13:: Fiesta de pijamas

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Volvimos a su casa en completo silencio, supongo que nadie quería mencionar nada de lo sucedido, al menos hasta haber descansado. Justo cuando iban a abrir la puerta decidí aclarar algo.

– Me lo vais a tener que contar todo, no me importan vuestras excusas –suspiré– si no, me voy a enterar por medios peores para todos, y no queremos eso –Dylan abrió la puerta–. No voy a contarles nada a las chicas, si es lo que os preocupa. Buenas noches –entré la primera para tumbarme en el sofá y caer dormida casi al momento–.

Mi herida era el menor de mis problemas en aquel momento, y el atasco de cosas que tenía que procesar tampoco era importante. Solo necesitaba descansar, y mi cerebro me permitió hacerlo sin problemas por una vez. Ni siquiera sabía como reaccionaron los vampiritos a lo que les dije.

Abrí los ojos de nuevo, solo habían pasado cuatro horas desde que me acosté. Tenía que identificar la razón por la que estaba despierta, por lo que comencé mirando mi herida.

¿Quién me ha vendado? Y encima está bien curada, gracias supongo. ¿Cómo estarán? Eso da igual ahora, ¿físicamente estoy bien? Vale, no parece haber problema, voy a beber agua, supongo que es eso.

No, tampoco es eso, ¿será que no he cenado? He perdido mucha sangre, así que seguramente por eso no puedo dormir. La verdad es que sí tengo hambre, mejor me preparo algo de lo que compramos.

¿Debería ir a verles? Mejor mañana, ahora me voy a concentrar en cenar y dormir, necesito descansar. 

Venga, ya estoy en el sofá otra vez, a dormir. No puedo. Me cago en mi vida. Me pasé las manos por la cara, estaba desesperada. ¿Será que tengo que ir al baño? 

Volví a tumbarme en el sofá tras eso, ya no podía hacer nada más. ¿Por qué sigo sintiendo que me falta algo entonces? A lo mejor sí que podría ir a ver si están bien. A ver si así puedo dormir.

Me levanté, dándome cuenta de lo incómoda que estaba con el vestido. Además, necesitaba una ducha. Subí las escaleras un poco indecisa, ¿a quién iba a pedirle el favor? En un principio solo iba a ver cómo estaban después de hoy.

Claro que podía pedirle una camiseta a Dylan para estar más cómoda, pero, ¿ducharme en su habitación? Eso ya es mucho pedir, ya le he molestado suficiente hoy con mis malas sensaciones, tiene que dormir. Me senté en las escaleras de espalda a las habitaciones, necesitaba pensar. Por otro lado, si voy a Alan, hay una posibilidad de que se ría de mí, y no sé si estoy para eso ahora mismo.  Además, él también necesita descansar, tampoco voy a despertarlo por una tontería así. Y claro que puedo ir a por algo de ropa mía, o cogerla de alguna de mis amigas, pero no puedo arriesgarme a despertarlas, necesitan estar bien. ¿Desde cuándo estoy llorando?  Ducharme en un baño frente al pasillo, completamente sola, me incomoda más que la molestia por toda la suciedad y las heridas de hoy.

– Judith, ¿qué haces aquí sentada llorando? –Dylan se agachó a mi lado– ¿necesitas algo? ¿Quieres entrar? 

Intenté explicarme, de verdad lo hice, pero solo podía llorar cada vez más. Me tapé la boca, no quería hacer ruido y despertar a alguien. El chico simplemente se sentó a mi lado y me acercó a él, pasándome un brazo por los hombros.

– No te preocupes –me dio un beso en la cabeza– desahógate tranquila.

Pasamos veinte minutos así.

– Me pasan tantas cosas que no sé por dónde empezar –expliqué después de calmarme–.

– ¿Quieres contármelo cómoda desde la cama? –Sonrió– y tengo agua, te va a venir bien.

– Gracias –me levanté como pude–.

Entramos a su habitación, donde acabé por sentarme en el borde de la cama. Sí que era cómoda. Bebí de la botella que me había ofrecido, y suspiré terminando de calmarme. Estaba agotada.

Sunset Academy [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora