Capítulo uno (2/2)

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—Juro que si alguien lo toca voy a matar gente hoy —voy gruñendo a medida que camino como un desquiciado a través del área VIP completamente desierta. Después de marcar un número de teléfono coloco el aparato contra mi oreja y espero a que mi jefe de seguridad responda.

—¿Señor?

—¿Cómo carajo se pierde un niño de 6 años con el doble de la seguridad que normalmente tenemos, Kevin?

—Señor, el niño se perdió antes de llegar a nuestro cargo.

Joder.

No puedo mandarlo a la mierda si no tiene la culpa.

—Quiero que lo encuentres en los próximos tres minutos, Kevin. Si es que no lo encuentro yo primero.

—De acuerdo, señor. ¿Necesita algo más?

—No.

Termino con la llamada y me detengo de golpe tratando de recuperar la respiración. Ni siquiera después de tres rounds en el cuadrilátero se me dificulta tanto respirar como en este momento.

Mi teléfono comienza a sonar de nuevo y cuando aparecen las frases ''Número desconocido'' en la pantalla siento como todo mi cuerpo se tensa mientras mi mente se deja llevar por pensamientos negativos.

Me aclaro la garganta y atiendo la llamada lo más rápido que puedo.

—¿Quién habla?

—Eh... buenas noches —responde la voz de una mujer al otro lado y en perfecto acento inglés. Joder.— ¿Hablas inglés?

—Si. ¿Quién habla?

—Te lo haré bien corto: tengo conmigo a un niño que se llama Chris y dice que eres su padrino. Me pidió llamarte porque tiene mucho miedo. ¿Llamé al número correcto?

—Si. —respondo de inmediato—. Dime en donde estás.

—Estoy en... espera, déjame ver el nombre de la zona. —la mujer hace algunos ruidos extraños, como si se estuviese moviendo, y luego vuelve a la línea—. Estoy en la ZONA ROJA. Me acabo de detener justo en la puerta, del lado derecho. Tengo un uniforme de médico azul marino. Esperaré aquí con el niño... y si puedes traer algo que te identifique, te lo agradecería.

—Bien. Estaré allí en cinco minutos.

—De acuerdo.

Termino la llamada y literalmente corro con todas mis fuerzas hacia donde me indicó la mujer (que gracias a Dios está justo dentro de la zona VIP). A diferencia de la zona en la que estoy que está completamente vacía, la ZONA ROJA es en donde están el resto de los famosos que no pueden venir hacia la ZONA GOLD, que es básicamente tras bastidores.

Cuando llego a donde se supone que está Chris inmediatamente busco las puertas que me dijo la mujer y el aire escapa de golpe de mis pulmones cuando veo a una chica de tal vez veintiséis años vestida con uniforme de médico. Está sosteniendo a Chris contra su pecho, acariciándole la espalda y hablándole como si fuese prácticamente su hijo. Chris tiene una gran sonrisa, aunque tímida; pero la está mirando casi con devoción.

¿Quién es ese y qué hicieron con mi ahijado?

Cuando soy capaz de ver el rostro de la mujer una vez que se voltea, me quedo petrificado en donde estoy. No es la mujer más hermosa que he visto... tengo que admitirlo. He viajado demasiado y he visto muchas cosas. Pero su sonrisa... y la mirada tan pacífica y pura que tiene la hace lucir como el ser más espléndido que mis ojos han visto.

Es preciosa.

Y es médico.

Tengo que aceptar que mi ahijado tiene muy buen gusto.

En algún momento decido comenzar a caminar de nuevo, ahora menos estresado y porque estoy seguro de que Chris la está pasando increíble. Es evidente que esta mujer sabe como manejar a los niños. No puedo evitar sonreír cuando me doy cuenta que está tratando de distraer a Chris señalándole un montón de cosas y hablando de quién sabe qué mientras espera por mí y trata de trasmitirle esa paz que desborda.

Es increíble.

Nunca antes había visto a una mujer que desbordase tanta paz y fuerza al mismo tiempo. Es... de verdad es preciosa.

Y tiene que ser un ser muy especial porque Chris es uno de esos niños que no puede soportar que nadie lo toque además de su familia. Claro que... este ángel que lo encontró sin duda puede entrar en el grupo de los más adorados por Chris. Solo hay que ver como la mira para darse cuenta de que está totalmente enamorado de ella.

¿Y quién podría culparlo?

—Buenas noches —susurro deteniéndome detrás de ellos. Ambos desvían la mirada al instante hacia mí y los ojos de Chris se iluminan incluso más, haciéndome sentir el ser más especial del universo.

Como adoro a este niño.

—¡Padrino! —exclama, sonriendo grande.

Sin embargo, no deja ir el cuello de la doctora.

—Buenas noches —responde ella, sonriéndome con amabilidad—. Supongo que tú eres el tío Sher.

—Supones bien. —le devuelvo un intento de sonrisa... porque por primera vez en mi vida estoy jodidamente nervioso—. Gracias por... er... cuidar de él. Estábamos buscándolo.

—Si, lo imaginé. —desvía la mirada hacia Chris y le sonríe.

Habla el inglés casi perfecto. Casi.

En el fondo todavía soy capaz de darme cuenta de que su idioma nativo no es el inglés... porque el mío tampoco lo es. Entre foráneos nos reconocemos.

Por un momento soy consciente de la increíble conexión que acaba de formar Chris con esta preciosidad de mujer y casi siento celos.

Me gustaría que ella me sostuviera así.

—Bueno, Chris. Es momento de volver con tu tío.

—¡No! —exclama él, apretándose a su cuello.Mis ojos se abren de par en par y no puedo evitar que se me escape una carcajada. Ella me observa con una ceja enarcada y de repente luce bastante desconfiada.

—¿Por qué no quieres ir con tu tío? —escucho que le pregunta, casi tratando de que yo no la escuche.

—Es bastante obvio —le respondo, cruzándome de brazos—. Está muy feliz con su doctora nueva.

Ella sonríe hacia Chris y le besa en la mejilla.

—Ha sido un placer, bebé. Pero tienes que volver con mamá y con papá. Deben estar muy preocupados.

Joder.

Se me había olvidado que Julie debe estar volviéndose loca.

—Chris, mamá está muy preocupada —le digo, haciendo muecas de que es mejor que vayamos rápido—. Y tengo que ir a prepararme. Es momento de despedirse de la doctora.

—Está bien —dice Chris, haciendo pucheros.

Me sorprende cuando rodea el cuello de la doc con cariño y deja un beso en su mejilla, haciéndola sonreír.

—Muchas gracias por ayudarme —le dice, antes de regalarle una enorme sonrisa—. Le diré a mi mamá que quiero que seas mi nueva doctora.

—Está bien, cielo. —le responde ella, dejándolo sobre el suelo—. Estaré encantada de recibirte. Pórtate bien y no vuelvas a perderte de mamá.

—Está bien. —le da un último abrazo rápido y luego corre hacia donde estoy, estirando sus bracitos para que lo coja en volandas.

—Gracias —digo, aprovechando mi turno para poder mirarla directamente a los ojos.

Y al segundo en el que lo hago me arrepiento.

Cuando sus ojos se conectan con los míos mi estómago se sacude y mi cerebro se vuelve líquido.

¿Qué mierda acaba de pasar?

BEATS (Libro 1) - Versión en EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora