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― No lo sé papá, no creo que por el momento sea bueno que Yong y yo salgamos de casa... ― le decía Jaehyun a su padre por teléfono. ― Es que, Taeyong lleva estando algo raro desde hace casi dos meses. No, no creo que esté enfermo... Pero siempre está muy sensible; llora o se enoja de cualquier cosas, me pide mucho que lo abrace, se viste con ropa muy holgada y aunque trato de cocinar mucha comida, siempre quiere más y... ― miró de lejos a su esposo, quien estaba en el sofá, atascándose con donas y cupcakes. ― Bueno... Digamos que come mucho y tiene antojos raros. ― su padre le sugirió llevarlo al médico si eso continuaba. ― Claro, eso haré, salúdame a mamá. Adiós. ― se despidió y colgó el teléfono.

― ¿Qué? ¿Estabas hablando con mi suegro o con tu amante? ― de la nada Taeyong habló desde la sala.

― ¿Eh?

― Tardaste mucho y bajabas la voz, para que no te escuchara. ― decía con un puchero y molestia, mientras metía un dedo entre la crema batida del cupcake.

― Amor, por favor, sabes que estaba hablando con mi padre...

― ¿Y qué era lo que no querías que escuchara, Jaehyun?

― Eh... Nada... Sólo qué... Bueno. ― rascó incómodo su nuca.

― ¿Qué? ¡Dilo!

― Bueno, bueno, es que te noto algo raro.

― ¿Raro?

― Ya sabes, un poco cambiante de humor, con ganas de comer cosas fuera de lo normal... ― Taeyong se levantó ofendido inflando sus mejillas.

― ¿ME HAS DICHO OBESO?

― ¿Qué? ― parpadeó varias veces confundido. ― ¡Claro que no! Amor...

― ¡Te doy asco! ― gritó triste y corrió a la recamara de ambos, encerrándose.

Jaehyun suspiró con pesadez, cruzándose de brazos, nuevamente había hecho molestar a Taeyong, y ni siquiera sabía exactamente el motivo.

Dentro de la habitación, Taeyong se dejó caer en la cama llorando en medio de las almohadas, pataleaba desesperado porque ni él mismo sabía porqué le gritó esas cosas a su esposo y porqué estaba llorando. Llevaba días sintiéndose extraño, eso era verdad, también sabía que su marido tenía razón, algo no estaba del todo bien, en especial porque llevaba teniendo nauseas y malestares matutinos, llegando a vomitar en varias ocasiones.

Si no fuera porque Jaehyun era estéril y era uno entre un millón que quedara embarazado, pensaría que había sido eso. Le daba miedo ir solo al doctor, pero propuso ir en cuanto Jaehyun saliera al trabajo a entregar sus nuevos artículos y cobrar su cheque.

Jeong Jaehyun estuvo muy angustiado ese día por Taeyong, incluso no le importó mucho que sus jefes le dijeran que le darían un aumento de sueldo, él sólo quería saber qué le ocurría a su marido y si estaba todo bien, porque realmente él ya no tenía idea de lo que pasaba. Creyó que era mejor llevarlo a un chequeo, se lo plantearía esa misma noche, aunque se enojara y volviera a encerrarse en la recámara, con él terminando en el sofá.

Llegó a casa y al parecer nadie estaba allí, lo cual se le hacía algo inusual a Jaehyun, pues siempre que Taeyong salía dejaba una nota o le llamaba al celular, pero esta vez no había nada. Decidió esperarlo a que llegara para hablar con él, pero mientras eso ocurría, se dispuso a hacerle una llamada al médico que solía atenderlos, para agendar una cita cuanto antes.

Mientras Jaehyun platicaba con el médico, Taeyong había entrado en casa, venía cargando un sobre con hojas dentro, su esposo al mirarlo le sonrió continuando con la llamada, Taeyong se sentó frente a él para esperar a que finalizara la charla, hasta que escuchó que se trataba de él y que pensaba llevarlo a una cita médica debido a sus síntomas.

¿Estás...? ¿Qué? 𖦹 𝙅𝘼𝙀𝙔𝙊𝙉𝙂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora