Indiferencia

437 43 17
                                    

El apagón siguió por un día mas de lo esperado, Ferran vino a informarnos que no había problema alguno, que solo estaban esperando que la temperatura del exterior disminuyera un poco para poder ejecutar los equipos que tenían en el exterior.

Louisa había sido amigable, había cocinado cenas las cuales comíamos los tres juntos como si siempre hubiésemos sido unidos, pero ese día que Ferran fue a avisarnos, la note ausente, lo despidió ella como se estaba haciendo costumbre y subió a su habitación, diego y yo nos miramos extrañados, pero Diego regreso a colorear sus libretas y yo trate lo mas posible de no hacer un alboroto de eso.

Llego la hora de la cena y louisa aun no bajaba, calenté un poco de la cena que había sobrado el día anterior y me espere a que diego terminara para subir y preguntar si todo estaba bien.

-Louisa? Soy yo-toque su puerta con cuidado-¿estas bien?

Escuche ruidos al otro lado de la puerta, un cajon se corrió con cuidado y al segundo Louisa la abrió.

-hola-dije con una sonrisa al verla.

Lo que me temia, había estado llorando, y esta vez no intentaba ocultarlo, me miro con una sonrisa cargada de tristeza y dio un paso atrás.

-¿puedo pasar?.

Asintió con la mirada perdida en algún lugar de mi hombro, le costaba verme a los ojos.

Cerro la puerta cuando ya me encontraba dentro de su habitación.

-calente un poco de la cena de ayer, hubiera cocinado pero no creo que lo prefirieran-dije entre broma para tratar de aliviar la tensión.

Louisa trato de reír, pero a duras penas tuvo éxito, por unos segundos su mirada y la mia se encontraron tratando de decir lo que con palabras no podíamos.

Yo por ejemplo un:

-lo siento se que todo esto esta siendo difícil para ti.

Y ella:
-estoy destrozada y no quiero que mi hijo me vea asi.

No pude contenerme por mucho tiempo, tenia tantas ganas de abrazarla al verla asi, tan humana, tan similar, y eso fue lo que hice, me acerque a ella con cautela y al ver que no se inmutaba le abrace.

Correspondió mi abrazo, es mas, senti que sus manos se aferraban a mi espalda y que su cara se escondia en mi cuello.

Y lloró, lloró mares.

El abrazo duro una eternidad, yo me podría quedar con ella ahí, parada sosteniéndola, lo que me reste de la vida, nunca me hubiera atrevido a romper ese contacto, pero tarde o temprano ella lo iba a hacer.

-perdon-dijo haciendo lo que me temia.

Negué compasiva, se acerco a su buro a sacar un pañuelo de papel y limpiarse la cara.

-no deberías verme asi-dijo tratando de arreglar su rostro húmedo.

-Louisa no hay nada de lo que avergonzarse, se que esto debe ser doloroso para ti, no puedo ni imaginarme por lo que estas pasando.

Sus padres, sus amigos, la gente que ella conocía ya no esta, ese terremoto nos anuncio un fin de una era, a ella le anuncio el fin de todos los que ella quería.

-diego pregunto algo?

Negué

-gracias por salvar a mi hijo y a mi-dijo viéndome directamente a los ojos-nunca sabre como agradecerte eso, el esta vivo y aquí conmigo gracias a ti.

-gracias por aceptar-respondi con la voz clarita.

Al día siguiente nos despertó un ruido mecanizado, de repente las lamparas de mesa comenzaron a tintinear y el sonido de las tuberías retumbaron toda la comuna.

La ElecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora