Capítulo 09.

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Jungkook por fin había terminado, fueron muchos papeles que leer y firmar. Sus ojos dolían por tanto usar la computadora y sus dedos dolían por responder tantos emails, odiaba esta época del año. Un golpe lo sacó de sus pensamientos.

—¡Pase! —dijo Jeon mirando la puerta que tenía en frente. La figura de Daira se dio a conocer.

—Le traje un café con dos de azúcar —dijo amablemente dejando el café en la dura madera del escritorio. Jungkook la miró asombrado, no le había pedido nada.

—Muchas gracias, Daira —hubo un breve silencio—. Disculpa que pregunte, no quiero sonar mal agradecido, pero, ¿por qué me trajiste un café? —Daira le regaló una pequeña sonrisa.

—Pues, hace algunos días que se queda hasta tarde y lo noto cansado, así que, ¿qué mejor que un café caliente para aliviar un poco, no? —Jungkook le sonrió y ella le devolvió la sonrisa.

—En serio, muchas gracias.

—No hay de qué, señor Jeon —el alfa frunció el ceño.

—Jungkook —corrigió.

—Que tenga buena noche, señor Jeon —fue lo último que dijo antes de perderse del otro lado de la puerta. Jungkook solo negó divertido, agarró la taza y le dio un sorbo a su bebida caliente. Puso sus dos manos alrededor de la taza e hizo un sonido de satisfacción, el calor en sus manos frías se sentía increíble.

El frío en el ambiente se notaba mucho más que otros días, el calor de la calefacción no era suficiente. Jungkook miró la hora, eran las nueve y diecisiete minutos, tenía que marcharse. Escuchó como el picaporte de la puerta era tirado con fuerza y vio la figura de su padre aparecer.

—Hay tanto trabajo y tú solo... ¿solo tomas café? Tienes que trabajar, joder, ¡esto no es un juego, Jungkook! —su padre tenía la mirada sobre él.

—Yo, yo ya terminé, solo estaba descansando —dijo con su voz calma.

—¿Descansar? Yo a tu edad adelantaba hasta el trabajo de mañana —lo clásico, le decía lo que él hacía a su edad, todas las cosas que adelantaba, todas las cosas que hacía para complacer a su padre, cosas que Jungkook no hacía supuestamente Dongwook. Su hijo solo escuchaba atento, pero por dentro quería desaparecer, nunca podía complacerlo y duda hacerlo algún día.

—Iré a quedarme en tu casa, no conseguí un hotel —Jungkook asintió, terminando su taza de café y dejándola sobre el plato en donde lo había traído Daira—. Vámonos —ordenó su padre y se levantó de su asiento para abrigarse.

✧✦✧

La noche pegó con fuerza, el viento era potente y el frío era demasiado notorio. Jaehyun temblaba sobre él y Jimin temblaba al igual que su cachorro. La pocas personas que pasaban lo hacían de prisa, sin mirar al omega de ojos azules, el cual no podía hablar del frío que tenía. El abrigo negro ya no servía y cubrir a Jae con miles de prendas viejas y mantas parecían no dar resultado, su bebé seguía temblando. Trataban de darse calor entre los dos, pero era imposible.

Jungkook y su padre bajaron del tren, caminaron hasta la salida y cruzaron la calle para dirigirse al ya conocido parque. Sus pasos eran rápidos, no veían la hora de llegar al departamento del rizado.

Un pensamiento cruzó la mente del rizado o más bien un omega. El omega castaño se coló en los pensamientos sin sentido del alfa, este frío era demasiado y no tenían un techo. Una imagen apareció en el campo de visión del alfa, un omega temblando y un cachorro tratando de tener el mayor calor de su madre. La preocupación se instaló en el cuerpo de Jungkook y su alfa le decía que los ayude, pero ¿cómo?, no se los podía llevar así como si nada, además conociendo al omega no aceptaría ni por más que le pagasen.

park  ᡴꪫ  kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora