HOUSE OF BLACK || Theodore Nott fanfic!
"Ser una Black digna de su apellido".
Madelyn siempre había tenido esos pensamientos, especialmente al recordar que su padre, Sirius Black, traicionó el legado familiar al irse a los Potter.
Detrás del árbol...
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CAPÍTULO NUEVE «Navidad con los Malfoy»
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En la habitación, Madelyn se encontraba sumida en un profundo sueño, ajena a los sonidos del mundo exterior. De repente, un murmullo cercano interrumpió su paz. Se removió en su cama, sintiendo el calor que emanaba de su propio cuerpo.
—Mady... despierta. —volvió a escuchar el murmullo, esta vez más insistente. Reconoció la voz de Draco, quien le sacudía suavemente el hombro en un intento por despertarla.
—¿Uhm? —murmuró ella adormilada, entreabriendo los ojos.
—Levántate, ya casi es hora... —avisó el platinado con una mezcla de ternura y urgencia—. Ya llevo un rato tratando de despertarte; tienes el sueño pesado, niña.
—Ya voy. —se quejó con una mueca mientras se levantaba, quedando sentada en el centro de la gran cama. Se pasó las manos por toda la cara, soltando un bufido lleno de pereza.
Miro de reojo a Draco, que estaba a un lado de la cama mirándola con los brazos cruzados. Él lucía impecable en su traje elegante color negro; debía admitir que le quedaba muy bien.
—Qué guapo te ves. —murmuró sonriendo.
—Lo sé —respondió él con una sonrisa presumida—. Te dejaré para que te arregles —dijo antes de salir y cerrar la puerta tras de sí.
La castaña se levantó de la cama y se dirigió directamente al baño. Después de una refrescante ducha que la ayudó a despejarse, buscó en su armario lo que se pondría para esa ocasión especial.
Optó por un vestido de manga larga color negro que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, adornado con bordados dorados en la falda que brillaban sutilmente bajo la luz de los faroles. Completó su atuendo con unos zapatos medianos elegantes y un collar a juego junto al anillo que le había regalado Draco y otro que ya poseía desde hacía tiempo.
Su cabello lo dejó suelto, permitiendo que sus ondas cayeran en cascada sobre sus hombros. La luz de la luna reflejaba destellos plateados en su melena, resaltando su brillo natural. Un suave rubor coloreaba sus mejillas, realzando la delicadeza de sus facciones. Sus ojos, normalmente chispeantes y llenos de vida, reflejaban una mezcla de nerviosismo y expectación.