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Envió una respuesta al mensaje de texto recibido y guardó el teléfono móvil en uno de los bolsillos de su pantalón mientras caminaba apresurado a retocar el perfume y darse una última mirada al espejo.

JiMin exhaló nervioso y contó mentalmente hasta tres. A paso decidido salió del departamento y aseguró la puerta principal, para luego dirigirse al elevador. Cuando estuvo dentro del reducido espacio, presionó la opción del primer piso y luego de unos minutos el chico se encaminaba al auto negro que reconocía fácilmente.

Notó que la puerta del conductor era abierta, para luego visualizar al chico de tez pálida salir del vehículo y rodearlo. El ramo de flores no pasó desapercibido a la vista de Park, deteniendo lentamente su paso y detallando al responsable de los latidos desenfrenados de su corazón. YoonGi vestía un pantalón y saco negro mientras que su camisa era blanca, la ausencia de corbata era reemplazada por los tres primeros botones desabrochados. Y eso a JiMin le había encantado.

Salió del edificio y mostró una sonrisa tímida, pues hace mucho no recibía un detalle. Tomó el ramo en brazos y conectó su mirada con la del mayor.

—Traje estas flores para ti, realmente espero que te agraden. —las palabras de Min eran genuinas, y su mirada expresaba mucho más que amor.— Te ves precioso, Jim.

Gracias a la observación minuciosa que hizo en pocos segundos, YoonGi notó que el conjunto de ropa del chico era similar al suyo, con la única diferencia del saco, pues JiMin no traía uno consigo.

Tenía en cuenta que, debido a trabajar en la misma instalación, había visto al chico utilizar ropa formal cinco días a la semana, sin embargo, el menor siempre robaría su atención, admirando aquel pantalón de vestir ceñirse a su cintura y aquella camisa blanca combinar con su tez.

—Gracias. Te ves guapo, Yoon. —los ojos del más bajo destellaron cuando los del contrario se achicaron debido a la sonrisa que le estaba regalando únicamente a él.

—Gracias, ángel. Bien, vamos —caminó unos pasos hasta la puerta del copiloto y la abrió, invitando a su chico a sentarse.—, la cena en tu restaurante favorito te espera.

El transcurso desde la casa de Park hasta el restaurante se basó en conversaciones cortas y nerviosas. Quince minutos en donde ambos miraban al frente, intentando distraerse con las calles de la ciudad y disipar el nerviosismo que les generaba estar junto al otro, hasta que alguien se atrevía a hablar. Así, hablarían unos minutos y luego de unas pequeñas sonrisas volverían a permanecer en silencio. Un ciclo bastante complicado de romper.

YoonGi apagó el motor del auto y ambos salieron del vehículo, deteniéndose a mirar el gran restaurante. Los labios de JiMin formaron una sonrisa alegre, y el mayor deseó poder detener el tiempo para poder admirar al chico durante horas.

Salió de su ensoñación cuando sintió que alguien tiraba levemente de su brazo, obligándolo a caminar hacia la entrada principal. Una vez dentro, YoonGi solicitó la mesa que había reservado horas antes. Fueron guiados al lugar, y cuando tomaron asiento, se les hizo entrega de las cartas con los diversos platillos que el restaurante ofrecía. Cada quien hizo su respectivo pedido, y una vez que la persona que los atendía tomó nota para luego retirarse, ambos permanecieron mirando la mesa como el objeto más interesante del planeta.

No sabían cómo actuar, cuándo hablar, o qué decir. Para ambos estaba más que claro que una vez iniciada la conversación acerca del tema, ya no habría vuelta atrás. Estaban seguros de lo que sentían, pero inseguros de los sentimientos del otro, y tenían temor del resultado que la cita les arrojaría, porque con ella sus vidas tendrían un cambio positivo o negativo.

La comida llegó a sus mesas en un abrir y cerrar de ojos, el aroma tan apetitoso que desprendía cada platillo los puso a degustarlos de manera instantánea.

if we were together | ym auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora