Daba la hora nona, las hermanas rezaban en la capilla las oraciones al Señor de la Misericordia, presididas por la superiora. La hermana Irene no podía concentrarse, sentía un escalofrío recorriendo su espalda, en un parpadeo sus ojos se tornaron de color ámbar brillante y lograron percibir una visión, en esta Irene parecía ver a través de los ojos de otra persona, los de una mujer de mediana edad, la escena era un exorcismo, Irene sintió un vuelco en el corazón al ver al poseído en sus brazos mientras le limpiaba de su rostro las lágrimas de sangre que lloraba a cada palabra que el sacerdote pronunciaba, vio con horror las cruces invertidas que aparecían por todo su cuerpo. Irene supo que aquel hombre era Maurice en otro tiempo y otro espacio, aquella visión era una profecía, comprendió entonces.
La hermana cayó en un profundo desmayó cuando la visión acabó, esto alertó a las hermanas.Cuando Irene despertó de aquel desmayo estaba en su cama, su inseparable amiga estaba ahí, la hermana Debra había estado velando a su lado mientras estuvo inconsciente.
—Lo vi, hermana. —fueron las palabras de Irene al despertar.
—Tome un poco de agua, hermana —dijo acercándole un vaso.
—Tuve una visión horrible en la que Maurice era poseído por el mal, fue tan real, el lloraba sangre...
—Está muy alterada, intente descansar —imploró Debra.
—No puedo quedarme así sin hacer nada, necesito hacer algo, debo evitar que le pase algo a Maurice.
—Hermana, no la voy a dejar hacer eso sola, estoy con usted... Pero por ahora tranquilícese y descanse -Expresó la joven hermana.
Irene pasó aquella tarde en reposo, en la lóbrega y solitaria habitación, eran ella y sus pensamientos. Debía ir a Francia y encontrar a Maurice antes de que su destino se cumpliese, pero no tenía permiso para salir del convento ni dinero para costear el viaje.
—Padre Burke, ojalá estuviese vivo, necesito tanto de su consejo, seguro usted tendría una solución —dijo con los ojos húmedos recordando a su amigo y compañero de lucha contra Valak en Santa Carta.
Francia
Maurice despertó aquel lunes muy temprano, Kate no estaba en casa, se había ido a trabajar. El francés se vistió y salió de la habitación, tomó un desayuno modesto mientras se preparaba para trabajar, notó una cantidad anormal de moscas y escarabajos dentro de la casa, se asustó y se levantó para investigar de donde venían, abrió las cortinas y miró afuera, cayó de espaldas por tal impresión.—No puede ser —gritó.
Salió corriendo fuera de la casa para encontrarse con aquella desgracia, su maizal estaba destrozado por los insectos, las calabazas hechas puré, y de sus preciados tomates no quedaba nada, un enorme enjambre de insectos cubrían su granja, entre la oscura nube de animalejos logro vislumbrar la silueta de Valak; aterrado, triste y devastado, Maurice volvió adentro, no podía pensar claro después de lo sucedido y por su mente pasó la idea de acabar con su vida, tomó su escopeta con detenimiento y suspiró decidido. Fue en el preciso instante de jalar el gatillo en el que su imaginación invocó el recuerdo de Irene, estaba consciente del amor que sentía por ella, y sabía que aunque prohibido era correspondido. No podía morir sabiendo cuanto lastimaría a la mujer que más amaba en el mundo, tiró el arma y se sobrepuso.
Italia
Mientras Irene dormía, en sus sueños podía escuchar una voz conocida, su devoción y su don de contactar con los muertos le permitían escuchar la voz del Padre Burke, entre susurros ininteligibles pudo escuchar una frase que se quedó bien grabada en su mente «La respuesta está bajo la cruz de San Pedro ¡Dése prisa, hermana!». Entre una luz cegadora logró mirara borrosamente la silueta del fallecido sacerdote, esto aumentó su fe.
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La monja 3
FanfictionLa hermana Irene tiene una horrible visión sobre el destino de Maurice, está decidida a evitarlo, para ello deberá encontrar una reliquia sagrada aún más poderosa para acabar definitivamente con Valak y salvar a Maurice de su desafortunado final que...