Capítulo 3

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Si Pepa tuviera que elegir que era lo que más echaba de menos de sus vacaciones desde que era pequeña, eso era el mar. Por eso, cuando esa mañana se dio cuenta de que era la única persona despierta en esa casa decidió escaparse para el reencuentro con su viejo amigo. Ese amigo que tanta paz le regalaba sin pedir nada a cambio y el que le había ayudado a decidir su futuro sin hablar siquiera. 

Había dado un paseo por la orilla del mar, para después sentarse en la arena a mirarlo y disfrutar de la brisa marina acariciando su piel. Había comprobado en su teléfono que sus amigas seguían sin dar señales de vida y que así podía extenderse más tiempo en ese momento de tranquilidad. 

- ¿Pepa?

La voz a su espalda hizo que se girará para asegurarse de que no se equivocaba sobre quién era la propietaria de la misma. En cuanto sus ojos consiguieron visualizarla sonrío inconscientemente, era la última persona que imaginaba encontrarse en el pueblo gaditano aquel años. Silvia seguía igual de guapa como siempre. 

- Hola - contestó mientras se levantaba de la arena

- Hola - repitió la pelirroja

- No sabía que también veraneabas en Zahara - dijo sorprendida 

- No lo hago - sonrío - estoy aquí por temas de trabajo, pero sabiendo que bajaba al sur hablé con unos compañeros para disfrutar de unos días de playa ante de ir al congreso que es en Sevilla. 

- Si, refrescaros antes del infierno - río 

- Cuánto tiempo... - dijo aún incrédula de haberse encontrado con Pepa -¿cómo estas?

- Bien, ¿y tú? 

- Jo, hacía un montón que no nos veíamos por lo menos ... - paro de hablar y se le escapó una risilla - bueno, desde aquella vez - volvió a reírse 

- Uff, con la que liamos - sonrío llevándose la mano a la cabeza - igual, igual - tartamudeó - te tengo que pedir perdón por todo lo que pasó, se me fue mucho la cabeza ese día Silvia. 

- No, se nos fue a las dos - dijo quitándole importancia - no pasa nada, éramos unas crías.

- Traviesas, pero crías ...

- Bueno, dame dos besos - dijo abriéndole los brazos 

- Claro, que tonta - dijo antes de acercarse 

Ambas se acercaron con ímpetu, dando la casualidad de que ambas intentaron comenzar el beso por el mismo sitio acabando en un pico que desató la risa entre las dos para acabar en un abrazo reconfortante para ellas. El beso que se dieron hace años en la comunión de su sobrina, levantó muchas ampollas sobre todo en la familia de la morena que descubrió la orientación sexual de su hija y hermana. Pero sin duda, para Pepa fue uno de los mejores días de su vida tras conseguir el beso de su amor platónico de toda la vida. 

- Que alegría - le dijo Pepa al separarse sonriente 

- Si - le sonrió de vuelta - ¿te apetece desayunar? Bueno, no se si estas con alguien por aquí y...- empezó a decir al ver que no tenía respuesta 

- No, quiero decir que puedo ir - aclaro al ver la cara de su concuñada - estoy con unas amigas de vacaciones, pero están todas dormidas después de la noche de ayer así que no me van a echar de menos - dijo recogiendo las sandalias del suelo - además conozco un sitio por aquí que te va a gustar - pasó su brazo por encima del hombro de su amiga - estás igual eh 

- Pues anda que tú... 

Caminaron en un silencio cómodo la una al lado de la otra hasta que llegaron a un bar pequeño escondido en el interior del pueblo, Pepa le hizo un gesto para que se sentaran en una de las mesas que se habían quedado vacías. 

MariliendresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora