El precio de la corona.

2. COQUETEO BARATO.

Noto como mi tío está impaciente para dar su punto de vista sobre lo que el opina de lo que será mi reinado cuando yo ascienda al trono, sus dedos golpean rítmicamente la mesa de madera, mientras suelta uno que otro suspiro mostrando su desesperación, si es que sigue así me veré obligada a lanzarle la carpeta llena de papeles que tengo en mis manos.

Si bien, no es que tengamos un oscuro pasado o algo por el estilo, se me hace tedioso convivir con él y sí, esto a pesar de ser uno de los dos únicos familiares que me quedan, la única razón por la cual esta junto a mí es que, desde la muerte de mis padres, legalmente estoy a su cargo.

Profundizando el tema familiar, no recuerdo mucho, solo sé que mi madre era hija única. Por otro lado, mi padre nunca tuvo una buena relación con su familia, al único que toleraba era a su hermano, mi tío.

—Si me permites, Katherine, creo que todos los cambios, están muy bien fundamentados. El asunto primordial aquí es: ¿ya consiguieron al valiente que se casará con mi sobrina?

Esta es una de las razones que no tolero, él siempre se empeña en recordarme que para mi mala suerte, tengo que casarme para poder reclamar el trono, algo que sinceramente yo no estoy a favor, por Dios, puedo gobernar este país sin necesidad de tener a un hombre a mi lado. ¿Es tan difícil de creer?

—Gran duque, si me permite terminar, este es un tema muy importante.

—También el futuro gobernante es importante. ¿O no, Violet?

Su sonrisa hipócrita hace que me hiele la sangre, sé que por más que seamos familia, él hará lo imposible por querer poner obstáculos en mi camino al querer ser reina, debido a que si no soy apta para reclamarla, lo hará Simon, su hijo.

—Necesito una aclaración, ¿por qué Simon tiene más fácil tomar la corona?

—Querida, el simple hecho de que sea hombre lo hace más fácil. —odio admitir que eso es una realidad—por ende, todos le tendrán más respeto y seguridad. Que es lo que refleja la masculinidad: respeto, seguridad, valentía y sabiduría.

Me gustaría gritarle que el hecho de ser mujer no me impide cumplir con esas cualidades y que Simon, ni por ser hombre logra cumplir con al menos dos de las cosas que ha mencionada. Pero con la mirada de Kate puesta en mí, temo que debo controlarme.

—Solo preguntaba si ya tienes quien te despose, —dice cambiando de tema— lo cual siento que es algo imposible, ya sabes que alguien te despose por las buenas.

—Si me lo permite su majestad y usted señor William. Creo que la princesa tiene un gran potencial, es hermosa, sofisti...— mi tío la interrumpe.

—Lo hermosa de mi sobrina no está en discusión, es el vivo retrato de mi madre, que en paz descanse. El problema es conseguir a alguien que la soporte con ese carácter, que de seguro heredó de su madre.

No soportaré ningún comentario viniendo de su parte y mucho menos si es acerca de mi madre, si cree que no tengo nada favorable por parte de mi familia materna está en lo incorrecto.

—Agradezco tener carácter, —no hago caso esta vez de la mirada reprochadora de mi asistente y me pongo de pie—te aseguro que tengo el suficiente como para gobernar al país yo sola. En cambio, el inútil de Simon, que a pesar de que tuvo la oportunidad de irse del país a estudiar al extranjero, aun no consigue algún trabajo decente.

Su rostro refleja algo de enojo, quiere decir que he sido asertiva con mis palabras, me ovaciono mentalmente por el pequeño gran triunfo que tuve en este micro debate que ha surgido, no me dejaré pisotear por él, ni por que sea de mi propia sangre, no dejaré que gane y que siga intentando rebajarme. He perdido la cuenta de cuantas vece William recalca que Simon podría ser un buen monarca. Si él me hubiera insistido esto hace cuatro o cinco años antes les aseguro que lo hubiera puesto en consideración, en cambio hoy que estoy tan decidida para tomar el mando del país, ni loca se lo cedo.