Que Ironía (With Dario Mera)

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Anhelaría tanto poder arrancarte de mi vida,    pero los meses avanzan abruptamente, verano, otoño pero nunca primavera, aún así jamás pude olvidarte, te espero como diciembre espera a enero, he intentado y dejado lo mejor de mí en el campo de batalla para que mi corazón dejé de latir por ti pero se torno imposible.
Que ironía tener al amor rogándole a la suerte, tenerte cerca pero no poder tenerte, estúpido cielo gris, es tan inevitable este diluvio interno que se asoma por los cristales de zafiro que una vez tú decías admirar.
Agonizantes son estos delirios fantasiosos recorriendo mi cuerpo, perdura el delicado toque de las yemas de tus dedos sobre el encaje vergel que es mi piel, tu aliento, tan estremecedor, conmueve y destruye por completo mi reflejo.
¿Acaso al calendario se le olvida que aún te espero?
¿Amarte es similar a lidiar con el litigio de nunca tenerte?
¿No ves que jamás ha cesado la lluvia de mi alma como sí viviera en un eterno noviembre?
Te paseas por mi mente, el vivo recuerdo del sonido de tus pies haciendo eco entre los pasillos que solías caminar en puntillas para no despertarme mientras dormía, que ironía que hasta la felicidad nos dolería, detesto la idea de encontrarte en otros besos.
Es inherente tu presencia cobijando mi cuerpo, casi tocando mi alma, te espero como las semillas en el suelo esperan por la primavera para florecer, la majestuosidad del mar se une a la dulzura de los ríos en algún punto de sus tormentosas corrientes, qué ironía que nosotros no podamos todavía.
Mi alma se torna gris de tanta alegría en tu ausencia, tu risa es la alegoría de mi felicidad misma, las palabras se tornan redundantes sin tu presencia, el vino me sabe insulso sin tus besos de por medio, que ironía.
Tu camisa, mi única compañía, las horas son eternas, los días son tan largos, el sentido se ha perdido de mi vida, mis gemidos se han vuelto mudos sin el toque de tus dedos, sí fuera fácil el dejarte ir lanzaría una moneda, no es lo mismo quererte olvidar que intentar dejarte de amar, que ironía.

MohinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora