꒰ O3: trufas. ꒱

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Diego era alguien muy tranquilo, no grosero, como algunos pensarían por sus malas miradas, solo no sabía expresar sus emociones con claridad al ser criado sólo por su padre alfa, se perdió de varias cosas que los hijos omegas hacen con sus padres o madres omegas, el Señor Lainez era alguien igual de malo con sus emociones que su hijo, una extrella en el mundo de la lucha libre, enseñándole a su hijo como defenderse de un ataque por la espalda, pero no a como expresar correctamente los sentimientos.

Kevin entendía todo eso, aún se estaba dando el tiempo de conocer a la pequeña familia Lainez, el padre de Diego a pesar de ser malo con las palabras, era un hombre divertido, justo como Diego a veces.

Para Kevin era una ilusión cada palabra linda que Diego le decía, Kevin era un romántico, al haberse criado con su padre alfa, su madre omega y sus 9 hermanas, igual de fans del romance, inculcandoselo a Kevin, que era el único hombre de la familia, después de su padre.

- Kevin... - llamó Diego en un susurro, volteando a mirar a Kevin.

- Dime, amor. - contestó Kevin, volteando también para poder ver los ojos de Diego.

estaban acostados en el enorme patio de la casa de Kevin, uno junto al otro, viendo la luna y las estrellas en los ojos del otro.

- Te amo ¿lo sabes? - dijo Diego, Kevin sintió su corazón palpitar con fuerza y una sonrisa se dibujó en su rostro.

- Lo sé, también te amo ¿hay una razón para que me lo digas tan de repente? - pregunto Kevin, porque no era tan usual escuchar esas palabras de Diego.

- Solo, a veces tengo miedo de que puedas olvidarlo, ya sabes, no soy un omega normal, a veces me estreso si me abrazas, y casi no te digo cuanto te quiero pero tu siempre estas ahí con tus regalos y palabras bonitas... a veces tengo miedo de que te canses de mí. - dijo Diego, desviando su mirada al cielo, para que Kevin no se diera cuenta de las lágrimas que amenazaban en salir de sus ojos.

Kevin se sentó, mirando a Diego un poco preocupado.

- Amor... sé lo mucho que me amas, y no eres un omega normal, eres mucho mejor que eso, no necesito que me digas a cada rato que me amas, se que lo haces, con solo dejarme estar a tu alrededor me doy cuenta de que me quieres, mi amor, yo nunca voy a dudar de lo que siento por ti. - Kevin tomó discretamente la mano de Diego entre la suya, y no supo en qué momento Diego ya había comenzado a llorar.

- Lo siento, no soy un buen omega, ni siquiera puedo prepararte algo bonito, lo siento... - Kevin abrazo a Diego con fuerza, acariciandole la espalda, apaciguando el llanto.

- No necesito que seas un buen omega, solo necesito que seas Diego, mi lindo omega, tampoco tienes que prepararme cosas lindas si no te sientes bien, Diego eres precioso y te amo justo como eres ahora, incluso si cambiás te seguiré amando, pero no cambies por mí, si deseas cambiar, hazlo por ti mismo, porque enserio, como sea te voy a seguir amando. - decía Kevin al oído del omega, quien aún soltaba pequeñas lágrimas.

Diego se alejó un poco de Kevin, estirandose para tomar su mochila, porque desde que llegaron a casa de Kevin habían estado en el patio. Busco un poco y sacó algo, una cajita mediana Azúl oscuro, con dibujos de conejitos, entregándosela a Kevin a la par que secaba sus lágrimas.

- Yo trate de hacerlo por mí mismo, no me salió bien así que me frustre y solo lo compré. - dijo cuando Kevin tomó la caja, abriéndole y viendo el contenido, trufas de chocolate, las favoritas de Kevin.

Kevin dejó la caja cuidadosamente sobre el césped, lanzándose a Diego en un abrazo y agradeciéndole con fervor y diciéndole que era el mejor omega del mundo, el más lindo, el más perfecto.

y Diego sonrió en grande, aunque Kevin no podía verlo, Diego sonrió, porque con Kevin se sentía completo.




(...)

bun bunny ★ dievinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora