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Dio tres toques a la puerta frente a él y esperó a que su pareja salga del departamento.

Acomodó sus ropas por enésima vez cuando escuchó un "¡Ya voy!"  dentro del departamento. A YoonGi le resultaba complicado calmar sus nervios, no paraba de pensar en las diversas y posibles formas de reaccionar de JiMin frente a aquella propuesta.

Con la mirada puesta en el suelo resolvía mentalmente operaciones matemáticas, en busca de disipar su nerviosismo. Su espera finalizó cuando el sonido de la puerta abriéndose llegó a sus oídos. Elevando su mirada pudo visualizarlo, se sonrieron mutuamente y el menor cerró la puerta de su departamento, asegurándola.

—Hola, cielo. —inició JiMin, mientras le robaba un beso en los labios.— Siento mucho haber demorado.

—Está bien, Jim. Esperaría siglos si fuera por ti. —la melodiosa risa de su pareja se hizo presente y una vez más confirmó que podría reconocer ese sonido en cualquier parte del mundo.— Te lo digo en serio, amor.

—Yah, hyung. —reclamó mientras abrazaba a su mayor por la cintura, pegando su mentón en el pecho contrario.

—¿Nos vamos? —Park asintió, mas no abandonó la posición en la que se encontraban, impidiéndole caminar con normalidad.— ¿Qué sucede?

—Mmm, quiero un besito más. —pidió juguetonamente mientras hacía un piquito con sus labios, el mayor rio y cedió ante la petición.— Ahora sí, vamos.

Con las manos entrelazadas salieron del edificio de Park, con un destino secreto que el menor aún no descubría.

Dentro del auto del mayor, JiMin cantaba las canciones que se reproducían. YoonGi condujo durante varios minutos, los suficientes como para deleitarse de la angelical voz de su pareja. Cuando llegaron a su destino, el menor soltó un chillido emocionado al reconocer el lugar.

—¡Amor, es el lugar de nuestra primera cita! —mencionó mientras bajaba del auto y corría hacia el lugar sin detenerse a esperar a YoonGi.

—¡JiMin, espera! —gritó mientras corría tras él hasta alcanzarlo.

Puestos de comida callejera.

No ocupa el primer puesto en los lugares más elegantes ni más costosos para tener la primera cita, sin embargo para la pareja era muy especial. Aún recuerdan las sonrisas nerviosas que se dedicaron, los sutiles roces de manos y aquel primer "te quiero" que se dijeron el uno al otro.

Caminaron por varios puestos y gozaron del delicioso sabor de la comida en compañía del otro, mientras soltaban risitas alegres. Comiendo una hamburguesa, JiMin se percató de un detalle.

—Cariño, déjame... —calló para acercarse a su pareja y con la ayuda de una servilleta limpió los restos de comida que había en una de las mejillas de Min.— listo, mucho mejor. —rio al ver el rostro embobado de su chico.— ¿Qué?

—Creí que ibas a besarme.

La risa del menor apareció nuevamente y un beso fue plantado en los labios de YoonGi.

[ 💌 ]

—¡Odio las montañas rusas! —gritó un chico completamente asustado cuando la máquina hizo la gran caída que todos esperamos cuando subimos al juego mecánico.

YoonGi siempre odió las actividades que involucren alturas descomunales. JiMin siempre las adoró.

Y Min nunca duda en hacer feliz a su chico.

—¡Está increíble! —respondió el menor, disfrutando de la atracción.

—¡Para mí no! —contraatacó y cerró los ojos, evitando la realidad. Sintió que la máquina disminuía su velocidad, y cuando creyó que la tortura había finalizado, la pareja yacía subiendo nuevamente aquella empinada inclinación, rumbo a la cima.— ¿Una segunda vuelta? ¡No, no, no!

[...]

Lo primero que hizo YoonGi al salir del juego mecánico fue apoyar sus manos en sus rodillas y mantenerse en aquella posición unos segundos.

Unas suaves caricias en su espalda hicieron que volteara a mirar a su menor, quien se encontraba con una expresión preocupada.

—Lo siento, no debimos subir. —entre pequeños pucheros se lamentó, mientras acomodaba el cabello de su pareja.— Voy por agua, espérame aquí, Yoon.

—No es necesario, cariño. —paró a Park tomándole del brazo.— Estoy bien. —su pareja lo miró dudando.— Hey, créeme. Más bien, ¿te gustaría dar una caminata?

—Pero promete que si te sientes mal, iremos de inmediato a casa.

—Hecho. —dio un beso en la pequeña nariz del más bajo.— Vamos.

El menor entrelazó su brazo con el del contrario para luego caminar lentamente por el parque de atracciones, sintiendo la fría brisa en sus rostros y admirando la estrellada noche.

El tiempo pasó, y cuando faltaban tres minutos para que el reloj marque las diez de la noche, Min supo que era hora. Detuvo su caminar, obteniendo la mirada confundida de su pareja.

—¿Qué sucede, amor? —cuestionó Park.

—Tengo algo importante que decirte.

—Claro. Adelante. —incitó.

Tomó ambas manos de su pareja y con nerviosismo habló.

—JiMin, gracias a ti pude entender el significado de amar y ser amado. Aprendí que el amor se trata de mucho más que una simple palabra. Que el amor es bondadoso, paciente, no guarda rencor ni se enoja fácilmente, todo lo espera, y todo lo soporta. Eres el único para mí, cielo, verte sonreír es lo único que necesito para iniciar mi día. Mi vida resplandeció cuando te conocí, caí perdidamente enamorado de ti y no me arrepiento de entregarte mi corazón. Estoy seguro que mi amor por ti jamás se extinguirá, es por ello que hoy, frente a ti, pregunto: ¿Me concederías el honor de casarte conmigo?

Se arrodilló frente a él y abrió la pequeña caja que contenía el anillo.

¿Hablé mucho? ¿Y si no dije las palabras correctas? ¿Qué tal si tira el anillo? ¿O si se desmaya?

Los hipotéticos escenarios que aparecieron en la mente de YoonGi cesaron de manera abrupta cuando escuchó al menor decir: —¡Sí! Dios, Yoon, ¡claro que acepto!

El menor se abalanzó sobre Min, mientras balbuceaba oraciones que expresaban lo emocionado que estaba por dar un gran paso en su relación, el matrimonio.

—Te amo tanto, corazón. —dijo el mayor mientras acariciaba los cabellos de su ahora prometido.

—Te amo, Gigi. Siempre te amaré. —respondió Park, escondiendo su rostro en el cuello de YoonGi.

Mirando por primera vez el precioso anillo en su dedo, JiMin supo que estuvieron destinados a permanecer juntos por el resto de sus vidas.

Y adorando la sonrisa de su novio, YoonGi reconoció que nunca amaría a otra persona que no fuera ese chico de ojos encantadores.

—¿No es tan bonito pensar que todo este tiempo existió un hilo invisible que te ataba a mí? —preguntó el menor, enroscando sus brazos alrededor del cuello contrario.

—Un único hilo de oro me ató a ti, hermoso chico. —sentenció el más alto.

Sus labios se encontraron una vez más, mientras lágrimas de felicidad se mezclaban en sus rostros.

El espectáculo de fuegos artificiales dio inicio justo detrás de ellos, rieron al romper la unión de sus belfos.

Se amarían incondicionalmente, era un hecho.

if we were together | ym auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora