-16-

3K 279 63
                                    


MINJI

—¡Hanni!

Me levanté del sillón en cuanto la vi huir y la seguí por las escaleras, alcanzándola justo antes de que entrara a su habitación.

Tomé su muñeca con suavidad, pero ella se tensó al instante.

—¿Qué ocurre? ¿Hice algo mal?

Su respiración era agitada, sus ojos se veían más grandes de lo normal, como si estuviera en pánico.

—Esto está mal —susurró con la voz temblorosa.

Fruncí el ceño.

—¿Qué? ¿De qué hablas?

—Nosotras... no está bien —su mirada estaba clavada en el suelo—. A mí no me gustan las chicas.

Ah...

—Hanni, no tiene nada de malo que te gusten las chicas.

—¡No! —su voz sonó más fuerte de lo que esperaba.

Actué por instinto.

Llevé mi mano a su boca para callarla y la empujé con suavidad dentro de su habitación antes de cerrar la puerta tras de mí.

—Hanni, tranquila...

Ella se apartó de inmediato, con la respiración agitada.

—Fue un error —su voz sonó más firme esta vez—. Eso es lo que fue. Eso nunca debió pasar.

Un error.

Mis labios se apretaron.

—Pues pasó —respondí, intentando mantener la calma—. Y no parecías quejarte mucho mientras nos besábamos.

Sus mejillas se encendieron, pero su expresión se endureció.

—No estaba pensando.

Solté una risa seca.

—¿Ah, no?

—No.

Sus manos se apretaron en puños y en su mirada había algo más que incomodidad.

Había miedo.

Hanni tomó aire y caminó hasta la puerta. La abrió sin titubear.

—Ahora, por favor, sal de mi habitación.

Me quedé inmóvil por unos segundos, mirándola.

Realmente iba en serio.

Sin decir nada, pasé junto a ella y salí.

Ni siquiera esperó a que bajara las escaleras antes de cerrar la puerta con fuerza.

El ruido resonó en el pasillo como un golpe seco en el pecho.

Un error.

La palabra se repetía en mi cabeza como un eco molesto.

Normalmente yo era la que decía eso.

Yo era la que ponía las reglas. La que dejaba en claro que no significaba nada.

Pero ahora alguien más me lo decía a mí.

Y por alguna razón, no me gustó.

Sacudí la cabeza y apreté la mandíbula.

Que se vaya a la mierda.

—¡Ya vámonos, elfo! —grité desde afuera de su habitación, con impaciencia.

Silencio.

Hurt - bbangsaz    EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora