Aʟᴇxɪᴛɪᴍɪᴀ

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Una de las virtudes del joven Alfa era su aura pacífica, convocando en cada oportunidad la brillante sonrisa del cachorro al que su lobo siempre ansiaba proteger. Y ese fue precisamente el problema. Desde que se presentó como tal, lidiaba casi hostilmente con su lado lobuno constantemente. El espíritu lobuno de Jungkook poco a poco demandaba más cercanía con el espíritu dormido del cachorro, atormentándolo al punto de buscar cuando podía a Taehyung para prometerle que esperaría por él el tiempo necesario.

No era hasta que buscaba a Taehyung, en cada oportunidad que tenía, para abrazarlo y confirmarle a su lobo que el menor seguía siendo un cachorro al que debían esperar y cuidar. Y todo porque a Jungkook le costaba comprender por qué, desde que conoció al cachorro Park Jimin, su instinto devoraba su paz interior para iniciar una guerra mental posesiva, casi bestial. Para él, Taehyung era la luna a la que admiraba y adoraba, siendo él mismo el sol custodiando sus sueños con un terso abrazo.

Llegó a comentarlo a sus viejos amigos de instituto, a quienes veía de vez en cuando en alguna cafetería o algún bar para divertirse, obteniendo consejos acerca de ser paciente mientras esperaba la presentación oficial de Taehyung como Omega.

Ser paciente también era una de sus virtudes, pues desde cachorro nunca le molestó cuidar de Taehyung y menos en ayudarle en realizar sus deberes. Ni siquiera sus viejos amigos se burlaban de su suerte, animándolo a seguir con la bendición que la deidad lunar les concedió al unirlos tal como a muy pocas parejas destinadas. Fue así que, realizando una promesa para sí mismo, decidió tatuarse en el interior de la muñeca derecha una luna creciente negra que le recordase su bello destino.

El tiempo lo recompensaría y él lo sabría retribuir. Estar junto a quien amaba era la dicha más grande que el universo pudo regalarle, especialmente si estaban unidos gracias a un lazo irrompible que perduraría hasta el final de sus días.

También me gustaría tatuarme—. Taehyung veía con emoción la luna negra en la tersa y lechosa piel de Jungkook, emocionándose por tener más cosas en común con él.

Cuando cumplas al menos dieciocho años podrás hacerte uno—. El Alfa carcajeó al ver el mohín de insatisfacción del cachorro, alborotándole el cabello lo suficiente para desprender el sutil aroma del cachorro Alfa, despertando casi hostilmente a su lobo que demandaba emerger— ¿Estuviste con tu compañero de clase?

El cachorro enarcó una ceja, desconcertado, al percatarse del cambió de humor del Alfa. Incluso notó que agravó la voz, que su aroma a cedro se agrió a un punto en que le incomodó, y que uno de sus elegantes ojos color azul ultramar se pigmentó parcialmente de verde jade por un fugaz instante. Frunció el entrecejo, inquisitivo al no comprender qué ocurrió.

¿Te refieres a Jimin? —Ladeó la cabeza con la intención de encontrarse de nuevo con la profunda mirada del Alfa—Sí, mis amigos y yo pasamos tiempo con él desde que ingresó a mitad de año a clases. Es muy agradable, ¿lo recuerdas? —Ensanchó una reluciente sonrisa dental, levantándose con la intención de quedar de pie frente al Alfa, impidiéndole evadir sus miradas—Tiene muchas historias que contar y...

Me alegra mucho que te lleves bien con él—. JungKook levantó la mirada con sincera felicidad por el entusiasmo del cachorro, más su lobo le complicaba mantener compostura—Tengo que volver a casa.

Ambos se encontraban estudiando en casa de Taehyung, como casi siempre a solas, ya que los padres del cachorro solían llegar tarde debido a sus empleos, motivo por el cual Jungkook se ofrecía, en cada oportunidad, de cuidarlo mientras también realizaba sus pendientes académicos.

Entiendo—. Hablo bajo, causando que el Alfa captara que se entristeció e incluso que le confundió su extraño comportamiento.

Me duele un poco la cabeza y debo terminar una maqueta para mañana a primera hora—. Le acunó el rostro para acercarlo al suyo y frotar sus narices en un tierno beso esquimal, ya que el Alfa respetaba el hecho de que Taehyung era lo suficientemente casto y pequeño para atreverse a darle su primer beso.

El cachorro sonrió suavemente, viendo que los hermosos ojos del Alfa volvieron completamente a su tono natural. Lo dejó retirarse de su casa bajo la promesa de pasar el fin de semana juntos, borrando un poco su felicidad al inquietarse completamente al no comprender por qué su iris izquierdo destelló peligrosamente de un bello tono azul a uno verde minutos antes.

Quería preguntarle a Jungkook si era consciente de tal peculiaridad con su iris, pero lo vio tan lejano de sí mismo que prefirió dejarlo descansar y buscar respuestas en algún libro o en alguna charla con sus padres.

Taehyung siempre estuvo contento, y en cierto punto conforme, con ser más pequeño que Jungkook. Al ser ambos cachorros no era notorio tal hecho, más ahora que ve a su mejor amigo convertido en un joven apuesto comienza a impacientarlo. Desea con todo el corazón crecer pronto y al fin disfrutar del romance que siempre ha soñado vivir junto al Alfa.

Cuando yo cumpla dieciocho años le pediré que se tatué en la muñeca izquierda un sol—. Tocó sutilmente la piel de sus muñecas, decidido a simbolizar de todas las formas posibles el maravilloso destino que la deidad lunar deparó para ellos—Y yo me tatuaré la misma luna y el mismo sol, así le demostraré cuánto lo quiero.

El Omega nunca imaginó que una inocente ilusión carcomería su cuerpo al punto de quebrar su cordura. Creyó ciegamente en la sonrisa de un espíritu que siempre amó, muriendo lentamente en sus violentas fauces cuando ese amable gesto se tornó malicioso.

La malevolencia consumió su felicidad de un modo tan cruel que tardó en percatarse que la persona que amaba ya estaba muerta, escuchando a lo lejos las voces angustiadas de su familia y amigos tratando de salvarlo. Aunque fue inútil. Los ojos que alguna vez lo miraron con devoción al final lo vieron con odio.

Pero jamás imaginó que aquello fuera posible, no cuando el Alfa siempre mostró todo lo contrario y esté tampoco lo concientizó hasta ser demasiado tarde.

La verdadera pesadilla todavía no comenzaba y ninguno de los dos pudo prevenirlo ni evitarlo.

La verdadera pesadilla todavía no comenzaba y ninguno de los dos pudo prevenirlo ni evitarlo

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Alexitimia
1. f. Psicol. y Psiquiatr. Incapacidad para reconocer las propias emociones y expresarlas, especialmente de manera verbal.

Fuente: RAE


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Fases Lunares ❀ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora