta es una zona privada, estarás en problemas si te acercas más.

Gojo— ¿Acaso no escuchas? Llamare a seguridad y no podrás huir— hizo una pausa, pero sentí sus pisadas que se acercaban a mí, no podía parar de llorar, tenía miedo.

Gojo—¿Quién eres? — me preguntaba— ¿No sabes que esta es una zona restringida? Debes irte.

Mi vista que estaba nublada por las lagrimas se despejo. Era hermoso. Los ojos de aquel niño eran como joyas, me gustaba. Me decía que tenia que irme, pero no pude hacer nada más que pedir disculparme.

Lo que sentí por primera vez en mi corta vida, no lo entendí sino hasta después. Me enamoré.

Itadori— ¡No te vayas! Tengo miedo a la oscuridad— el niño de cabello blanco intento irse, pero lo detuve, no quería quedar solo en aquel lugar.

Mírame ¡PORFAVOR!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora