Encuentro casual

I

Sousuke no esperaba sus cumpleaños con mayor entusiasmo desde que cumplió trece años, tal vez porque ya había llegado a la adolescencia o simplemente era una falla en su personalidad, como solía decir su madre. Por eso, con las felicitaciones de sus padres, su primo y amigos cercanos, se daba por satisfecho.
Pero este año cumpliría veintiuno, era algo importante, según Rin, por lo que se lamentó, más de lo usual, de no estar en Japón para esa fecha.

—Festejaremos cuando vaya —le había dicho en su llamada, justo pasando unos segundos de la medianoche. Una costumbre de cumpleaños entre ellos.

—Claro, no te preocupes. De todas formas, este año cae jueves, así que igual tendríamos que postergarlo; las clases, el entrenamiento, ya sabes.

—Sí, sí. Ya podemos beber alcohol sin culpa, así que prepárate.

—Lo haré.

Sousuke podría culpar a esa llamada por su repentino interés en hacer algo "especial" por la fecha. De lo contrario, había ido a su departamento y se habría puesto a estudiar o adelantar alguna tarea, o tal vez se hubiera quedado a entrenar un poco más; pero no, estaba parado frente a un bar, con su bolso deportivo colgando de su hombro, sopesando los pros y los contras de entrar ahí. Pensó en llamar a Kisumi o tal vez a Natsuya, ellos siempre están disponibles para festejar, siempre que sea en un buen bar.

O podría conocer a alguien ahí y tener algún encuentro casual, de los de una sola vez y ya no más. Hace mucho que no tenía de esos encuentros, y.... ¿por qué no? Era su cumpleaños.

Decidió entrar primero, para ver el ambiente y, tal vez, llamar a sus amigos después. Tal vez.

La verdad, esa idea de sexo casual, lo estaba entusiasmando más que las otras opciones.

El lugar no era muy  grande, y no estaba muy concurrido, suponía que era normal por ser entre semana.

La música de fondo era agradable, rock de los 80's o 90's. Había mesas con sillas rodeando la barra de licores y, en un ambiente separado, bajando un corto tramo de escaleras, unas cuatro mesas de billar.

Grande fue su sorpresa, al distinguir entre ese grupo de personas a Makoto Tachibana, y más grande fue su sorpresa al verlo jugar billar.

Parecía desenvolverse bastante bien en ese ambiente, con un taco de billar en una mano y una botella de cerveza en la otra, rodeado de personas que fácilmente podrían pertenecer a alguna pandilla, con peinados raros y engominados. Y sin Nanase. Nunca lo hubiera imaginado.

Interesante.

De hecho, era más que interesante.
Sousuke se sentía muy atraído hacia Makoto, desde que volvió a verlo en la preparatoria, pero no había cruzado por su mente intentar algo más con él, ni en ese entonces ni cuando se volvieron a encontrar en Tokio. No es que no le gustara lo suficiente, ni mucho menos; Makoto, además de ser bastante atractivo, también era cálido y dulce, todo lo que podía pedir en una persona. Pero tenía un gran defecto: un apéndice llamado Haruka Nanase. O al menos eso parecía, siempre que se encontraban por casualidad con Makoto, Haruka aparecía en cuestión de segundos, mirándolo con desprecio, sin disimularlo en absoluto. Y eso que habían intentado limar asperezas desde que Sousuke volvió a competir.
En realidad, el odio volvió a la mirada de Nanase cuando lo sorprendió mirando fijamente a Makoto. Ya había pasado más de un año desde ese entonces.

Fue, justamente, en el cumpleaños de Nanase y Sousuke fue arrastrado por Rin a un festejo improvisado en una playa cerca de Tokio. Makoto estaba cerca de orilla, jugando a salpicarse agua con Nagisa; Sousuke se concentró en el castaño, miraba como las gotas de agua salada resbalaban por su espalda y se perdían en su bañador, lo veía reír a carcajadas mientras peinaba su cabello con su mano. Sousuke no se dio cuenta de que lo estaba haciendo hasta que sintió la mirada ajena clavada en él. Una mirada azul, inquisitiva y penetrante.