743 [Flynn Rider X Hermanos Stabbington]

01

No te enamoras de ladrones. Ni de bandidos, ni mucho menos de dos hijos de puta que sabes te romperán el corazón. Flynn ya debería saber eso, también debería saber que esos hermanos deben estar realmente enojados con él por mandarlos a la cárcel.

Pensó que lo superaría, que después de ese año planeando robos y asaltos en los que quiso enredarse con los Stabbington todo quedará atrás. Oh, y cuando planearon ese gran robo de la corona, oh, cuánto tiempo tuvo que invertir Flynn para apartar la mirada del gemelo mayor; ambos Stabbington eran fuertes, todo músculos y furia.

Y Rapunzel. Flynn la ama, pero no de la forma que debería; y a pesar de lo que los jodidos hermanos Stabbington le hicieron para conseguir la corona, Flynn simplemente no puede quemar esos sentimientos. Se alejó de Rapunzel en buenos términos, recibió incluso una gran recompensa por eso; Flynn asume que también el rey estaba aliviado de no tener que casar a su hija con una ex ladrón.

Flynn no es Flynn. Está seguro de eso. Los hermanos Stabbington debieron saberlo desde que se conocieron; pero todos actuaron como si ese fuera su nombre, lo hizo feliz, al menos no tenía que decir su verdadero nombre.

Ahora se pregunta si ellos quisieron saber su verdadero nombre. Eugene.

Bebe de su jarra de cerveza, el Patito Feo se las a arreglado con todo el desastre de la búsqueda de la corona, ahora está limpio, y todos esos ladrones, embusteros y mercenarios parecen relajados, sin ganas de iniciar una pelea.

Está en la mesa más arrinconada del lugar, la puerta se abre y la campana suena. Eugene no le prestaría atención, de no ser por el distintivo cabello rojizo y el parche del gemelo menor.

Mierda. Eugene debía saber que ellos tendrían que terminar aquí de alguna forma. Claro, escucho que salieron de la cárcel porque alguien pagó mucho (sea quien sea). No espero que en realidad fuera verdad, mucho menos que un chisme y más como una afirmación. Agradece estar en la última mesa; algunos ladrones saludan a los hermanos Stabbington con entusiasmo y otros bromean de forma ligera de su tiempo en la cárcel y de quien los envió allí.

Reza a cualquier dios para pasar desapercibido. Milagrosamente lo hace, o eso cree.

Se maldice por eso. Toma largos tragos de cerveza, incluso está seguro de que está comenzando a perder la poca sobriedad que tenía. Es tarde de todas formas, ya ha pagado por una habitación, así que puede irse a cualquier hora de la noche. Pide más cerveza.

Y quizás está un poco ebrio, quizás no y sigue sobrio. No importa. Patchy está a su lado, se deja caer en el asiento, Eugene casi se atraganta con su cerveza, se encoge por inercia. No quiere pelear, al menos con unos tragos encima.

Patchy es el gemelo menor, el del parche, el mudo, EL HIJO DE PUTA qué, desde que comenzó a llamarlo por ese apodo, quiso golpearlo. Este Stabbington no hace nada, quizás porque siempre hace las cosas por orden de su hermano, solo se deja caer a su alrededor e incluso pasa un brazo detrás de Eugene, hace que se tense. Sin embargo, sigue bebiendo.

El otro Stabbington se deja caer a su otro lado, acorralando lo contra su hermano y la pared detrás de él.

—Flynn Rider— su voz sale gruesa. Eugene no puede evitar sentirse nervioso. —O Eugene...

Lo ve tomar de su propia jarra. Patch sigue sin moverse, casi parece deshuesado a su lado, y su único ojo no para de mirarlo.

—Oh, mis queridos hermanos Stabbington—, dice con la mejor de las voces que puede sacar —tiempo sin verlos, ¿cómo les ha ido?

El Stabbington mayor solo lo mira, detrás de su jarra. Eugene está comenzando a arrepentirse de elegir la mesa más alejada, nadie mira en su dirección, o solo están ignorandolos esperando que no inicien una pelea. Eugene espera que no haya una pelea.

—Nos debes mucho, Rider.

—Ah.

—Tu princesita nos sacó de esa cárcel, Rider. ¿Se lo pediste?— Eugene no le dijo nada de eso, tal vez le habló un poco a leguas de esos sentimientos.

Solo mira de reojo al Stabbington mayor. Niega despacio, bebiendo un poco más.

Hay un largo silencio, incluso los hermanos se ponen a comer, pero no dejan de ser tan imponentes. Se resigna a quedarse en medio de ellos, hasta se arrima en la pared. Necesitará más alcohol para superar esto.

Patchy lo voltea a ver de vez en cuando. Eugene no va escapar, quiere decir, no cuando está atrapado entre dos hombres que son más grandes y corpulentos que él. Lo ve resoplar, como si supiera lo que piensa, si es así Eugene espera que no sepa que quiere hacer algo estupido contra el gemelo menor.

Al final se cansa de solo estar en medio de ellos dos y beber, debe pedir algo para comer al menos. Sin querer termina apoyando una de sus manos en el muslo de Patchy, o quizás sí lo hace con intención, pero de verdad, quiere comer algo, ver a los hermanos Stabbington comer le dio algo de hambre.

No lo dejan ir, no recibe un golpe por su audacia, Patchy ni siquiera hace nada más que recostarse contra la pared. Pero no lo dejan ir. Patch lo tira hacia atrás, pero no aparta su mano de su muslo.

Esto se siente como uno de esos sueños que Eugene llegó a tener en la que terminaba haciendo más cosas de las que debería frente a gente que ignoraba su sonidos. Quiere pellizcar para saber si no es un sueño.

Debe ser el alcohol que ha ingerido. Pero mierda. De alguna forma se encuentra besando a Patch, de alguna manera termina en su regazo intentando profundizar el beso.

El mayor Stabbington se mueve, se aleja del lugar en el que estaba y se mueve a su izquierda, o tal vez sea a la derecha. Lo suficiente para proteger a su gemelo de los ojos de todos los demás en la taberna.

Eugene se permite morder, las manos de Patch se mueven hacia abajo, no van más allá de sus caderas. Jadea húmedo cuando se separan. El beso es duro, nada realmente delicado, sin embargo Eugene se siente sediento de más.

—¿Besarme es tu arma, Flynn?—, dejó escapar un gemido, rara vez había escuchado a Patch hablar, y maldita sea, su voz es jodidamente caliente.

—¿Funciono?—, se atreve a preguntar.

El mayor Stabbington se ríe, Eugene había olvidado que él estaba detrás de él, cubriendolos desde el otro lado de la mesa. —Con estar fuera de la cárcel era suficiente.

Eugene se gira para mirarlo, sin bajar del regazo de Patch, debería dejar de llamarlo así. —Llamame Eugene...

—Ron—, dice —Ivar, —señala a su gemelo menor.

Quizás vaya a ser una noche divertida.