Capitulo IV

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Max estaba sentado en el elegante restaurante francés, tomando un pinot noir y fingiendo escuchar lo que él joven sentado frente a él decia, mientras no dejaba de darle vueltas a la conversación que había mantenido con Sergio tres semanas antes.

"A menos que quieras vivir una vida muy solitaria, vas a tener que olvidarte de esas razones"

Se equivocaba. Él no se sentía solo, todo lo contrario.
—No estas de acuerdo—Le preguntó Lando.
—Sí, claro—Contesto Max, aunque no sabía a lo que se refería.

Lo único que sabía era que estaba exactamente donde quería. Lando Norris era un joven de mundo, millonario y sí, tan cínico como él en lo que se refería al matrimonio, gracias a un amargo divorcio.
Pero eso lo convertía en la pareja perfecta para él.  Lando no tenía el mínimo interés en volverse a casa y menos en su dinero.

Poco después de su divorcio, Max y él habían empezado a verse cada vez que alguno de los dos sentía la necesidad de una noche de diversión sin ataduras. Por eso lo había llamado esa noche...

Pero ahora solo podía pensar en un pecoso muy directo en el que no debería de estar pensando y mucho menos soñando, como le había pasado la noche anterior.

—No me estas escuchando—Protestó Lando.
—¿Perdona?
—Acabas de decir que Aston Martin es una escuderia muy superior a Red Bull y los dos sabemos que eres fan de Red Bull.
Max hizo una mueca.
—Sí, perdona, es que hoy tengo muchas cosas en la cabeza.
—Sí no te conociera tan bien, podría ponerme celoso.
Él apretó su mano.
—Tú no eres celoso.

Por no decir que nada de su relación le daba tal derecho. No salían de manera exclusiva, no estaban comprometidos, ninguno de los dos había mencionado nunca la palabra amor por que, francamente ninguno de los dos quería volver a enamorarse.
Lando se encogió de hombros.

—Puede que no sea celoso, pero si soy egoísta. Cuando estoy con un hombre quiero ser lo único que está en su cabeza.
—Y no es menos de lo que tu mereces—Asintió Max. Aunque él no era capaz de hacerlo esa noche—¿Me odiarías si nos despedimos pronto esta vez? Hoy no voy a ser una compañía agradable.
—Odiarte es una palabra muy fuerte. Me llevaré una desilusión...y tu también por que pensaba enseñarte mis nuevos juguetes en casa—Lando le regalo una sonrisa que en el pasado hubiera hecho que le hirviera la sangre. Y espero, pensando que también sucedería esta vez, pero no tuvo efecto alguno.

—Peor para mi entonces.
—Sí, desde luego. Y me alegro que te des cuenta—Lando levantó una ceja.
Después de dejarlo en su casa de La Rousse debería de haber seguido hasta el 33 de La Rousse, pero se encontró conduciendo hacia el centro, de vuelta a la ciudad, al ático...y a Sergio.

Eran más de las diez cuando llego a la puerta y espero un momento antes de pulsar el timbre, extrañamente nervioso

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Eran más de las diez cuando llego a la puerta y espero un momento antes de pulsar el timbre, extrañamente nervioso. Tal vez debería de haber llamado antes.

Bebé por sorpresa.  ❉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora