Anthem Of The Angels

Capítulo 1

Todos tenemos un ángel guardián, no siempre lo vemos, ni lo sentimos, pero siempre está. No creía en esto hasta que una noche estando sola en mi cuarto me detuve a pensar si realmente existían y como eran... Soy Melissa Law y esta es mi historia.

Voy a la escuela Saint Matthew's, tengo 16 años, amo leer historias y ver películas.. Soy rubia y mi pelo desmechado, tengo ojos celestes y suelo vestirme con colores no llamativos, más que nada azul, blanco y negro...

No tengo muchos amigos, mis padres siempre están en casa preocupándose por mi y suelo ser muy callada con todos. Comparto todo con mi madre, ella es la que siempre me apoyó en todo lo que hago y siempre está para mi, no mantengo buena relación con mi padre porque no coincidimos en nada y siempre está pendiente de lo que hago mal para criticarme.

Yo siempre me siento en los primeros bancos de la clase, para prestar atención y no perderme de nada ya que así cuando llegue el día del examen se me haga más fácil estudiar. Conocía a todos los de mi clase pero no hablaba con casi ninguno, excepto con Thomas Sowards que se sentaba justo al lado mio en clase de matemáticas. El tenía pelo negro azabache, ojos negros como la noche, brackets y anteojos medio cuadrados estilo hipster. Hablamos poco porque el está con sus amigos y yo.. bueno, yo suelo estar sola o aveces con él.. Varios me consideran nerd pero no es tan así, mi promedio da justo como para aprobar, pero participo mucho en clase y tengo muy buen concepto por ésto. Yo estaba enamorada de David Ashford. El era castaño con unos hermosos ojos verdes, jugaba baloncesto en la escuela y siempre usaba una remera roja con el número 13 en la parte de atrás.

Un día común y corriente estaba caminando a casa con mi bolso negro con muchos pins de animes cuando escucho la voz de Thomas:

-Melissa! Melissa! Espera!

Me di vuelta para mirarlo, tenía su pelo negro alborotado por el viento, sus jeans azules, una remera blanca con la bandera de inglaterra y zapatillas negras, alrededor de su cuello una bufanda azul que combinaba con sus jeans. En las manos tenía un cuaderno blanco y negro que en la esquina superior de éste tenía una etiqueta que decía "Melissa Law".

-Olvidaste esto en clase debajo del banco e intenté alcanzarte cuando estabas saliendo pero no llegué. Toma.

Thomas me tendió el cuaderno, tenía las manos frías. Lo agarré con una mano y luego lo metí dentro de mi bolso.

-Gracias, creo que si alguien más del curso lo hubiera visto lo hubiera dejado ahí sin decirme nada.

Thomas se rió y me dedicó una sonrisa agradable. Se despidió de mi y siguió su camino. Seguí caminando hasta que alguien que pasó detrás mio me empujó un hombro y cayó mi bolso al suelo. Estaba a punto de agacharme a recogerlo cuando una voz femenina me dijo con sarcasmo:

-Ay, Melissa, lo lamento tanto... te ayudaría pero estoy demasiado apurada como para perder mi tiempo contigo.

Era Reyna Myers, la chica más popular de la escuela, siempre usaba ropa de marca, tacones y aretes costosos. Nos conocemos hace mucho tiempo, exactamente 9 años... Ama ser el centro de atención y que todos estén a su disposición. Ha salido con más chicos de los que se pueden contar con los dedos de una mano.

Me miró con una mezcla entre desprecio y asco. Llevaba jeans ajustados, tacones rosa, una remera rosa ajustada que enmarcaba su figura y un buzo rosa corto dos tonos más oscuro que la remera.

-No es nada, Reyna.

Me agaché a recoger mi bolso y mis cuadernos que se habían caído de éste. Reyna me miró con furia y pateó mis cuadernos antes de que yo los pudiera agarrar.

-Me repugnas, niña. Te crees que porque estás sola en los pasillos y en los recreos David se te acercará!? No, no lo creo, David está conmigo, lo sabías?

Al escuchar las palabras de Reyna los ojos se me cristalizaron y se me calló una lágrima. No sabía acerca de esa información. Tenía un revuelto de ideas en mi cabeza... no sabía ni en que estaba pensando de lo desconcertada que estaba.

Yo seguía tirada en el piso con mis libros y mi bolso mientras Reyna se reía de mi. Sentí la presencia de alguien detrás de mi.