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Noah

—¿Hmmm?—Digo cogiendo el móvil recién levantado. — qué cojones quieres Ian me has despertado

—Qué quieres tú, Noah, ¿no habíamos quedado en que querías que te tatuase? — Habló. Se le notaba enfadado.

Entonces me acordé. Habíamos quedado para que me tatuase algo.

Mierda tio, en serio, lo siento. —Dije mientas me levantaba corriendo de la cama— Te prometo que en menos de veinte minuto estoy ahí.

Y así sería. Me levanté de la cama, cogiendo lo primero que vi; que fue una sudadera dos tallas más grande que yo, unos pantalones deportivos y unas zapatillas que debían ser blancas hace bastante, pero que ahora no lo son.

Me acerqué al baño, me eché colonia y desodorante, intenté colocar algo decente mi pelo, iba a ser complicado. Eché algo de agua, e intenté colocarlo en su sitio, cosa que vi imposible así que, solamente usé una gorra para taparlo. Con la barba desistí, no tenia tiempo para arreglarla.

Salí de casa, sin desayunar, cogiendo mi riñonera, con el tabaco, y la marihuana que me había sobrado, y corrí hacia el estudio de Ian, que se encontraba a unos 10 minutos de mi casa.

Llegué tarde, como no, y pude ver como Ian estaba enfadado.

Estaban todo mi grupo de amigos allí, estaba Lucas, Charlie y Hugo.

Perdona tío, el porro de hoy invito yo te lo prometo —pude ver como le cambió la cara y fui a saludar a todos mis amigos dándoles el puño— Me sorprende verte aquí Lucas, ¿te has escapado de tu colegio pijo y vienes a hacerte un tatuaje, pero que te cubra la parte que está en el traje? —Dije bromeando y él solo me sacó el dedo.

Lucas no es de la misma clase social que nosotros, ni mucho menos. Su padre es un abogado muy famoso y su madre lo es más, ha llegado a diseñar ropa para gente muy importante. Tiene mucha pasta, y sobretodo tiene la presión de que, esa empresa va a ser suya.  Él no es como toda esa gente con pasta, y por eso creo que se siente tan cómodo con nosotros, porque nunca le vamos a juzgar. Pero claro, nunca nos lo contaría.

—¿Entonces que querías? ¿esto? — Saca Ian su iPad donde estaba el boceto

Era un tatuaje que iba a hacerme en el pecho, era una especie de brújula con flores, y los puntos cardinales eran las iniciales de mi abuela, de mis hermanos y de mi madre; la inicial de mi abuela iría en el corazón.

Exacto, eso quiero —dije poniéndome cómodo y tumbándome en la camilla— adelante.

Ian preparó todo lo necesario para tatuar y comenzó a inyectar la aguja sobre mi piel.

Es el pecho, y cubre parte del esternón, ya te dije que vas a flipar — En el momento que Ian inyectó la primera aguja, pude observar de cuánto dolor estaba hablando.

Lucas ¿como se dice me cago en tu madre Ian en italiano? —Dije sufriendo de dolor.

Lucas estaba desprevenido fumándose un porro, y al escuchar eso se echó a reír.

Obviamente no hay preferencias en mi grupo, pero si es cierto que me puedo inclinar más a Lucas. Es el más pequeño, el que menos se a dejado conocer porque interioriza mucho sus sentimientos, y por eso es como una sensación interna que tengo yo de protegerle.

¿Porque no mejor que te jodan que vas a ocupar menos en decirlo? —preguntó riendo y yo asentí— «Vaffanculo»

—«Vaffanculo» — Repetí. Seguramente ni con comparación de como lo había pronunciado Lucas.

Hora y media después; solicité un descanso.

—¿Vamos a fumar el porro no? Que invita Noah —dijo Charlie y yo asentí.

Me le hice y salimos a fuera del estudio, a que al menos me diese algo el aire, porque estaba empezando a marearme, y aunque el aire frío no hacía ningún favor a mi piel recién tatuada, inflamada y escocida, algo, aunque fuese mínimo, lo agradecía.

¿Fuego?— Pregunté tocándome los bolsillos, intentando encontrar mechero.

Todos mis amigos se tocaron los bolsillos casi al unísono, pero ninguno tenía.

Joder macho, para una vez que invita Noah— dijo Hugo.

Fui en ese momento cuando dos chicas, una morena y una rubia, estaban pasando por al lado del estudio.

Eh chicas, ¿tenéis fuego?— pregunté acercándome a ellas.

—¿Me ves con cara de fumar y de querer morirme de cáncer de pulmón a los 30 años?—Habló la morena.

Era morena, tenía los ojos verdes y el pelo muy muy liso. Estaba maquillada con un color de ojos neutro, pero un pinta labios rojo muy potente. Y no sé de marcas de moda, pero ese vestido debía de costar una fortuna.

Entonces la chica rubia que estaba a su lado se rió.

—Yo si tengo, toma —me dio el mechero mientras siguió riéndose por la contestación de su amigo.

Me acercó un mechero color negro mate, que hasta eso parecía costar dinero.

Vaya, parece que fui a pedírselo a la borde —Dije poniéndome el porro en la boca para encendermelo—gracias rubia.

La chica rubia sonrió y se adelantaron para irse.

¡Espera! —ambas se giraron— aún no me has dicho tu nombre para ponerte en la lista de chicas bordes a las que no pedirlas fuego.

Yo me llamo Mía y esta es... —dijo la chica rubia, la morena dio un codazo, haciendo que Mia no dijese nada.

Tienes cara de Lucía —dije y ella rodó los ojos.

—¿Marta? — dijo Ian y ella tan solo rió.

¿A mi me insultas y con Ian te ríes?

Las chicas, bueno en realidad solo Mia, se despidieron y yo me quedé con mis chavales a fuera del local.

Mire victorioso al ver que no la había devuelvo el mechero.

Hermano, me he enamorado de la morena —le dije y él tan solo asintió.

Yo también —admitió Ian.

Deberiamos entrar dentro, que Noah ya está anestesiado para toda la sesión, no ves que está hasta babeando —habló Lucas tirando al suelo lo último que quedaba del porro.

—Hermano, es que ¿tú has visto eso? —dije y Lucas alzó los hombros. — Oye por cierto, tatuémonos algo en el culo, juntos, un porro o algo de eso.

Entonces todos rieron y Hugo cogió el iPad de Ian para hacer el boceto.

Un oso fumado — Habló Hugo

Búa bro me parece perfecto

—Ya veremos — habló Lucas

Vamos tio, no seas aguafiestas, tu padre no va a mirarte el culo todos los días

AMOREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora