𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨

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Narradora:

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Narradora:

Oscuridad, oscuridad, oscuridad, lo único que veía era oscuridad, no sabía cuánto tiempo llevaba vagando en este pasillo oscuro, ni sabía cuánto tiempo iba a seguir en ese lugar, ni quien era el ser que la estaba castigando teniendo la en semejante pasillo que parecía no tener fin, solamente recordaba quien era, su vida y como había llegado a ese lugar.

Flashback:

Narra Cristina:

Mi nombre es Cristina Rodríguez, tengo 29 años, soy la directora de un hospital, mi apariencia física es de una joven de 23 años, cabello castaño, ojos rosa, piel clara y delgada, vivo en mi departamento sola, mis padres fallecieron ya hace mucho tiempo en un accidente automovilístico cuando yo tenía 8 años, vivía con mi abuela materna hasta los 24 años, ya que mi abuela también falleció, me quedé en el departamento donde vivíamos pues tenía muy buenos recuerdos en ese lugar, después del trabajo, y de llegar a mi departamento, siempre me siento en mi sofá y me quedo viendo mis series, animes, películas favoritas o leyendo novelas y fanfics hasta altas horas de la noche.

En estos momentos me encontraba caminando de regreso a mi departamento, hoy había sido un día muy agotador, después de salir del hospital, iba pensando en todo el papeleo que tenía acumulado, entonces recordó al protagonista de mi anime favorito, Naruto.

Suelto una pequeña risa al darme cuenta de mi pensamiento, me comparaba inconscientemente con Naruto cuando tenía montañas de papeleo por revisar y firmar, y aunque me daba cierta gracia la comparación, no podía evitar sentirme igual o más cansada, con solo pensar de que tenía más papeleo que me esperaba para el día siguiente.

En medio de mis divagaciones, escucho como mi estómago dió un sonido para nada silencioso, haciendo que me diera cuenta de lo tarde que era, afortunadamente estaba pasando justo al frente de una tienda donde vendían diferentes tipos de golosinas, que a pesar de que no era exactamente lo más sano, no dude ni un minuto en comprar una gran cantidad de estas.

Seguí mi camino a un paso moderado, no tenía prisa, de todas maneras nadie me estaba esperando en casa, en estos momentos de mi vida entiendo cómo se sintió Naruto, en su infancia y gran parte de su juventud, la verdad si es muy solitario y deprimente el saber que no tienes a nadie esperando tu regreso, ni esperando con una sonrisa tu llegada.

Sin notarlo ya había llegado a mi hogar, saque mi llaves, abrí la cerradura y finalmente entre al departamento, después de darme una refrescante ducha me puse una pijama, me senté en el sofá y me dispuse ver un maratón de Naruto Shippūden, mientras comía mis golosinas, está era como la octava ves que lo veía, y la verdad me encantaba, y sin darme cuenta me quedé dormida.

Ya eran las 3:37 AM de la madrugada, cuando siento que no puedo respirar correctamente, al abrir mis ojos me doy cuenta de que todo estaba en llamas, literalmente, había fuego por todas partes, a las afueras del edificio escucho un sonido de sirenas de bomberos, al ver todo en llamas, salgo rápidamente del departamento para salir del edificio, en medio de mi salida escucho un llanto de un niño, y recuerdo que en departamento del lado, vivía una mujer joven con su niña de 7 años.

𝗨𝘇𝘂𝗺𝗮𝗸𝗶: 𝗥𝗲𝗲𝗻𝗰𝗮𝗿𝗻𝗲 𝗲𝗻 𝗡𝗮𝗿𝘂𝘁𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora