3. TODO UN PERSONAJE.

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Landon hace un movimiento con su cabeza, haciendo que sus rulos castaños caigan sobre su frente, gracias a esto me percato de sus ojos, son de un color azul, enarco una ceja cuando él me voltea a ver, no me avergüenzo de que me haya pillado viéndolo.

—¿Cuántos años tiene? —deja su como en la mesa prestándome atención.

—Lo único que sabrás es que eres muy mayor para mí.

—¿Me está diciendo viejo? —ríe y yo trato de mantenerme seria.

—Al parecer.

Me llevo la copa a la boca, no sin antes remojar mis labios. Su mirada está fija en mí, les diré lo siguiente, no se resiste a intentar parecer coqueto en ningún momento. El comedor está inundado por una oleada de incomodidad y silencio, dejo una vez más el tenedor en el plato y hago una señal para que de una vez por todas la sirvienta retire este. Él deja sus tenedores en su plato, me mira nuevamente, suelta una risita y sonríe.

—¿Le gustaría saber algo de mí? —me enderezo y suelto un suspiro.

—Lamento decirte que no me interesa nada de ti.

—Me gusta practicar el senderismo, aunque solo lo hago cuando estoy Escocia, no tengo vicios, tal vez fume y tome, pero solo en algunas ocasiones, he trabajado como en veintisiete proyectos televisivos...

—Parece que te dije que no me importa en absoluto tu vida. —llamo a Ryan y él se acerca rápidamente. —Me voy a retirar.

Él asiente, me levanto de la mesa y accidentalmente rozo la espalda de Landon y sigo con mi camino, escucho como la silla suelta un chirrido, pero decido ignorarlo.

—Princesa Violet, —de mala gano volteo—fue un honor poder cenar con usted.

—Lo sé.

Salgo triunfante del comedor, camino entre las dos fulas de guardias mientras Ryan va a mi lado, se acerca a mí y me susurra que vayamos al jardín, rápidamente acepto, supongo que es su manera de distraerme de este mal momento que he tenido que pasar. Al parecer ninguno de los dos lleva prisa, pues bajamos las escalinatas hacia el jardín tan lento que una tortuga nos rebasaría.

Nos sentamos en una banca que tiene una vista preciosa de lo que es el jardín, Ryan se agacha y toma mis zapatillas entre sus manos, liberándome de esta tortura. Las deja a un lado y yo coloco mis pies sobre el césped, la sensación es sumamente relajante.

—Esto es un completo desastre, me molesta que Kate haga todo sin mi consentimiento.

—Siéndote sincero hasta yo lo haría, si no, nunca te casarías y eso traería consigo no tener la oportunidad de reclamar la corona.

—Pero ¿un actor? Es una locura. —me cubro la cara con las manos.

—Para mí es como una de esas series de comedia que veo en mis tiempos libres, me divierte tus desgracias.

Le doy un golpe en el hombro y él solo lo devuelve, ahogo un gesto de sorpresa. Se ha levantado y me reta a alcanzarlo, mi vestido es corto, no tengo zapatillas, no hay nadie a nuestro alrededor así que me propongo alcanzarlo. Correteamos por el césped como cuando éramos unos niños, Ryan tiene una excelente condición física, así que para él esto es solo una caminata normal, tomo un poco de velocidad y logro tocar su saco con las yemas de mis dedos. Mi guarura se cae al intentar volverme a ver y yo tropiezo con él cayendo sobre su pecho. Ambos nos miramos y explotamos en carcajadas.

Estamos caminando de vuelta a la banca para así poder recuperar el aliento antes de que ambos partamos hacia nuestras respectivas alcobas. Pacientemente me coloco las zapatillas, suelto un suspiro y dirijo mi mirada hacia el cielo estrellado, susurro un deseo y volteo a ver a Ryan. Ambos compartimos nuestros deseos desde que tengo memoria, nos parecía absurda la idea de no tener que contárselos a nadie.

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⏰ Última actualización: Sep 13, 2023 ⏰

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El precio de la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora