Por si vuelves ll.

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Dareck.

Me encontraba recostado en mi cama, mirando mi celular cuando siento que vibra en mis manos. Recibo un mensaje de Marc, diciendo que vendría a mi casa a las 7. ¿A las 7? Tenía unos minutos para cambiarme y estar un poco más presentable para él, así que decidí mirar mi móvil un rato más, hasta que de pronto faltaban solo 10 minutos para las 7. Salté de mi cama y comencé a quitarme el pijama, me puse el pantalón que me había llevado a la escuela y me puse una camisa de color blanco sin diseño. Peiné un poco mi cabello y cepillé rápidamente mis dientes mientras escuchaba gritar a mi madre desde la planta baja avisando que Marc estaba aquí.

Bajé corriendo las escaleras y lo recibí con una sonrisa, aunque él ya estaba adentro. Marc sonreía, pero sus ojos no lo hacían.

—Dareck, ¿podemos hablar? —preguntó en un tono serio.

—Claro. ¿En mi habitación?

—Sí, vamos.

Lo sentí subir las escaleras detrás mío. Estaba nervioso, pero un poco preocupado por Marc. Sus ojos se veían un poco tristes e hinchados.

Entramos a mi habitación y la cerré con seguro, pues sentía que lo que Marc quería decirme era algo serio, no quería que entrara Zoe a interrumpir nuestra conversación.

—Dareck —su voz se quebró.

—¿Estás bien?

—Me voy —soltó y tragó grueso, mostrándose un bulto en su garganta como si se tragara sus palabras.

—¿Cómo que te vas? —pregunté, confundido.

—Me voy al equipo Hereford.

Me quedé callado, no sabía cómo reaccionar ante eso. No sabía si eso era bueno o malo para nosotros.

—Me ofrecieron un espacio, Dareck. Lo tomé, porque es mi sueño y de verdad quiero lograrlo, pero no quiero que pienses que me olvidé de ti, porque si lo pensé y...

—¿Y qué hay de mi? —pregunté con los ojos llorosos.

Mi vista se nublaba por las lágrimas y por mi mente pasaban imágenes distorsionadas, recuerdos de nosotros y futuros en blanco.

—Dareck, escucha —me tomó por los hombros, él también tenía los ojos llenos de lágrimas y su voz estaba rota—, el técnico Toronto dijo que pronto habría un espacio para ti en el equipo, pronto estaremos juntos.

—Marc, pero te irás. ¿Y yo qué hago? Dijimos que brillaríamos juntos.

—Así será, Darek. Pero espera un poco, por favor, prometo que brillaremos juntos.

—¿Cuándo te vas? —logré preguntar.

—El sábado.

—Marc, pudiste habérmelo dicho antes. ¿Desde cuándo lo supiste?

Aunque no sea conmigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora