Carta tres.

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Recuerdos

¿Recuerdas las tardes de té junto a la ventana?

No he olvidado cómo te gustaba salir en los días de otoño y pisar las hojas secas que caían de los árboles, me dijiste que ese sonido te relajaba y creí que eso era estúpido.
Debí preguntarte que otras cosas te relajaban.

Ahora los otoños ya no son los mismos, y el sonido de las hojas solo me provoca nostalgia.

Llega otoño y siento el estallido de mi corazón, no sé por qué, pero siento que esta estación del año es especial. Para mí. Para ti. Para nosotros.

Quien diría que la nostalgia es el precio que tienen los buenos recuerdos.

Me duele el alma esparcida en pedazos sobre aquellas hojas de aquel parque y sobre aquellas tardes de té y galletas.

Me duele porque no estás, porque me equivoqué. Me duele porque ya no lo puedo arreglar.

Es difícil estar aquí y tú allá, lejos de mí y de todo lo que alguna vez te hizo feliz.

Me dueles, me desgarra estar en este lugar, en esta ciudad. Me oprime el corazón, llena mis ojos de lágrimas y mi garganta de nudos.

Te extraño.

Quisiera que estés aquí.

Con nostalgia.
E.

Cartas a un viejo AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora