0:02. INTERLUDE: JK⛓

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El ambiente cambia radicalmente una vez que regreso al pasillo del ala oeste. Ese camino que conozco a la perfección desde que solo tenía siete años. Por qué demonios tiene que verse así. Por qué demonios tiene que recordarme que ella es la princesa y yo la servidumbre.

Contengo las ganas de jurar en voz alta salvando los escalones hacia la planta baja de dos en dos. El señor Kim terminó de darnos las indicaciones esta mañana antes de dirigirse a la junta en la empresa.

Asegúrate que mi Abi esté lista para la seis, Jeon.

Esas palabras quedaron selladas en mi mente más tiempo del que debería. Abi tenía la presentación para la que había trabajado en los últimos dos meses y en la noche tendría que asistir con su padre a la gala de beneficencia que organizaba anualmente la familia Park en el hotel Plaza Seoul.

Teníamos un día bastante complicado y había otras cosas que me preocupaban a sobre manera. La noche anterior le había estado dando vueltas al sabotaje que por poco vuela media constructora. No hacía falta sumar dos y dos para saber que las manos detrás de aquello llevaban el apellido Lee.

Esos desgraciados no parecían detenerse con nada y lo peor es que el señor Kim quería ocultarle todo eso a Abi, algo que ya se estaba saliendo de control. Esa chica ha sido una entrometida desde que tengo memoria. Sonrío para mis adentros, una parte de mí quisiera saber la reacción de ella cuando sepa la realidad del negocio familiar. Estoy casi seguro que armaría un escándalo.

Niego con la cabeza, no estoy aquí para pensar en idioteces y el tiempo es literalmente oro. Termino mi camino hacia la cocina. Mi plan es robarle unas manzanas a Yu Jin. Casi tengo éxito…digo casi porque justo cuando estoy guardando la segunda manzana una mano me atrapa la muñeca izquierda y segundos después la venerable anciana me dedica una mirada asesina.

—No eduqué a un ratero, Kookie.

Intenta sonar enojada pero sé que es todo lo contrario. Yu Jin es todo lo que tengo para llamar familia.

—Estaba haciendo control de calidad. Solo eso.

Le dedico mi mejor sonrisa a lo que ella niega con la cabeza y se gira hacia la encimera.

—Muchacho tonto, seguro que ya desayunaste, pero como siempre tienes hambre…

Un plato de delicioso ramen quedó frente a mis ojos. En serio me hubiera gustado aceptar la invitación de Yu Jin pero como si todo se alineara en nuestra contra la figura de Abi se hizo visible en la cocina.

Cargaba la bandeja de su desayuno y en ese momento me di cuenta que había sido muy torpe. Ese es mi trabajo, no el de ella. Y por lo visto mi cuerpo lo sabía mejor que yo. En cuestiones de segundos me acerqué a la susodicha para retirarle el servicio de las manos, ganándome un ceño fruncido de parte de ella.

—Yo puedo, Kook.

—Pero es mi trabajo. —repliqué evitando que nuestros dedos hicieran contacto de más. No quería revivir la escena de segundos atar. Tenía que aceptar que ella nunca sería para mí.

—Tú como siempre eres un…

—¡Cielos, ustedes no cambian! Niños traviesos y peleoneros…

Yu Jin cortó lo que sea que Abi tuviera que reprocharme. Ambos le dedicamos una sonrisa a la anciana que había sido como una madre para los dos. Abi perdió a su madre a los cinco años, yo a los siete dejé de ver a mi madre y de mi padre nunca tuve una idea además del anillo de boda que mi madre colgó en una cadena que hasta hoy conservo.

Por eso me sentí cercano a la familia Kim, aunque siempre me quedara claro mi lugar. El señor Kim había hecho demasiado por un desconocido, por eso y muy a mi pesar mis sentimientos por su hija no podían llegar al siguiente nivel.

—Creí que ibas directo a la cochera—dijo Abi robando también una manzana de las de la encimera. Y ahora por qué no la regañas Yu Jin.

—Como siempre nuestro Kookie pasó a llevarse algo de refrigerio. Aunque ahora entiendo por qué no le hizo caso al ramen.

—Es que llevamos algo de retraso Yu-eomoni.

—Cierto, hoy es la presentación. Mucha suerte aunque no la necesitas, basta mirarte para que convenzas a esos viejos oxidados.

Ambas mujeres intercambiaron sonrisas mientras yo colocaba la bandeja del servicio sobre el fregadero. En verdad lo único que quería era congelar el tiempo y admirar en silencio la sonrisa de Abi.

Esa que dentro de poco no me pertenecería más si la cena de hoy en la noche en el Plaza corría como deseaba su padre.

—Supongo que debo esforzarme el doble.

—Abe…ya es hora…

Le dije señalando el gran reloj de la cocina. Ella terminó de comer su manzana y asintió. Nos despedimos de una sonriente Yu Jin y partimos a la cochera de la casa. Como siempre íbamos en silencio.

Le sostuve la puerta del copiloto y ella me agradeció con un asentimiento ligero. Luego regresé a la habitación donde estaba la maqueta del proyecto. Unos minutos después circulábamos con destino a la empresa Choi.

Para ser el inicio del invierno la temperatura era agradable y preferí dejar las ventanas abiertas. Abi iba concentrada en su teléfono móvil y yo en el tráfico solo para distraerme.

—Esta noche será lo del Plaza ¿verdad?

Asentí en respuesta. Segundos después la escuché suspirar. Me estaba conteniendo de mirar en su dirección, pero como siempre la mocosa no se daría por vencida.

—Este año si vas a estar…

Parecía más una orden que una pregunta. En eso todos los Kim eran iguales. Asentí nuevamente y el silencio entre nosotros se alargó cómodamente. O eso creía yo.

—Bien porque entonces tenemos que ir de compras después de la presentación.

—¿Qué no te mandaron hacer el vestido con un mes de antelación?

La pregunta brotó de mis labios antes de siquiera pensarlo. Ya era tarde, ya no me importaba tanto salirme de la línea del tráfico cuando aquellos ojos color avellana lo llenaban todos.

—Obviamente la salida de compras será para ti, Kook.

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