El siguiente día llegaba, Maurice se quedó toda la noche anterior bebiendo hasta la ebriedad, cuando despertó tenía una resaca terrible, aún así tenía bastante por hacer, recoger cualquier cosa rescatable de su cosecha y recuperar un poco de su inversión. Era de madrugada y aún el sol no salía, mientras estaba en sus deberes, su linterna frontal empezó a parpadear y finalmente se apagó. De pronto Frenchie vio frente a él a la monja demonio, Valak lanzó un ensordecedor alarido mostrando su horrorosa boca de afilados dientes y abriendo sus ojos que brillaban como fuego entre la penumbra. Maurice corrió pero tropezó con algo que enredó su pierna, se dio cuenta entonces que el suelo estaba repleto de serpientes, reptaban a su alrededor, le mordían y se subían sobre de él sepultándole en una enredadera de aquellos fríos reptiles.
La hermana Irene otra vez despertó con una pesadilla aquella madrugada, creyó entre sueños haber escuchado los gritos de Maurice, sabía que estaba siendo víctima de algo malvado. Volteó a su alrededor y no encontró a la hermana Debra, pronto escuchó un hórrido grito de genuino terror, proveniente de las entrañas de la hermana Debra; Irene se levantó de su lecho y corrió siguiendo el grito para descubrir de donde provenía. Cuando Irene llegó a la capilla quedó helada de horror, abrazó entre su regazo a la hermana Debra para tranquilizarla, mientras observaba aquella macabra escena sin dar crédito a lo que veía: El hermano Piero estaba muerto, crucificado de cabeza en una cruz invertida, sus ojos fuera de sus cuencas, colgando del nervio óptico, el cuerpo estaba sin una gota de sangre en las venas, pues toda estaba regada por el suelo, entre esta reptaban incontables serpientes negras.
—Esto debe ser obra de Valak —aseveró la hermana Debra.
—Si, pero lo que no sabe es que acaba de darme una pista grandísima —replicó la hermana Irene agarrando coraje.
Irene se aproximó hasta el crucificado, leyó la inscripción bajo la cabeza del Hermano Piero. No tenía la típica sigla INRI, tenía la frase: «Qui bonum novit, etiam melius malum novit». Irene recordó haber visto aquella frase como título de alguno de los libros manuscritos del hermano Piero. Ahora todo tenía sentido para Irene, tal y como lo dijo el Padre Burke, la repuesta esta bajo la cruz de Pedro:
El hermano Piero (Pedro), crucificado en una cruz invertida de la misma forma en que el apóstol de Jesucristo lo fue en tiempos de Nerón.—Hermana vámonos de aquí, pero antes encontremos el libro del hermano Piero —sugirió Irene.
Ambas monjas corrieron hacia la biblioteca, entre una marea de libros buscaban, había tantos y tan llenos de conocimientos prohibidos que incitaban a llevárselos todos, pero Irene tenía en la mira aquel de portada escarlata con el título ya mencionado, que traducido sería "Quien conoce el bien, conoce mejor el mal".
—Aquí está, vámonos —gritó Irene sosteniendo el libro.
Las hermanas salieron de ahí corriendo, a toda prisa entraron en la camioneta y acelerando a fondo partieron dejando muy atrás el monasterio.
—Dios mío, perdón por esto, pero no pudiera yo ayudar a Irene sin estas cosas —dijo la hermana Debra sacando varios objetos de valor que escondió debajo de su hábito.
La hermana Irene se vio perturbada por lo que hizo Debra, había hurtado un candelabro y un crucifijo de oro macizo, pero antes de regañarla recapacitó, el hermano Piero ya no necesitará más esas cosas, ella y la hermana Debra si, con eso costearían el viaje.
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La monja 3
FanfictionLa hermana Irene tiene una horrible visión sobre el destino de Maurice, está decidida a evitarlo, para ello deberá encontrar una reliquia sagrada aún más poderosa para acabar definitivamente con Valak y salvar a Maurice de su desafortunado final que...