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–"Es el jefe" – Es escucha de voz a voz en los corredores de la empresa

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–"Es el jefe" – Es escucha de voz a voz en los corredores de la empresa.

Todos los trabajadores se van deprisa a sus lugares.

Nadie debe de estar de holgazán.

Corren rápido de allá para acá. Cargando montañas de papeles y carpetas.

– Tu llevale el café – pronuncia un omega con el corazón a mil por hora.

– No, no tu lleváselo – reitera un alfa con el mismo miedo.

Ambos estaban pasandose el café de uno al otro, provocando qué pequeñas gotas se tiren en el piso finamente limpiado.

–¡No quiero que nadie toque mi café con sus sucias y asquerosas manos! – un alfa azabache con el pelo largo estaba parado frente a ellos con las manos cruzadas sobre su pecho y su pie moviéndose con impaciencia. – Todos aquí son unos ineptos.

Grueñe con desagrado. Enserio a veces creía que todos querían joderle la existencia.

Camina entre los corredores, con gracia y elegancia. Pero con la seriedad e importancia que lo caracterizaba.

En el camino a su oficina no se topaba a nadie, ni un alma se cruzaba por su camino. Y así era mejor. Odiaba ver los rostros de sus trabajadores cuando no era sumamente necesario.

Ya llevaba varias horas concentrado en su computador estaba muy inmerso en lo que hacía cuando su secretaria tocó la puerta.

– Señor Kim...

– No.

– P-pero aún no sabe lo que venía a decirle...– paciencia. Era la palabra que definía a su secretaria.

–La respuesta es no, cierra la puerta al salir.

– Es su esposo, el joven me pidió que lo llamará, necesita hablar con usted.

Los ojos de el azabache parpadean de café a verde Esmeralda.

Su lobo y el mismo jamás se resistirían a una petición de su omega.

– ¿Esta en la línea?– dice mientras descuelga el teléfono. Como respuesta recibe un" sí " silencioso.

– ¿Kook? – su tono de voz bajó varios decibeles.

– Dijiste – suena su nariz – qué vendrías para el almuerzo para ir a comer – definitivamente esta llorando – no cumpliste.

Taehyung miró su reloj y se dio cuenta que ya era las cinco de la tarde. Se había quedado tan concentrado en su trabajo qué no midió el tiempo.

Mierda.

– Bebé– balbucea,¿acaso le esta temblando la voz a Kim? – Ya voy para allá.

– No. Solo llame para decirte que ya no te amo. Adiós – el omega colgó la llamada.

Tan pronto como colgó, Kim apagó el computador y guardo sus cosas a la velocidad de la luz.

Corrió escaleras abajo, ya qué el ascensor no llegaba y rápidamente se introdujo en su coche.

Si algo los destacada a ambos era su gran personalidad dramática.

Entró a la residencial en donde vivía y al final de la cuarta, una gran casa con patios grandes y personal de seguridad lo esperaba. Su hogar.

Cuando se estacionó vio que su casa estaba a oscuras.

El jardinero estaba plantando unas hortalizas.

– Namjoon... ¿Jungkook se fue? ¿Por que la casa esta apagada?.

El moreno volteo a la casa y rió un poco – No señor el joven Jeon no ha salido, además las luces las acaba de apagar.

Suspiró más tranquilo pero aún así un dolor punzaba en su pecho. Su pequeño estaba enojado.

Abrió la puerta y se adentró hasta la habitación.

En la gran cama había un pequeño bultito tapado por sábanas.

– Mi Kookie, bebé n-no te enojes hyung se pondrá triste– se colocó a lado de la cama y se hinco de rodillas.

– Hyung f-fue malo – sollozo mientras secaba sus lagrimitas.

– Perdoname se fue mi tiempo en la oficina L-lo siento, lo que más quiero es estar contigo, mi lindo esposo. – se acerco hasta rosar sus narices. El aroma del omega se dulcifico.

– Esta bien... aún-aún te amo– respondió con un sonrojo expandiendose en sus mejillas.

– Iremos al mejor restaurante de la ciudad amor, vamos – lo alzó de la cama y el omega se colgó de él como un koala– Hyung te ama tanto– Suspiró embelesado. 

 

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Mi Jungkookie |Taekook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora