Capítulo 17

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Fueron los diez minutos más increíbles de mi vida. No sólo obtuve sus autógrafos y una foto, incluso grabaron el saludo de mi correo de voz y muero porque papá me llame para que lo escuche.

No puedo encontrar a Teo y asumo que debe estar ocupado. Decido darle su espacio y me encuentro caminando hacia la playa que está detrás del hotel, la noche es cálida y necesito un respiro luego de lo que pasó.

Miro al cielo y me pregunto si mi madre también estuvo junto a mí, emocionada al igual que yo.

"¿Estás bien?" Escucho detrás de mí. No sé cuánto tiempo he estado aquí pero parece lo suficiente como para que el chico demuestre un rostro preocupado. "Te estuve buscando por todas partes." Hace una pequeña pausa. "¿Por qué lloras?"

Sorbo mi nariz y limpio mi cara. "Es como si hubiera cumplido el sueño de mamá a través de mí," digo entre lágrimas. Hemos llegado a un punto en el que no me siento avergonzada frente a él, además, estoy demasiado conmovida como para guardarme la emoción.

El chico me brinda una sonrisa tímida. "Si me dices el tuyo puedo intentar cumplirlo también."

Río por lo bajo y lo miro. "Gracias. De verdad."

Teo toma asiento junto a mí en la arena sin importarle ensuciar sus pantalones formales.

"¿No estás enojada conmigo por haber corrido hoy?" Su voz es suave y calma. ¿Cómo podría enojarme con él después de lo que hizo?

"No." Observo su perfil mirando directamente a la luna. Es una gran luna llena cuyo reflejo está impreso en el agua frente a nosotros.

"Por cierto," voltea hacia mí. "¿Te preocupaste tanto por mí como para correr con un extintor? Veo que si te intereso," comenta con diversión empujándome el hombro.

Bufo. "Eres la carnada para obtener algo que quiero, por supuesto que me interesas."

"Algún día lo admitirás." No quiero contestar porque la realidad es que me preocupé más de lo que debería y no sólo por un tema público, me daba miedo que algo le hubiera pasado en realidad.

"Es un lugar increíble," digo mirando a mí alrededor. La mayoría de los invitados están concentrados en el edificio detrás de nosotros dejando la playa para un grupo reunido a lo lejos que parece estar a punto de irse y nosotros. El hecho de que sea una zona de playa privada propiedad del hotel lo hace mucho más íntimo. "Ha pasado mucho tiempo desde que vine a esta parte de la ciudad."

La última vez fue en la fiesta de graduación de la universidad de la que me fui temprano porque alguien vomitó encima de mí y arruinó el vestido que me costó más de lo que hubiera querido pagar.

"Cuando era niño solía amar el mar," dice. "Íbamos cada fin de semana con mi familia a ver los barcos mercantiles salir del puerto. Una vez tuvimos la suerte de ver un crucero a lo lejos."

"¿No lo disfrutas ahora?"

Niega con duda. "No de la misma forma," responde pero se contradice de inmediato, "es decir, lo hago, pero me gustaría volver a verlo a través de los ojos de un niño," confiesa. "Los adultos arruinan todo."

Los adultos arruinan todo. Eso es tan cierto.

"Siempre amé el campo," revelo. "Las tierras verdes, los animales de granja, ver las estrellas por la noche. Prefería eso a un día en la playa."

"¿No te gusta la playa?"

Muerdo mi labio antes de contestar. "Me gusta, pero no puedo evitar pensar en que un día una ola vendrá a llevarme y estaré flotando en el medio del océano por mí misma." Me estremezco de solo pensarlo. "Es uno de mis grandes temores, especialmente porque no sé nadar."

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