—Bien señorita Kim, por lo visto no solo es un hermoso rostro. Su propuesta para el Centro Comercial ecosostenible sin dudas ha sido una de las mejores que ha podido escuchar este anciano.
El señor Choi no rebajó aquella sonrisa que lo hacía muy similar a un viejo gato siamés. Los cabellos entrecanos peinados pulcramente detrás de las amplias orejas y los lentes de montura negra solo le daban el aspecto de un profesor de literatura retirado aun cuando fuera el magnate al frente de una de las transnacionales más reconocidas del país y afortunadamente aliada de la empresa inmobiliaria que el padre de Abi había levantado desde los cimientos.
—Me alegra que le haya hecho ilusión nuestra propuesta. Daremos lo mejor de nosotras para que todo llegue a buen término —asintió la castaña con una ligera reverencia dedicada a sus dos mejores amigas también sentadas a la gran mesa de cristal de la oficina de Choi’s Corporation.
—Eso ya está garantizado, no podía esperar menos de las herederas de mis mejores amigos. Sin nos disculpan, damos por terminada la reunión.
Acto seguido los ocupantes de la estancia procedieron a abandonar el lugar quedando únicamente las tres chicas antes que la puerta de caoba fuera cerrada por una de las tantas secretarias con las que contaba Choi en esa ala del edificio. Rachel, la pelirroja de aquel problemático grupo de amigas, fue la primera en explotar.
—¡Santa Madre de la Histeria! Pensé que moriría de un ataque cardiaco. En serio Abi, tienes que pasarnos el tic para lucir tan calmada cuando te está mirando una multitud de tiburones.
—Tampoco te pases de lista Rach, pero no voy a quitarle el mérito a nuestra princesa Abi. Vamos nenas, esta noche hay más de dos razones para celebrar.
Las chicas seguían parloteando mientras la protagonista de la recién concluida presentación solo prestaba atención a la pantalla de su móvil. Acababa de llegar una notificación donde el rostro serio de Jungkook se hacía notar.
—Ohhh, por lo visto nuestra nena ya tiene la cabeza en otra parte, o mejor dicho en un monumento que le alborota las hormonas a cualquiera…
Ese último comentario de Marie trajo a Abi al presente, ganándose una mirada divertida de parte de sus dos amigas.
—Por qué tienen que estar sembrando ese tipo de ideas en mi cabeza. Jungkook podría ser mi hermano pequeño…
La castaña se libró de algunos rebeldes mechones que le sobraban del abundante flequillo. Marie solo rodó los ojos antes de colgarse al brazo de la heredera de los Kim e instar a Rachel hacer lo mismo del otro lado.
—¿Hermano pequeño? ¿Solo por nueve meses? No me hagas reír Abigail. La mentira tiene patas cortas, querida mía, y la hermandad se te va a ir al carajo con semejante bombón. Y no, no me mires con cara de monja ofendida. ¿Qué tiene de malo que te guste tu amigo de infancia y ahora guardaespaldas?
¿Qué tiene de malo?
Era una buena pregunta. Bueno sería más fácil si Jungkook no se hubiera criado bajo el mismo techo que ella y ahora tuviera una extraña vida donde estaba segura que estaban sucediendo más cosas de las que podía mostrar.
A pesar de los esfuerzos de su padre porque ella siempre se concentrara en su futuro, Abi era consciente de que algunas de aquellas supuestas evasivas tenían un trasfondo más profundo y muchas veces desde su adolescencia había sido testigo de las reuniones privadas de su padre en el despacho de la tercera planta de la mansión.
La mayoría de las ocasiones por accidente, porque allí estaba la biblioteca que más le gustaba de las tres con que contaba su casa y solo dos por iniciativa propia, solo que Jungkook había aparecido como una sombra para salvarla físicamente de su plan de entender hasta dónde llegaba el secretismo en los negocios de su padre.
—Tiene que voy a llegar retrasada y aún nos falta escoger el esmoquin correcto.
La respuesta solo hizo a Rachel y Marie compartir una mirada pícara.
—Abi tú no tienes límites. Al menos manda suficientes fotos de la fiesta privada de los Park, ya que nuestras familias nunca son invitadas y además se dice que el príncipe de los Lee regresa hoy directo de Milán. Así que ayuda a estas pobres mujeres necesitadas de entretenimiento haciendo tu propio live.
—No vienen porque no quieren, les separé la invitación hace meses.
El puchero en el rostro alabastrino de Abi solo la hacía lucir más adorable mientras las puertas plateadas del ascensor tintineaban antes de marcar el número de la primera planta.
—Lo agradecemos nena—enfatizó Rachel cuando culminó el descenso y el reflejo de la espalda ancha de Jungkook quedó disponible para todas las ocupantes de la cabina—Pero creo que debes disfrutar esta noche por completo. Quién sabe, quizás tú príncipe no venga de Milán.
La broma terminó por colorearle las mejillas a la castaña al descubrir las cejas en alto en el rostro de su guardaespaldas y aquella expresión de desconfianza que solía cargar en presencia de sus amigas.
—No lo has esperar y diviértete. Te lo mereces Abe.
Casi fue arrojada a los brazos de Jungkook recreando aquella embarazosa escena cliché donde los protagonistas quedan en los brazos ajenos y se miran como si el tiempo tomara otra dimensión entre ellos.
—Ten más cuidado.
La voz de él se había convertido en un susurro grave que la hizo dar un respingo en el lugar y alejarse de su tacto como si aquellos dedos que la sostenían del brazo quemaran. Dispuesta a mantener su orgullo, Abigail se recompuso para dedicarle una mirada asesina al par que desde el elevador veía todo aquello con sonrisa maliciosa en el rostro.
—Se nos hace tarde, Jeon.
Fue lo que la castaña dijo antes de encabezar la marcha con dirección al estacionamiento de Choi's Corporation. Jungkook solo pudo poner los ojos en blanco y maldecir por dentro. Se odiaba a sí mismo por ser tan débil cuando se trataba de ella.
⛓HOMEBOY⛓
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•HOMEBOY• DSOTS#¹with JK
FanfictionAbigail Kim, hija de una de los principales magnates de la inmobiliaria coreana, está cansada de vivir bajo el férreo control de su progenitor que la obliga a estar custodiada desde que tiene uso de razón por su antes amigo de la infancia y ahora ma...